Iñaki Urdangarin, esposo de una de las hermanas del Rey Felipe VI, cumple este martes un año en prisión, tras ser condenado a casi seis años por un caso de corrupción, y espera a diciembre para cumplir una cuarta parte de la pena y poder solicitar permisos de salida.
Urdangarin, admirado años antes por ser un joven deportista de élite que entró en la Familia Real española, ingresó a una pequeña prisión de mujeres -él podía elegir la cárcel- de la provincia de Ávila, próxima a Madrid, después de haber llegado de Ginebra (Suiza), donde vivía con su esposa y sus cuatro hijos mientras estaba en libertad provisional.
El marido de la
infanta Cristina de Borbón fue condenado a
cinco años y diez meses de cárcel por la Audiencia de Palma (Islas Baleares, Mediterráneo) por el desvío de más de seis millones de euros de dinero público entre 2003 y 2006 al
Instituto Nóos, una fundación sin fines de lucro que él mismo presidía.
Ningún otro hombre está recluido en esa prisión, por lo que el cuñado del monarca español no tiene con quién conversar y pasa su tiempo dedicado a la lectura y al deporte y "muy tranquilo", según fuentes penitenciarias consultadas por Efe.
Poco más ha trascendido de su vida en prisión, salvo algún pequeño detalle, como la petición de una bicicleta estática, ya que el gimnasio del centro no disponía de aparatos de este tipo apropiados para la envergadura física de Urdangarin, antiguo jugador internacional de balonmano, que mide 1,97 metros.
El preso tendrá que esperar a diciembre, cuando cumple una cuarta parte de su condena, para poder solicitar permisos de salida.
Hasta entonces, tendrá que conformarse con las visitas que reciba, las mismas a las que tiene derecho cualquier recluso, "ni beneficiado ni perjudicado", insisten las fuentes de la oficina de Instituciones Penitenciarias.
Recibe las visitas de su familia, y, aunque no ha trascendido ninguna foto que lo atestigüe,
la infanta Cristina lo visita regularmente, la primera vez a los pocos días de su ingreso a prisión.
Como cualquier interno, podrá a solicitar permisos de salida a partir de diciembre y después podría acceder al tercer grado - régimen de semilibertad - si así lo decidieran los responsables penitenciarios.