Singapur tiene una de las leyes más draconianas del planeta contra el consumo y el tráfico de drogas.
AP
Singapur ejecutó hoy a un hombre condenado por delitos de drogas, el quinto ajusticiamiento desde que la ciudad-Estado reanudara la práctica a finales de marzo tras la pandemia y el tercero en este mes.
El singapurense Nazeri Lajim, de 64 años, fue ejecutado a primera hora de la mañana en la prisión de Changi.
Tras el hecho,
la Unión Europea manifestó su firme oposición a la pena de muerte e
instó al Gobierno de Singapur a que conmute "urgentemente" las penas de los presos que se encuentran actualmente en el corredor de la muerte.
La UE se opone "firmemente" a la pena de muerte "en todo momento y en todas las circunstancias", subrayó el portavoz principal de Asuntos Exteriores y Política de Seguridad del Servicio Europeo de Acción Exterior (SEAE), Peter Stano, en un comunicado.
"
Es un castigo cruel e inhumano, que no actúa como elemento disuasorio del delito y representa
una negación inaceptable de la dignidad y la integridad humanas", recalcó Stano.
En este sentido,
los Veintisiete
instaron al Gobierno de Singapur a que "conmute urgentemente las penas de los presos que se encuentran actualmente en el corredor de la muerte
por penas que no sean la muerte y que
instituya una moratoria sobre la pena de muerte con miras a su abolición definitiva".
En los últimos 10 años, no ha habido ejecuciones en 162 Estados miembros de las Naciones Unidas, lo que representa el 84% de su número total, señaló en su nota el portavoz del SEAE, que dirige el alto representante de la UE para Asuntos Exteriores, Josep Borrell.
El portavoz añadió que la Unión Europea seguirá trabajando por la abolición de la pena de muerte en los pocos países que aún la aplican.
Singapur tiene una de las leyes más draconianas del planeta contra el consumo y el tráfico de drogas, que castiga en la mayoría de los casos con la pena de muerte, llevada a cabo de forma muy opaca.