SANTIAGO.- El miércoles se informó que la chileno-sueca Zaida Catalan y el estadounidense Michael Sharp, aparecieron asesinados luego de ser secuestrados el 12 de marzo junto a cuatro acompañantes en la provincia de Kasai Central, en la República Democrática del Congo (RDC), mientras investigaban para la ONU, hechos de violencia y violaciones a los derechos humanos por parte del Ejército del país y grupos paramilitares locales.
El secretario general de la ONU, Antonio Guterres, dijo que "Zaida Catalan y Michael Sharp perdieron su vida intentando comprender las causas del conflicto y la inseguridad en la RDC, con el objetivo de ayudar a devolver la paz a este país".
Es así como este crimen se enmarca en la situación conflictiva que vive la RDC hace años y que ha causado según Naciones Unidas, la muerte de al menos 400 personas y el desplazamiento obligado de unas 200 mil sólo en 2016.
Lo que pasa en el Congo
Desde 1999 la ONU realiza una misión sobre el terreno, llamada Monusco, para contribuir a la estabilización del país, el cual continúa frágil desde la segunda guerra del Congo que finalizó el 2003.
El conflicto involucró al Gobierno liderado por Laurent Kabila –el padre del actual Presidente, Joseph Kabila- y sus aliados -Angola, Chad, Namibia, Zimbabwe y Sudán- contra rebeldes apoyados por Ruanda y Uganda, llegando a su fin con el tratado de Pretoria firmado el 17 de diciembre de 2002.
Aunque la intensidad de la violencia y sus consecuencias se han reducido con el tiempo, existe un descontento en el presente porque el Presidente Joseph Kabila canceló las elecciones presidenciales previstas para noviembre de 2016, y comunicó que permanecería en el poder hasta que se fijara una nueva cita electoral, no antes de abril de 2018, generando continuos brotes de violencia política y represión gubernamental de la oposición.
El problema nacional, que ha provocado la huida de cerca de 60 mil personas a países vecinos desde el 2012 según Oxfam, se ha reflejado en distintas provincias del país, especialmente en Baraka, Beni, Ituri y Kolwezi. Sin embargo, en la región de Kasai Central se han visto los últimos incidentes, entre estos el crimen de los expertos de la ONU encontrados el miércoles.
El origen del conflicto en Kasai Central
A raíz de los enfrentamientos entre el Gobierno y su oposición por la deplorable calidad de vida y el constante peligro en el que viven, la guerrilla Kamuina Nsapu ha ocupado el principal foco de atención por los crímenes cometidos en Kasai Central.
Es tan grave la situación en esa región que la cabeza del Vaticano el Papa Francisco ha realizado un llamado para se impulse la ayuda humanitaria en esta provincia.
"Lamentablemente siguen llegando noticias de enfrentamientos violentos y brutales en la región de Kasai Central, de la República Democrática del Congo. Siento profundo dolor por las víctimas, en especial por tantos niños arrebatados de sus familias y de la escuela para ser usados como soldados. ¡Ésta es una tragedia: niños soldados!", remarcó el Pontífice.
Quiénes son los Kamuina Nsapu
La guerrilla que ha protagonizado el alzamiento del pueblo contra el Estado, lleva el nombre de Kamuina Nsapu -se les distingue por la banda de tela roja que usan en la frente- por el título del jefe tradicional Jean-Pierre Nsapu Pandi, quien fue asesinado en agosto del año pasado en un enfrentamiento con la policía en Tshimbulu.
Nsapu Pandi, quien murió a los 50 años, llamó a los lugareños a enfrentarse ante el Gobierno después de que las autoridades no reconocieran la jefatura del territorio de Dibaya, en Kasai Central, que debía haber heredado de su padre.
Los discursos que dio este líder generaron adhesión del pueblo, ya que acusaba la miseria, injusticia y los abusos del Estado, un Gobierno cuyos agentes realizaron 64% de las violaciones de derechos humanos cometidas en el país en 2016, incluidas 480 ejecuciones extrajudiciales, de acuerdo con el último informe del secretario general de la ONU sobre Congo.
Tras la muerte del líder, los Kamuina Nsapu doblaron sus ataques y sólo en febrero de este año, murieron más de 100 personas en los enfrentamientos entre las fuerzas del Gobierno y esta milicia, según informaciones de la Oficina del Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos.
También este grupo ha sido perseguido por el Gobierno y organizaciones de Derechos Humanos, por reclutar a muchos menores de edad, incluso de cinco años, según International Crisis Group.
Ahora, la crisis parece que se mantendrá, mientras los hechos han recrudecido. Así, urge tomar medidas más drásticas mientras los observadores del mayor organismo internacional siguen muriendo.