RANGÚN.- Al menos 71 policías y rebeldes murieron el viernes en el oeste de Myanmar tras varios ataques de musulmanes rohinyás contra varios puestos fronterizos, unos enfrentamientos sin precedentes desde hace meses, según las autoridades locales.
Según el último balance publicado por el gobierno de la ganadora del premio Nobel de la Paz, Aung San Suu Kyi, 12 miembros de las fuerzas de seguridad y 59 rebeldes rohinyás perdieron la vida.
Los ataques fueron reivindicados por miembros del Arakan Rohingya Salvation Army (ARSA), que asegura llevar a cabo la insurrección desde las montañas de la zona de May Yu.
El término "rohinyá" es tabú en Myanmar, donde se les considera inmigrantes del vecino Bangladesh, por lo que se les llama "bengalíes". En este país de mayoría budista marcado por la influencia de monjes radicales, denuncian a los musulmanes como una amenaza.
Se trata de los enfrentamientos más intensos desde hace meses en la región del estado de Rakhine, donde existen fuertes tensiones entre musulmanes y budistas. Allí viven decenas de miles de rohinyás, una minoría musulmana víctima de fuertes discriminaciones en Myanmar. No tienen acceso ni a los hospitales, a las escuelas ni tampoco al mercado de trabajo.
Más de 20 comisarías de policía fueron atacadas por unos 150 rebeldes rohinyás el viernes temprano, había anunciado el Ejército. El general Min Aung Hlaing destacó que "los combates continuaban" el viernes en esta región fronteriza con Bangladesh. Los atacantes robaron armas en varias comisarías, precisó.
El Gobierno, en tanto, mencionó "la coincidencia de estos ataques con la publicación del informe final de la comisión" dirigida por el ex secretario general de la ONU Kofi Annan sobre la situación de violencia que se vive en este estado. La comisión instó el jueves al Ejecutivo a dar más derechos a los rohinyás, especialmente, de movimiento, pues podrían "radicalizarse".
