Soldados azerbaiyanos y camiones militares entraron este miércoles al distrito de Kalbajar, que limita con Nagorno-Karabaj, la segunda de las tres zonas que Armenia debe devolver a Bakú tras el acuerdo de alto al fuego que puso fin a seis semanas de combates en esta región separatista.
El Ejército azerbaiyano difundió imágenes del regreso de sus soldados, y mostró operaciones nocturnas de desminado en las carreteras de esta montañosa región.
En un comunicado, el ministerio de Defensa de Bakú indicó que "las unidades del Ejército azerbaiyano entraron en el distrito de Kalbajar el 25 de noviembre" a primera hora,
en virtud del pacto firmado a principios de noviembre entre Armenia y Azerbaiyán, y negociado por Rusia.
Situado entre la región de Nagorno-Karabaj y Armenia, el distrito de Kalbajar tendría que haber sido entregado el 15 de noviembre, pero Bakú aplazó la fecha.
Al firmar el acuerdo, Ereván aceptó devolver tres distritos que rodean Nagorno-Karabaj que las fuerzas armenias controlan desde hace casi tres décadas, tras una primera guerra en los años 1990 en el enclave que causó 30.000 muertos y cientos de miles de desplazados.
El distrito de Kalbajar, así como
Aghdam, devuelto el 20 de noviembre, y el de
Lachín, que debe ser cedido el 1 de diciembre, constituían una zona de distensión que rodea Nagorno-Karabaj. Otros cuatro distritos con la misma función pasaron a manos de Bakú durante los combates.
Cerca del pueblo de Cherektar, en la frontera del distrito, soldados armenios instalaban el miércoles un puesto de control con pilas de neumáticos bloqueando la carretera.
Con un fusil automático Kaláshnikov en la mano, Armen Shakhnazarian lamentaba el abandono "vergonzoso" de la región. "Tenemos muchas iglesias aquí", afirmó este soldado de 20 años: "Nuestros antepasados, nuestros mayores y nuestros amigos están enterrados aquí".
En un discurso televisado, el presidente azerbaiyano, Ilham Aliyev, prometió defender "la herencia nacional" que representan los numerosos monumentos religiosos de Kalbajar y criticó a los armenios por "haber incendiado bosques" y "quemado casas que no habían construido" antes de irse.
Quemar casas y talar árboles
En los días anteriores a esta entrega de territorio, periodistas de la AFP vieron cómo vecinos armenios talaban árboles, recuperaban cables eléctricos e incluso cargaban partes de una presa hidroeléctrica en un camión.
Para los armenios es imposible que los azerbaiyanos vivan en sus casas, explica a la AFP Gaguik Iakshibekian, un albañil de 53 años: "Por eso queman (casas), cortan árboles y la gente se lo lleva todo".
El acuerdo que puso fin a los combates, firmado cuando la situación militar de Armenia era catastrófica, consagra la victoria de Azerbaiyán y revalida sus conquistas territoriales,
tras seis semanas de enfrentamientos, que dejaron miles de víctimas.
El pacto, no obstante, permite que Nagorno-Karabaj subsista, y prevé el despliegue de 2.000 soldados rusos de mantenimiento de la paz.
En Dadivank, un ciudad del distrito de Kalbajar, el ingeniero Grigory Grigorian lamentaba tener que abandonar la casa donde había vivido desde hacía 25 años, el lugar donde sus "hijos crecieron y fueron a la escuela".
En Bakú, en cambio, el ambiente era eufórico. Ilkin Mammadov, un estudiante de 25 años, quería "enseñar Kalbajar al mundo entero", y Ayshe Alieva, de 22 años, se sentía agradecida a las tropas rusas sin las cuales "no habríamos podido vivir allí".
Antes de la entrega, el Presidente ruso, Vladimir Putin, se entrevistó por teléfono con Ilham Aliyev y el primer ministro armenio, Nikol Pashinyan, para, según el Kremlin, abordar "las modalidades de trabajo de los soldados de la paz rusos".
El Mandatario ruso también habló con su homólogo turco, Recep Tayyip Erdogan, con quien comentó la "creación de un centro de control del alto al fuego" conjunto.