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Puerto Rico, "la colonia más antigua del mundo" que quiere convertirse en el 51° estado de EE.UU.

En medio de una grave crisis económica, los ciudadanos votaron en un nuevo referéndum sobre su relación con la potencia norteamericana. Una consulta que volvió a enfrentar a quienes intentan anexarse y quienes buscan una independencia total.

12 de Junio de 2017 | 11:22 | Por Valentina Salvo U., Emol
SANTIAGO.- Puerto Rico quiere convertirse en el estado número 51 de los Estados Unidos. Así al menos lo habría revelado el referéndum no vinculante realizado este domingo, en el que poco más de medio millón de ciudadanos votaron a favor de dicha opción.

La consulta, realizada en medio de la profunda crisis económica que vive Puerto Rico, buscaba determinar cuál era la preferencia de la población respecto de los tres escenarios posibles para el futuro de la isla: la anexión como un nuevo estado de la Unión, la independencia total de EE.UU. o mantener el statu quo en el que viven hoy.

Sin embargo, el proceso electoral que le costó al país 7,5 millones de dólares, no logró convocar a los votantes. La cifra de afluencia a las urnas fue de apenas un 23%, es decir, sólo 518 mil de los 2,26 millones de electores, ejercieron su derecho a sufragar.

Un número que para el Gobierno puertorriqueño, impulsor de la anexión, no afecta la validez del proceso; pero que para la oposición independentista, que se manifestó este domingo en las calles, revela el descontento de los ciudadanos con el liderazgo político actual en la isla.

"La colonia más antigua"

Aún así, esta no es la primera vez que acuden a las urnas con este objetivo. Puerto Rico es un Estado Libre Asociado (ELA) a Estados Unidos desde 1952. Ese año, pasó de ser una colonia reconocida por la ONU, a obtener el título de territorio autónomo. Aún así, muchos lo denominan "la colonia más antigua del mundo".

El statu quo establece que posee autoridad sobre su política interna, pero que de todas formas está supeditado a las leyes estadounidenses (no tiene soberanía) y que no posee control sobre sus relaciones exteriores. Ello se vislumbra, por ejemplo, en que en el Congreso de EE.UU. hay un delegado puertorriqueño con voz, pero sin voto, y en que sus nacionales poseen ciudadanía estadounidense, pero no tienen derecho a escoger al presidente de ese país mientras vivan en la isla. Por contraparte, no pagan impuestos federales.

Desde entonces, Puerto Rico ha celebrado referéndums en 1967, 1993, 1998 y 2012 además del de este domingo. En la consulta de 2012, por primera vez una mayoría de los votos válidos apoyaron la opción de convertirse en el primer estado de la Unión de habla hispana. No obstante, en esa misma elección, el 30% de los votos resultaron ser blancos o nulos, por lo que el proceso se vio opacado por la validez de la votación.

La crisis

Los problemas de Puerto Rico se agravaron hace una década. En ese entonces, la isla vivía de las bonanzas que le otorgaba la presencia de empresas norteamericanas, que conquistadas por la exenciones de impuestos, decidían instalarse en su territorio. Pero todo se vino abajo cuando EE.UU. decidió abolir el beneficio que por 20 años sustentó la economía puertorriqueña.

Sumado a ello, la crisis bancaria e hipotecaria reveló circuitos de corrupción en el sistema financiero y obligó al cierre de al menos tres bancos. Para cubrir el déficit creado, Puerto Rico comenzó a endeudarse profundamente hasta llegar a los US$72.000 millones de deuda que el mes pasado lo obligaron a declararse en quiebra.

Desde entonces, todo fue caída libre. Hoy la tasa de pobreza es de 46%; el desempleo alcanza el 12%; y miles de ciudadanos han comenzado a emigrar a territorio norteamericano. A pesar de que Washington supervisa las finanzas de este estado libre, no muestra una disposición a rescatarlo, entre otras cosas, porque no es propiamente un estado de la Unión.

Ser o no ser el estado número 51

Así es como el gobierno de la isla, liderado por Ricardo Rosselló, ha determinado que la única y gran solución para la crisis puertoriqueña es la anexión. Él y quienes lo respaldan aseguran que al convertirse en el estado número 51, el gobierno federal le inyectaría a la isla los recursos necesarios para sacarla del agujero económico y le permitiría acogerse a la protección de las leyes de bancarrota.

Pero la nueva administración que asumió en enero de este año, ha sido duramente cuestionada por los opositores. El alto costo del referéndum ha sido su principal blanco de críticas, aún más cuando este semestre cerró 163 escuelas del sistema público argumentando un recorte del gasto.

Ello le habría pasado la cuenta y habría fomentado el boicot a la consulta, impulsado por la oposición independentista. Los niveles de participación electoral, que llegaron a su punto más bajo desde 1967, así lo demostraron.

Rosselló, líder del Partido Nuevo Progresista (PNP), aseguró que seguirá adelante con la que fue su principal promesa de campaña: "Acudiré a los foros internacionales para defender el argumento de la importancia de que Puerto Rico sea el primer estado hispano de Estados Unidos".

Sin embargo, es el Congreso federal de EE.UU. el que tiene la última palabra. Y por lo que muchos prevén, los altos costos políticos y monetarios que implicaría la medida para la mayoría republicana en el Parlamento, harían que las intenciones de Puerto Rico de convertirse en estado de la unión queden varadas, una vez más, en las costas de la isla caribeña.