NUEVA DELHI.- Un conflicto separatista en los montes de la parte india de los Himalaya amenaza con provocar una escasez de té negro de Darjeeling, compuesto de aromas florales y de color pálido, una de las variedades más prestigiosas de esa bebida. Algunos tés refinados alcanzan el precio de 1.500 euros el kilo.
De junio a agosto se cosechan en promedio unos ocho millones de kilos de té en decenas de plantaciones para alimentar el mercado mundial, especialmente Europa.
Pero debido al conflicto entre los gurkhas -una etnia de origen nepalés a la cual pertenecen la mayoría de los obreros de las plantaciones- y el gobierno de Bengala Occidental, la producción cayó en un 90% en junio.
Según algunas estimaciones, los precios podrían aumentar un 20% y algunas plantaciones de té demorarían años en volver a una situación normal.
"La cosecha de este año está perdida", declaró Sanjay Mittal, director de Ambiok.
Si la huelga continúa unos meses más, "casi el 50% de la plantación será cerrada durante al menos dos o tres años", advirtió Ankit Lochan, presidente de la asociación de negociantes de té Siliguri.
Solamente 140.000 kilos de té se produjeron en junio, contra 1,33 millones de kilos en junio de 2016, indicó Tea Board India, la instancia de regulación del gobierno.
La situación afecta a los árboles de té, recubiertos de malas hierbas.
"Los árboles de té necesitan ser regularmente regados, desyerbados y podados. Se necesitarán semanas, si no meses, para que los árboles vuelvan a una situación normal. Y se necesitará aún más tiempo para comenzar la producción", explica Mittal.
Desde el comienzo de junio, enfrentamientos e incendios criminales en la montaña de Darjeeling causaron la muerte de tres personas. También llevaron al cierre de empresas y escuelas y obligaron a miles de turistas a irse de la región.
El grupo Gorkha Jamukti Morcha (GJM) milita por la creación de un estado "Gurkhaland" en el seno del estado de Bengala Occidental. Sus integrantes acusan a la población de idioma bengalí de haber explotado sus recursos y haberles impuesto su cultura y su lengua.
La decisión de que la enseñanza del bengalí sea obligatoria en las escuelas de Darjeeling reavivó las tensiones.
La prolongación del conflicto va a favorecer a las marcas de la competencia, que hasta ahora fracasaron frente a la reputación mundial del Darjeeling.
"Si la situación continúa así corremos el riesgo de perder mercados en beneficio de las marcas de té de China, Sri Lanka y Nepal", dice Lochan, que señala que este año solo se ha cosechado del 20 al 30% de una cosecha normal.