SAO PAULO/RÍO DE JANEIRO.- Miles de brasileños volvieron el domingo a manifestarse, aunque en menor número que en otras ocasiones, contra la corrupción y las intrigas que buscan poner al abrigo de la justicia ordinaria a centenares de políticos bajo sospecha.
Los lemas de la convocatoria -"Fin de la impunidad" y "Renovación política"- englobaban la exigencia de poner fin al foro privilegiado para juzgar a ministros y legisladores.
Además, denunciaban las tentativas de modificar el sistema electoral y de amnistiar las donaciones no declaradas a campañas políticas (la "Caja 2").
Los grupos que llamaron a los actos tuvieron un papel determinante en el "impeachment" de la Presidenta de izquierda Dilma Rousseff en 2016, pero su campaña de moralización de la vida pública choca con el gobierno de su sucesor conservador Michel Temer.
"Tenemos que cambiar y moralizar el país. Acabar con ese descaro total que hay en Brasilia. Llegó la hora de la limpieza total", afirmó Marcelo (solo aceptó dar su nombre), un abogado de 78 años que concurrió a la protesta de Rio de Janeiro frente a la playa de Copacabana.
Se estima que más de cien políticos -entre ellos media docena de ministros- figuran en los pedidos de denuncias enviados al Supremo Tribunal Federal (STF) por el fiscal general Rodrigo Janot, en base a confesiones de exejecutivos de la constructora Odebrecht.
Los manifestantes, en general de barrios acomodados con predominancia blanca, tienen divisiones entre sí y las tendencias van de quienes sueñan con lograr el pleno funcionamiento del Estado de derecho a quienes creen que la solución pasa por la flexibilización del porte de armas o el retorno de una dictadura militar (1964 -1985).
Pero todos defienden la Operación Lava Jato ("lavadero de autos") y a su principal impulsor, el juez Sergio Moro. En tres años, esa investigación desveló la existencia de una gigantesca red de corrupción en la estatal Petrobras y ya llevó a la cárcel a decenas de peces gordos de la política y las finanzas.
"Lava Jato es nuestro patrimonio", proclamó un orador desde un camión de sonido de la organización Vem Pra Rua (VPR, Sal a la calle) en la playa carioca. "Los políticos están empavorecidos", añadió.
En Sao Paulo, la capital económica y financiera, Tatiana Penachio, una estudiante de 34 años, mostró su hartazgo.
"Estoy decepcionada con todos los políticos. Me manifesté contra Dilma, porque tenía esperanza de que las cosas iban a cambiar, y no me gusta el gobierno de Temer. El mayor problema de Brasil es el foro privilegiado, hasta que no lo quiten, los bandidos seguirán en el poder y el pueblo sufriendo", sostuvo.