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Manifestaciones en Bielorrusia: Cuáles son las diferencias que existen con el movimiento que vivió Ucrania en 2014

Mientras los ucranianos han vivido años divididos entre prorrusos y proeuropeos, los bielorrusos han mantenido por años una relación amigable con Moscú, su principal socio comercial y aliado militar.

24 de Agosto de 2020 | 15:36 | AP / Equipo Multimedia Emol
Una ex república soviética que es un puente entre Rusia y Europa, está pasando un verano en medio de revueltas. Suena familiar, pero la Bielorrusia de 2020, no es igual a la Ucrania de 2014, y eso es lo que hace difícil predecir qué es lo que ocurrirá en el futuro.

Por qué es distinto en esta ocasión y por qué es importante:

  • Movimiento sin líder

    El Presidente bielorruso Alexander Lukashenko. | Reuters

    La erupción en Bielorrusia ocurrió la semana pasada, en medio de un vacío democrático, en un país donde los opositores al Presidente Alexander Lukashenko son llevados a prisión o derechamente exiliados, y donde no existe una oposición parlamentaria con experiencia.

    Quienes han estado al frente de las marchas en Minsk han sido bielorrusos comunes y corrientes, no líderes políticos establecidos, como los que sí ayudaron a levantar y financiar el movimiento de protesta ucraniano en 2014, en torno a la plaza de Maidan en Kiev.

    En Bielorrusia, de acuerdo al analista político independiente Valery Karbalevich, "la ausencia de líderes brillantes sin duda debilita las protestas... Los líderes traen conciencia". Por tanto, los manifestantes formaron un Consejo Asesor para intentar "ofrecer a la calle un plan claro y una agenda", añade Karbalevich.

    En contraparte, la figura opositora Maria Kolesnikova afirma que las masivas protestas de este mes en Minsk, que se coordinaron de forma descentralizada y en buena parte gracias al sistema de mensajería Telegram, muestra que los bielorrusos ya no necesitan una jerarquía vertical que les diga lo que deben hacer. Y una protesta sin un líder tiene una ventaja clave, dice Kolesnikova: "No puede ser descabezada".

  • Ordenada y sin oposición de Rusia

    Un mensaje mostrado durante manifestaciones el 19 de agosto. | Reuters

    Cuando las manifestaciones sin precedentes con más de 200.000 personas marcharon por las avenidas de Minsk el fin de semana, las personas ordenadamente respetaron las luces rojas de los semáforos al ir avanzando. En Ucrania, en contraste, "los manifestantes quemaron neumáticos y lanzaron cócteles molotov", dice Syarzhuk Chyslau, de la Legión Blanca de Bielorrusia.

    Esto ocurre, en parte, porque las marchas en Minsk no tienen entre sus participantes a militantes neonazis o de extrema derecha, como algunos que sí se unieron al levantamiento en Ucrania y avivaron la violencia. Tampoco los bielorrusos están motivados por una ira contra la influencia rusa, que detonó los movimientos en Ucrania de 2004 y 2014, así como también la Revolución de las Rosas de Georgia en 2003. Mientras que Ucrania ha sido dividida geopolíticamente entre los pro-occidente y los pro-rusos desde la caída de la Unión Soviética en 1991, en Bielorrusia siempre ha existido un espíritu amigable respecto a Moscú.

    En las manifestaciones de Minsk, no ha aparecido ninguna bandera de la Unión Europea, y quienes protestan no están persiguiendo una membresía en la OTAN a expensas del Kremlin; simplemente desean poder elegir libremente a su líder, luego de proceso electoral que creen que les fue robado.

    Pavel Latushko, quien fuese leal a Lukashenko, pero ahora es parte del Consejo Asesor del movimiento, espera que esto pueda ayudar a que los bielorrusos cuenten con la ayuda tanto de Bruselas como de Moscú para aliviar las tensiones actuales. "Si la UE y Rusia actuaran de forma unida como mediadores para resolver la crisis de Bielorrusia, sería la opción ideal", dijo Latushko a la agencia AP.

  • Presupuesto limitado

    Manifestantes flamean la antigua bandera de Bielorrusia. | EFE

    Mientras el movimiento en Ucrania construyó un campamento en el centro de Kiev, con fuerzas de seguridad y entrega de alimentos, el único apoyo que reciben quienes marchan en Bielorrusia son botellas de agua. "No hay oligarcas en Bielorrusia que den dinero para comidas calientes, tratamientos médicos o carpas. Incluso para pagar multas, los manifestantes bielorrusos recolectan dinero ellos mismos", dice el analista Alexander Klaskouski.

    A diferencia de la economía altamente privatizada de Ucrania, el 80% de la economía de Bielorrusia es controlada por el Estado, y ha cambiado poco desde la época soviética. Este punto hace aún más importante que trabajadores de las fábricas estatales se hayan unido a las protestas y huelgas en los últimos días. "La estructura de la economía permitió a los ucranianos no tenerle miedo al Estado, que en Bielorrusia podría arrojar a cualquier persona a la calle sin nada", dice Klaskouski.

    La Unión Europea y Estados Unidos también tenían intereses económicos en Ucrania antes del movimiento de 2014, pero hoy tienen un rol muy marginal en Bielorrusia.

  • La mano de Moscú

    Lukashenko y Putin en una reunión en 2017. | AP

    Bajo este escenario, el Kremlin no puede retratar las protestas en Bielorrusia como un esfuerzo de occidente para sembrar el caos en su entorno, como lo pudo hacer con Ucrania. Rusia usó ese argumento para justificar la anexión de la península de Crimea y al respaldar a rebeldes separatistas al este de Ucrania, en una guerra que aún continúa luego de seis años. Pero el rol de Rusia en Bielorrusia es crítico, al tratarse de su principal socio comercial y su mayor aliado militar.

    Por ahora, el Presidente ruso Vladimir Putin ha dejado claro a Alemania y Francia que deben alejarse de cualquier interferencia, pero tampoco ha revelado cómo pretende lidiar con los manifestantes o con Lukashenko, el único líder entre las ex repúblicas soviéticas que ha estado más tiempo en el poder que el propio Putin.

  • Potenciales paralelos

    Protestas a las afueras de los cuarteles del a KGB en Minsk. | AP

    Ucrania ha sido una democracia por la mayor parte de sus 29 años de independencia desde que se disolvió la Unión Soviética, mientras que la situación política de Bielorrusia ha sido catalogada como la última dictadura de Europa. Aún así, hay algunas similitudes.

    "Lukashenko cometió el mismo error que (el ex Presidente ucraniano Viktor) Yanukovych: comenzó a reprimir brutalmente a los manifestantes pacíficos, lo que encendió un tsunami de protestas populares y detonó una revolución", dice el analista Vladimir Fesenko, director del Centro Penta en Kiev.

    El economista bielorruso Dmitry Rusakevich, participó de las protestas en Kiev y ahora asiste a la Plaza de la Independencia de Minsk todas las tardes. "Maidan despertó a los bielorrusos y nos mostró que debemos luchar por la libertad (...) Le tomó mucho tiempo a los bielorrusos más calmados encontrar el valor para decirle no al dictador", agrega.

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