CIUDAD DEL VATICANO.- En la tradicional misa del Gallo celebrada en la basílica de San Pedro, el Papa Francisco usó como ejemplo la celebración navideña para referirse a uno de los temas que ha causado interés internacional: la crisis migratoria.
Según el relato contenido en los evangelios bíblicos, José y María se vieron obligados a dejar su tierra antes de dar a luz a Jesús. "Luego se tuvieron que enfrentar quizás a lo más difícil: llegar a Belén y experimentar que era una tierra que no los esperaba, una tierra en la que, para ellos, no había lugar", afirmó el Pontífice ante las cerca de 10 mil personas que lo oían.
Con la historia, la máxima autoridad de la Iglesia Católica llamó a centrarse en las "familias enteras que hoy se ven obligadas a marchar". "(Hoy) vemos las huellas de millones de personas que no eligen irse, sino que son obligados a separarse de los suyos, que son expulsados de su tierra", afirmó.
"Muchos deben sobrevivir a los Herodes de turno que, para imponer su poder y acrecentar sus riquezas, no tienen ningún problema en cobrar sangre inocente"
Papa Francisco
"En muchas de los casos, esa marcha está cargada de esperanza, cargada de futuro. En muchos otros, esa marcha tiene un solo nombre: supervivencia", añadió, señalando que muchos deben "sobrevivir a los Herodes de turno que, para imponer su poder y acrecentar sus riquezas, no tienen ningún problema en cobrar sangre inocente".
En la Biblia, Herodes fue el gobernante que ordenó la llamada "matanza de los inocentes" tras el nacimiento de Jesús. Con la comparación, Francisco buscó referirse a los traficantes de personas.
El Papa afirmó, sin embargo, que "en medio de la oscuridad de una ciudad que no tiene espacio ni lugar para el forastero que viene de lejos, en pleno movimiento, precisamente allí se enciende la chispa revolucionaria de la ternura de Dios".
Allí, para el Pontífice, "se generó una pequeña abertura para aquellos que han perdido su tierra, su patria, sus sueños, incluso para aquellos que han sucumbido a una asfixia que produce una vida encerrada".
Sólo en Europa, la crisis migratoria ha alcanzado un nivel crítico, que se ha agudizado desde 2015. Al término de ese año, más de un millón de personas habían ingresado al continente, el 95% de ellos solicitando asilo político, y dejando un total de 3.400 muertos en el intento.
