Miembros del Ejército sirio.
AFP
MOSCÚ.- Rusia aseguró este miércoles que sigue apoyando al Ejército sirio pese a las acusaciones de que el régimen de Bashar al-Assad está detrás del presunto ataque con armas químicas que dejó ayer al menos 72 muertos en el país árabe.
"Rusia y sus Fuerzas Armadas continúan la operación de apoyo a las operaciones antiterroristas para la liberación del país que conduce el Ejército de Siria", dijo Dmitri Peskov, vocero del Kremlin, a medios locales.
En cuanto a la posibilidad de que el Consejo de Seguridad de la ONU celebre una votación sobre ese incidente, Peskov aseguró que, "como mínimo, Rusia aportará de manera argumentada los datos que fueron desvelados por Defensa".
El vocero del Ministerio de Defensa ruso, el general Ígor Konashenkov, informó antes que la aviación siria bombardeó el lunes, durante una hora, un depósito de armas de los insurgentes que albergaba un taller para la producción de armas "tóxicas" destinadas a Irak.
"Desde este enorme arsenal de armamento químico, los combatientes las enviaban al territorio de Irak. Su utilización por los terroristas ha sido demostrada tanto por las organizaciones internacionales como por el Gobierno de ese país", dijo.
Rusia negó que su aviación hubiera bombardeado esa zona, después de que el Observatorio Sirio de Derechos Humanos acusara a aviones rusos o sirios de lanzar un ataque químico en la provincia de Idleb.
"Los aviones de las Fuerzas Aéreas de Rusia no han efectuado ningún ataque en la zona en torno a la localidad de Jan Shijún, en la provincia de Idleb", informó ayer el Ministerio de Defensa ruso en un comunicado.
Desde el inicio de la intervención aérea rusa en Siria hace más de un año y medio, Moscú ha negado todas y cada una de las acusaciones de bombardeos indiscriminados contra la población civil del país árabe.
Tanto las potencias occidentales como también China o la ONU han pedido una investigación objetiva del bombardeo, mientras el presidente de EE.UU, Donald Trump, y el Reino Unido han acusado a Damasco de un supuesto ataque químico que Francia calificó de "crimen de guerra".