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Profesor de Guam, la isla amenazada por Norcorea hace tres semanas: "La vida va retomando su cariz normal"

Clark Limtiaco vive en la capital de la isla, un territorio azotado constantemente por tifones, huracanes y terremotos. "Hemos tenido amenazas de anteriores dictadores, pero es la primera de esta magnitud", afirma.

26 de Agosto de 2017 | 16:48 | Emol
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Reuters
SANTIAGO.- "Al principio cundieron los nervios, se tomó tan en serio como si se acercase un huracán o un tifón. La actividad militar se intensificó y los aviones sobrevolaban con más frecuencia la isla", cuenta Clark Limtiaco, nacido en la ciudad de Agaña, capital de Guam, sobre la reacción que tuvo la isla ante la amenaza nuclear de Kim Jong-un hace tres semanas.

Y es que el territorio -no incorporado a Estados Unidos- recibe un promedio de tres tormentas tropicales anuales y un tifón, que pasa a 300 kilómetros de la isla. Por lo mismo, las autoridades consideran que se encuentra "bien equipada" para cualquier amenaza coreana gracias a su "robusta infraestructura".

"Hemos tenido amenazas de anteriores dictadores, pero es la primera de esta magnitud. Es mayor porque Corea del Norte tiene hoy una tecnología superior a la de años antes", asegura Limtiaco, profesor de idiomas de 49 años, en entrevista con El Comercio, de Perú.

El docente cuenta que las advertencias emitidas por las autoridades difieren en muy poco de las que se entregan ante las emergencias climáticas: la principal diferencia es que aconsejan no mirar a la bola de fuego que generaría una eventual explosión, por los daños que puede causar a la vista.

"Las demás fueron las mismas: aprovisionarse de agua, comida en lata y esas cosas, pero no hubo desesperación", asegura.

Limtiaco dice que es difícil decidir si los más de 160 mil habitantes de Guam temen más a los huracanes o a las amenazas de Norcorea, pero hace una salvedad: "Para los tifones y huracanes la gente puede prepararse con días de antelación; en cambio, un misil de Corea del Norte puede llegar hoy a nuestra isla en 15 minutos. El temor es diferente".

La isla es sede de una de las principales bases militares de Washington en el Océano Pacífico, y la presencia de tropas militares recibe críticas mixtas.

"Hay quienes apoyan la presencia militar y otros que están en contra. Diría que los primeros son una mayoría silenciosa. Los otros, que son activistas de la independencia e indigenistas, son menores en número pero más mediáticos y bulliciosos", relata Limtiaco.

La principal actividad económica de la isla es el turismo, y recibe principalmente visitas desde Japón y Corea del Sur. Por eso, las amenazas de Pyongyang resurgen el temor de que el clima político afecte directamente la economía.

El docente cree que el miedo puede haber aumentado, pero que aún no se puede proyectar el impacto del episodio. "Aún no hay datos certeros sobre las reservas para esa época, supongo que en un mes los hoteles y agencias de viajes tendrán más claro el impacto", comenta.

La situación, asegura Limtiaco, empieza a calmarse.

"La vida va retomando su cariz normal y las clases en las escuelas ya comenzaron. Igual, en ellas se repiten con frecuencia los protocolos de seguridad: enseñan los lugares donde ir en casos de bombardeo y cómo recubrir las ventanas con material especial", relata.

Dice, además, que todos piensan que Guam no es más que una base militar estadounidense y que no existe una cultura propia, y recuerda que, antes de norteamericana, hasta 1898, la isla era una colonia española.

El pueblo chamorro, la mayoría étnica de la población de la isla, es resultado de la combinación de los aborígenes y la llegada de los españoles.

"En España impartí una conferencia llamada 'El pueblo chamorro: los hispánicos olvidados de Asia y Oceanía', porque es una pena que no se sepa de eso", cuenta.

Según Seguridad Nacional, si Corea del Norte disparara misiles hacia Guam, les tomaría cerca de 14 minutos llegar a la isla. Los residentes serían notificados a través de 15 sirenas ubicadas a lo largo y ancho del territorio, que fueron instaladas en las zonas bajas hace años, para avisar a los habitantes que, ante riesgo de tsunami, serían los primeros lugares en inundarse.
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