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El polémico paso por la Casa Blanca de Kellyanne Conway, la ex mujer fuerte del Gobierno

Asumió como jefa de campaña de Donald Trump en los últimos meses de su candidatura, con la misión de hacer frente a las numerosas críticas en su contra. Una vez en la Casa Blanca, protagonizó varias polémicas.

24 de Agosto de 2020 | 19:00 | Redactado por Ramón Jara A., Emol
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AFP
Si hay una palabra que pueda definir en totalidad los últimos años de la carrera profesional de Kellyanne Conway, esa es "polémica". Desde que asumió como jefa de campaña de Donald Trump en 2016 y luego como una de sus asesoras en la Casa Blanca una vez convertido en Presidente de Estados Unidos, esta reconocida consejera de figuras políticas ha estado constantemente en el ojo del huracán, y su salida del Gobierno sigue esa misma línea.

El domingo, y mientras el Partido Republicano ultimaba los preparativos de su convención nacional que comenzó este lunes y donde confirmaron su apoyo a la reelección de Trump en los comicios del 3 de noviembre, Conway anunciaba su pronta salida de la Casa Blanca por motivos familiares, encendiendo inmediatamente las alarmas y reflotando una serie de rumores respecto de su delicada situación familiar.

Se va así una de las personas más leales al Mandatario estadounidense y una de sus más férreas defensoras, que no dudó en justificar y/o explicar las conductas y exabruptos de su jefe una y otra vez ante los medios de comunicación, muchas veces complicando aún más al Gobierno, pero con un convencimiento de que su rol era blindarlo de la forma que sea.

Dura misión

Kellyanne Conway asumió la jefatura de campaña de Donald Trump en su última mitad, con la misión de bajarle el perfil a los arrebatos del candidato republicano y sumar apoyos de cara a las elecciones que lo enfrentarían a la abanderada demócrata, Hillary Clinton, quien entonces lideraba en las encuestas por amplio margen, pero dada la particularidad del sistema estadounidense, la clave era ganar en los llamados estados "bisagra".

Currículum para liderar esa ardua tarea, al menos, tenía: licenciada en Ciencias Políticas y Derecho, antes de trabajar con Trump había asesorado a importantes personeros del Partido Republicano, colectividad con la que se siente identificada completamente.

Estuvo, así, con el ex congresista republicano por Missouri, Todd Akin, quien en 2012 afirmara en una entrevista que el cuerpo de la mujer es capaz de prevenir un embarazo en casos de "violación legítima". Asimismo, Conway asesoró a Newt Gingrich, ex presidente de la Cámara de Representantes y precandidato presidencial republicano, conocido por liderar en 1998 un proceso de juicio político contra el entonces Presidente de EE.UU., Bill Clinton.

Todas estas experiencias le permitieron hacerse un nombre en la política estadounidense, destacando como una mujer empoderada en un ambiente predominantemente masculino. No obstante, ha asegurado que ha debido dejar de lado su esencia femenina: "Aprendí, particularmente pronto, que hay mucho espacio para la pasión pero muy poco para la emoción... Le digo a la gente todo el tiempo: 'No se confundan, de día soy un hombre'", dijo a la revista The New Yorker.

En 2001 conoció a Donald Trump, cuando compró un departamento en una de las famosas "Trump Tower" en Manhattan. Después, en 2012, fue asesora informal del empresario cuando estudió presentarse a la Casa Blanca, y luego cuando evaluó postular a gobernador de Nueva York. Años después, en 2015, el ex magnate, ya convencido de lanzarse en la carrera presidencial,acudió a Conway, quien desechó trabajar con él y, por el contrario, se fue al equipo del senador Ted Cruz.

Luego de que el parlamentario renunciara a las primarias republicanas, la asesora política finalmente llegó al equipo de Trump. Ahí, tuvo que bajarle el perfil a las salidas de madre del candidato y preparar una estrategia comunicacional para contrarrestar las acusaciones de acoso que recaían sobre él en plena campaña. El triunfo del ex magnate en los comicios de 2016 le dieron la posibilidad de llegar a la Casa Blanca.

