SANTIAGO.- "La voluntad de diálogo ha sido permanente por parte de Chile, y hoy
es el Gobierno de Bolivia el que tiene la oportunidad de terminar con las descalificaciones y permitir un mejor clima", aseguró el canciller Heraldo Muñoz al diario boliviano
El Deber, en una entrevista donde abordó la reunión sostenida por el Comité de Fronteras e Integración de ambos países el pasado martes.
En la oportunidad, los participantes afirmaron haber alcanzado "múltiples" acuerdos de cooperación fronteriza, luego de las polémicas causadas por la fuerza policial de ambas naciones en el terreno limítrofe.
"Veníamos invitando desde el 2012 a este comité y Bolivia se había negado (...) Hace dos años sostuve una reunión con el entonces canciller Choquehuanca y le propuse abordar una agenda de 12 puntos (dado que Bolivia había llevado el tema marítimo a La Haya) y no hubo disposición a ese diálogo. Bolivia quería demandarnos y, paralelamente, hablar de su aspiración marítima", afirmó también el canciller.
Fueron esos dichos los que salió a rebatir el ministro de la Presidencia boliviano, René Martínez, quien afirmó que Bolivia está disponible para dialogar con Chile "temas en concreto". "Cuando hay buena fe, cuando hay una propuesta específica de resultados, sí pueden tener avances", agregó.
Sin embargo, el ministro acusó un doble estándar por parte de Muñoz. "Querer destrabar la agenda de 12 puntos a estas alturas, tomando posiciones absolutamente contradictorias, muestran los dos lados de una misma cara: Heraldo Muñoz, discursivamente ahora flexibilizándose, y en los hechos materiales (...) con una posición atrincherada con Bolivia", afirmó.
"Don Heraldo Muñoz siempre nos ha hablado en determinado momentos muy suelto, muy flexible, muy deseoso discursivamente para que podamos discutir varios temas entre los dos países, pero es uno de los más acérrimos, de los más radicales de oponerse a que pudiéramos resolver temas sin tener relaciones entre dos países", agregó.
La autoridad boliviana reiteró que Bolivia seguirá coherente con su estrategia "de señalar que el hecho de tener dos demandas de carácter internacional (no impide) tomar temas en concreto, más allá de la radicalidad discursiva de las propias autoridades de Chile, por la necesidad de conflictos que podamos tener en fronteras".
