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De novelista y rockero a presidente electo de Costa Rica: ¿Quién es Carlos Alvarado?

Fanático de Ernest Hemingway y Pink Floyd, el oficialista de 38 años logró superar el escándalo de corrupción que salpicó al actual Gobierno y será uno de los mandatarios más jóvenes en la historia republicana del país.

02 de Abril de 2018 | 11:58 | Redactado por Valentina Salvo U., Emol
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Carlos Alvarado junto a su hijo de cuatro años, Gabriel. El candidato oficialista superó con 60% de los votos a su contrincante, el conservador y predicador evangélico Fabricio Alvarado.

Reuters
SANTIAGO.- Novelista, rockero y ahora nuevo presidente electo de Costa Rica. Con el 60,7% de los votos, el oficialista Carlos Alvarado Quesada se adjudicó el próximo liderazgo del país centroamericano, derrotando a su contrincante conservador, el evangélico Fabricio Alvarado, en la segunda vuelta electoral llevada a cabo este domingo.

Fanático del escritor Ernest Hemingway y de la banda Pink Floyd, este periodista, politólogo y ex ministro de 38 años se convertirá en uno de los mandatarios más jóvenes de la historia costarricense. Pero además, en el segundo militante del Partido Acción Ciudadana (PAC) en alcanzar dicho puesto luego del actual jefe de Estado, Luis Guillermo Solís, quien en 2014 rompió con el bipartidismo que reinaba desde hace tres décadas en el país.

Político y artista a la vez


De padre ingeniero eléctrico y madre ama de casa, Alvarado nació como el segundo de tres hijos en la ciudad de San José, aunque creció en la localidad de Pavas. Durante su juventud se graduó de Ciencias Políticas y de Periodismo en la Universidad de Costa Rica (UCR). Gracias a una beca del Consejo Británico, en 2009 se tituló como máster en Estudios del Desarrollo de la Universidad de Sussex, Inglaterra.

Su militancia en el partido de centroizquierda la inició precisamente en su época universitaria cuando tenía 22 años, mismo periodo en el que paralelamente comenzó a desarrollar su interés por la música. De hecho, fue vocalista de diversas bandas costarricenses de rock progresivo, entre ellas "Por Partes" y "Dramática". También sabe tocar la guitarra y asegura que la música "le cambió la vida".

La pasión por la escritura también comenzó formarla en dichos años, aunque su consolidación en el rubro vendría varios años más tarde con la publicación de tres novelas: "La historia de Cornelius Brown" (2006), "Las posesiones" (2011) y "Temporada en Brighton" (2015). Ahora quiere escribir una nueva historia al mando del país.

Aunque ejerció como periodista en un comienzo, ha asegurado que decidió dejar la profesión tras entrevistar a una mujer de un barrio vulnerable, cuyo hijo había sido asesinado. "Recuerdo ver a esa señora llorando con tanta impotencia, y yo estaba captando este momento de desigualdad, de injusticia. Lo iba a compartir con mucha gente pero no podía cambiar esa desigualdad. Esa fue mi separación de la vida periodística, porque entendí que hay que involucrarse para cambiar las cosas", relató.

Ascenso y casos de corrupción en el Gobierno


Mientras tanto, no dejó de lado la política. Sus primeros acercamientos los inició desde una de sus áreas de estudio, las comunicaciones. Con 24 años comenzó a trabajar como encargado de prensa de la fracción legislativa del partido, antes de viajar a Reino Unido. Tras emprender y terminar sus estudios en el extranjero, volvió al país en 2009 para desempeñarse como asesor de campaña electoral del candidato a la presidencia Ottón Solís, fundador del PAC y actual diputado.

Entre 2011 y 2012 se separó de la actividad política y se trasladó a vivir a Panamá; sin embargo, un año después volvería a Costa Rica para convertirse en el director de comunicaciones de Luis Guillermo Solís, entonces candidato a la presidencia. Sorpresivamente, Solís venció en los comicios de 2014 y lo nombró ministro de Desarrollo Humano e Inclusión Social, y luego ministro de Trabajo, lo que le consolidó como uno de los hombres de confianza del líder del primer gobierno del PAC.

Si bien el candidato oficialista tuvo que luchar contra la corriente para ganar la convención interna de su partido, el principal obstáculo para su candidatura fue el caso de corrupción que salpicó al Gobierno del que fue parte. El escándalo conocido como "Cementazo" - relacionado al tráfico de influencias en la tramitación de un millonario crédito bancario concedido por un banco estatal a un importador de cemento chino - logró empañar su aspiración presidencial pese a que él no fue involucrado en el caso.

Unificación y diversidad

El desgaste de la confianza sobre el actual Ejecutivo pesó sobre los hombros de Alvarado y le costó mantenerse quinto en las preferencias durante casi toda la carrera electoral. Con solo un 6% de las intenciones de voto, sus chances de llegar a la Casa Presidencial eran pocas.

Aún así, el político oficialista logró distanciarse de la crisis y ofreció una imagen renovada de su partido, la que terminó por entregarle el segundo puesto en los comicios del 4 de febrero y el paso directo a la segunda vuelta.

De hablar pausado y voz grave, Alvarado se caracterizó en la campaña por mantener un mensaje de unificación del país, aglutinando fuerzas de otras agrupaciones políticas, con el fin de cautivar a los ciudadanos polarizados en torno al debate por los derechos sobre diversidad sexual.

En este sentido, él mismo se considera un centroprogresista que está a favor tanto del matrimonio igualitario como de la fecundación in vitro, una posición totalmente adversa a la de su rival del partido Restauración Nacional, quien obtuvo la primera mayoría en febrero pero no logró coronarse como mandatario electo en el balotaje.

Tras su victoria este domingo, Carlos Alvarado deberá enfrentar la polarización y otros temas pendientes como la reducción de los niveles de pobreza y la lucha contra el aumento de la violencia criminal en el país. Todo luego de que asuma como el presidente número 48 en la historia republicana de Costa Rica.
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