Sus polémicas al interior de la Casa Blanca

Una vez en el Gobierno estadounidense, Kellyanne Conway se convirtió en la mujer fuerte de la Casa Blanca, junto con Ivanka Trump, hija mayor del Mandatario. Desde su llegada, la asesora protagonizó una serie de polémicas, principalmente por sus controvertidas frases.

La primera ocurrió a los pocos días de que Donald Trump asumiera el Gobierno. El entonces vocero del Ejecutivo, Sean Spicer, entregó a los medios información falsa sobre la asistencia de público al cambio de mando en Washington el 20 de enero de 2017. La mentira era evidente. Tras ser consultada al respecto, Conway afirmó que el portavoz dio "hechos alternativos", los cuales "no son falsedades".

Semanas después, en febrero de 2017, la asesora presidencial acaparó nuevamente la atención de los medios tras ser sorprendida arrodillada y descalza en un sofá del Salón Oval de la Casa Blanca durante una reunión oficial del Mandatario con líderes afroamericanos de colegios y universidades, lo que fue considerado una falta de respeto.

Las polémicas siguieron, sobre todo en ocasiones que Conway tuvo que salir a responder públicamente por algunos dichos de Trump. En 2017, reconoció que no había pruebas que respaldaran la acusación del Mandatario de que su antecesor, Barack Obama, lo había espiado. "Yo no creo que haya habido personas que utilizaron hornos de microondas para espiar a la campaña de Trump. Pero no es mi trabajo recolectar evidencias. Para eso están las investigaciones", sostuvo.

Asimismo, en 2019 también protagonizó una polémica después de que Trump profiriera dichos racistas contra cuatro congresistas demócratas, a quienes instó a "volver a su país". Aquella vez, y ante la pregunta de un periodista sobre qué países se refería el jefe de Estado, la asesora presidencial le respondió: "¿Cuál es tu origen étnico?". Después de una breve pausa, el reportero le respondió con otra interrogante: "¿Por qué eso es relevante?". "Porque yo estoy haciendo una pregunta. Mis ancestros son de Irlanda e Italia", afirmó Conway.

Poco a poco, el protagonismo mediático de la consejera fue diluyéndose, aunque continuaba con su rol preponderante en la Casa Blanca. Eso, hasta el domingo, cuando comunicó su salida mientras se preparaba para participar en la convención republicana.

Salida con escándalo

Según reportan medios locales, la salida de Jellyanne Conway fue conversada con George Conway, esposo de la asesora presidencial y director del Proyecto Lincoln, grupo de republicanos y ex republicanos que se han puesto como objetivo evitar la reelección de Donald Trump.

George Conway es un abierto crítico de la gestión del Mandatario estadounidense, pese a que en un principio sonó para integrar su gabinete. Con el paso de los meses, se transformó en un férreo opositor, mientras su esposa tomaba un rol trascendental en el Ejecutivo. No obstante, él también dejó su puesto público, al igual que su señora.

"Haré la transición de la Casa Blanca a fines de este mes. George también está haciendo cambios", aseguró Kellyanne Conway en un comunicado. "No estamos de acuerdo en muchas cosas, pero estamos unidos en lo que más importa: los niños. Nuestros cuatro hijos son adolescentes y preadolescentes que comienzan un nuevo año académico, en la escuela media y secundaria, de forma remota desde casa durante al menos unos meses. Como millones de padres en todo el país los saben, que los niños 'tomen clases desde casa' requieren un nivel de atención y vigilancia que es tan inusual como estos tiempos", agregó.

Pero el problema mayor tendría que ver con Claudia, la hija de 15 años de los Conway, que a través de redes sociales se ha mostrado "devastada" por la participación de su madre en el Gobierno de Donald Trump e incluso amenazó con buscar la emancipación legal "debido a años de trauma y abuso infantil" por partte de sus padres.

Ahora, Kellyanne dará un paso al lado en la política. Difícil saber si este retiro será permanente, o si en unos meses más se le verá nuevamente en la primera línea, como ha sido en los últimos años