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Las medidas que han transformado Cuba en una década sin Fidel como presidente

El 24 de febrero de 2008, Raúl Castro, hermano del líder revolucionario, asumió oficialmente el poder de la isla. Desde entonces, el país implementó medidas inéditas como el incentivo a la inversión extranjera, la ley migratoria y el deshielo con el enemigo: EE.UU.

23 de Febrero de 2018 | 07:09 | Por Valentina Salvo, Emol
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José Manuel Vilches, Emol.
SANTIAGO.- Hace diez años, Fidel Castro se apartaba oficialmente del poder de Cuba tras décadas en la cumbre. Afectado por una grave enfermedad que lo había obligado a separarse temporalmente del mando en 2006, terminó por aceptar su condición a comienzos de 2008 y decidió desistir de repostular nuevamente a la presidencia.

Así, tras dos años de rumores y especulaciones en los que su salud fue considerada "secreto de Estado", el máximo líder de la revolución cubana dejó en manos de su hermano Raúl el puesto de Mandatario. El 24 de febrero de 2008 fue nombrado presidente del Consejo de Estado, dando inicio a una nueva era en la isla, que culminaría este año, cuando ponga fin a su mandato.

Desde entonces, muchas cosas han dando un giro sustancial: sin perder sus ideales revolucionarios y estructura comunista, el país se ha embarcado en reformas de gran magnitud y, en parte, se ha reencontrado con su histórico enemigo, Estados Unidos.

Reformas suaves pero estructurales

Solo un mes después de asumir el poder, Raúl Castro comenzó sus primeros cambios estructurales, tanto políticos como económicos. Aunque de forma paulatina y suave, el hermano menor de Fidel comenzó a abrir Cuba al mundo y a flexibilizar el modelo de corte soviético que colapsó tras la caída del bloque comunista y que forzó a emigrar a decenas de miles de isleños.

Artífice de la denominada "actualización socialista" emprendió una serie de reformas económicas ambiciosas, creando espacios para el sector privado y dando mayores facilidades a la inversión extranjera. Hoy miles de personas son "cuentapropistas", una nueva clase de emprendedores, microempresarios y asalariados autónomos que han emprendido con pequeños negocios como restaurantes, cafeterías, hostales, gimnasios o salones de belleza.

Impulsó la reforma migratoria de 2013, que desde entonces permite a miles de cubanos salir del país con mayor facilidad. Eliminó los costosos y complicados requisitos para viajar y autorizó a los cubanos a permanecer fuera por un máximo de dos años, sin perder sus bienes en la isla.

Asimismo, eliminó en parte las restricciones que por décadas rigieron a los ciudadanos, como por ejemplo, permitió la compra venta de autos y viviendas; la visita a restaurantes privados y hoteles antiguamente solo permitidos para turistas, y pagar para conectarse a internet inalámbrico – aunque aún con grandes limitaciones.

Esta "transformación silenciosa", no obstante, ha sido paulatina y algunos analistas le han reprochado a Raúl la lentitud con la que ha llevado a cabo las medidas.

Aún así, los cambios han sido radicales. Cuba comenzó a permitir los vuelos comerciales directos desde EE.UU., presenció el histórico concierto de The Rolling Stones en marzo de 2016 y el desfile de la casa Chanel en una céntrica avenida de La Habana dos meses después.

Deshielo con el enemigo

La escena más impactante del capítulo de Raúl en el poder ocurrió el 20 de marzo de 2016, cuando por primera vez en 88 años, un Presidente de Estados Unidos en ejercicio pisó la isla.

El deshielo entre ambas naciones daba sus primeras señales concretas dos años antes, el 17 de diciembre de 2014. Ese día, Raúl anunció por televisión a los cubanos el acercamiento con el histórico enemigo de la Guerra Fría y el restablecimiento de la diplomacia bilateral. Paralelamente, el entonces Presidente de EE.UU., Barack Obama, hacía lo mismo con sus ciudadanos. Un giro diplomático que sorprendió tanto a la comunidad internacional como a los propios cubanos.

El proceso estaba iniciado y se consolidaba el 20 de julio de 2015. Tras más de medio siglo de comunicaciones quebradas, ambos mandatarios anunciaron la normalización de las relaciones y la bandera estadounidense volvía a flamear en el cielo cubano mediante la apertura de la embajada del país norteamericano. Todo se coronó en 2016, cuando Obama viajó a La Habana para reunirse con Raúl, en una cita inédita. Poco después de ello, el 25 de noviembre de ese mismo año, sería la muerte de Fidel Castro.

El anhelo del levantamiento del embargo económico y el eventual cierre de la prisión de Guantánamo que tanto pide la isla, se veían un poco más cerca. No obstante, ello cambió en enero de 2017, con la llegada de Donald Trump a la presidencia de EE.UU. El nuevo inquilino de la Casa Blanca retrocedió en lo avanzado por su antecesor y las relaciones volvieron a enfriarse.

En abril próximo Raúl dejará la presidencia, y por primera vez en décadas, los Castro también. Un relevo que solo es posible gracias a que el actual Mandatario también, entre sus reformas, impuso un límite de dos mandatos consecutivos para los presidentes que vendrán y que liderarán a esta nueva Cuba, ahora sin Fidel y sin Raúl.
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