SANTO DOMINGO.- El Gobierno de Nicolás Maduro y la oposición venezolana celebran este viernes en República Dominicana una segunda ronda de negociaciones en busca de salidas a la aguda crisis política y socioeconómica del país sudamericano.
Tras un primer cara a cara el 1 y 2 de diciembre, las partes se dan cita en la sede de la Cancillería dominicana, adonde llegaron temprano el Presidente anfitrión, Danilo Medina, y el ex Jefe del gobierno español José Luis Rodríguez Zapatero.
Según un comunicado leído tras la primera reunión, la meta este viernes es llegar a un "acuerdo definitivo", aunque analistas ven incierta esa posibilidad.
El chavismo acude fortalecido tras arrasar el domingo pasado en las elecciones de alcaldes, en las que no participaron los tres principales partidos de la opositora Mesa de la Unidad Democrática (MUD).
Cada bando se aferra a sus objetivos principales: el Gobierno exige que cese el "sabotaje" contra la economía, y sus adversarios piden garantías para que las elecciones presidenciales de 2018 sean "transparentes".
Las partes plantearon sus exigencias a los cancilleres y delegados de México, Chile, Bolivia, Nicaragua y San Vicente y las Granadinas -facilitadores del proceso- y a partir de ello los diplomáticos elaboraron una propuesta que se discutirá este viernes.
El documento "lo están ajustando los cancilleres", dijo el jueves Simón Calzadilla, parlamentario y negociador de la MUD.
"Estaremos allí en la reunión (...), hemos logrado que la oposición se siente en una mesa de diálogo para resolver los problemas sociales, económicos y políticos de Venezuela", indicó a su vez Jorge Rodríguez, jefe negociador de Maduro.
¿Ningún acuerdo?
La posibilidad de alcanzar los acuerdos máximos, según analistas, luce distante, especialmente tras los resultados de las municipales.
"Una negociación depende del poder de negociación de las partes, y el de la oposición se redujo tras las municipales", dijo a la AFP el analista Luis Vicente León.
Al celebrar la victoria Maduro pidió prepararse para ganar las presidenciales, previstas para fines de 2018, y en las que según su vicepresidente, Tareck El Aissami, buscará la reelección.
Entre octubre y diciembre, el Presidente subió su popularidad de 24,4% a 31,1%, según la firma Venebarómetro.
En contraste, la evaluación negativa de la MUD aumentó de 46,1% a 65,7%, tras fallar en su intento de presionar la salida de Maduro mediante protestas que dejaron unos 15 muertos entre abril y julio.
Analistas aseguran que el chavismo querría aprovechar ese impulso para adelantar las presidenciales al primer trimestre.
Colette Capriles, asesora de la MUD, considera que la diferencia entre esta negociación y las anteriores es "el amplio apoyo de la comunidad internacional" a unas elecciones sin sesgo del poder electoral.
"La presión internacional y la que ejerce la calamitosa situación económica y humana en la que estamos podrían tener efectos, pero puede que no se alcance ningún acuerdo", advirtió.
"Será difícil ver una elección competitiva, pero quizás sí la liberación de algunos presos y concesiones económicas", opina por su parte León.
Calzadilla no descartó una tercera ronda de conversaciones.