EMOLTV

A cien años de la Catástrofe de Asia Menor, el fracaso militar que sigue atormentando a Grecia

El país aún recuerda la mayor tragedia bélica de su historia moderna, que concluyó con una masacre y el traslado de mucha población.

17 de Septiembre de 2022 | 07:24 | AFP/Editado por Ramón Jara A., Emol
imagen

En la foto, retratos de refugiados griegos de Izmir, en el Museo del Helenismo en Asia Menor en Nea Filadelfia.

AFP
Un siglo después, Grecia continúa traumatizada por la Catástrofe de Asia Menor, el mayor fracaso militar de su historia moderna, que desembocó en una masacre y en el primer intercambio masivo de poblaciones, y todavía hoy sigue envenenando la relación con Turquía.

"Hace cien años, nuestra nación perdió una valiosa parte de su cuerpo en Asia Menor y sufrió una tragedia indecible", dijo el primer ministro griego, Kyriakos Mitsotakis, en un reciente discurso.

Aprovechando el derrumbe del Imperio Otomano tras la Primera Guerra Mundial, el Ejército griego se aventuró en 1919 en tierras de Anatolia, que antaño pertenecieron al Imperio Bizantino y durante 500 años habían estado bajo dominio turco.

Tres años más tarde, las fuerzas de Mustafa Kemal, a la postre fundador del Estado moderno turco, repelieron la ofensiva griega hasta la costa del Egeo.

La rápida retirada griega culminó con el incendio de la ciudad de Esmirna en septiembre de 1922, la masacre de sus habitantes y el final de la presencia griega en una tierra en la que durante siglos había conocido la prosperidad.

Meses después de la quema de Esmirna, Grecia y Turquía firmaron en Lausana un tratado por el que establecieron sus fronteras y dispusieron el primer intercambio masivo de poblaciones del mundo.

Aunque las cifras no son del todo exactas, el censo griego de 1928 da una idea de las dimensiones de aquel intercambio: 1,22 millones de personas estaban registradas entonces como refugiadas, un 20% de la población total.

Al mismo tiempo, se estima que al menos 300.000 musulmanes abandonaron tierras griegas para instalarse en Turquía.

Erdogan, amenazante

Del otro lado del Egeo, lo que para los griegos fue un trama duradero se celebra en Turquía como el Día de las Fuerzas Armadas, cada 30 de agosto.

En la edición de este año, el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, se refirió de manera incisiva al aniversario de la derrota griega, en unos discursos destinados a cimentar sus apoyos a un año de una difícil elección presidencial.

Atenas se quejó formalmente ante la Unión Europea, la OTAN y Naciones Unidas por un discurso en el que Erdogan lanzó: "Solo tengo una palabra que decirle a Grecia: no olviden Esmirna".

Tanto Erdogan como su círculo más estrecho no paran de formular comentarios revisionistas sobre la soberanía de las islas y las aguas del Egeo, y las relaciones grecoturcas se encuentran en su peor momento en tres décadas.

Rena Zalma, una mujer de 74 años nacida en una familia que vivió en Anatolia, lamenta que las palabras de Erdogan "no hacen más que causar tristeza entre los descendientes de los refugiados, y azuzar el odio entre pueblos" que convivieron durante siglos.

"Los líderes alimentan la tensión, pero los pueblos se entienden y se respetan", dijo.

Un cambio definitivo en Grecia

El influjo masivo de refugiados cambió para siempre Grecia con la llegada de los "mikrasiates", más progresistas en cuestiones de sociedad, como el rol de las mujeres, y especialmente dotados para el comercio, la gastronomía o la música.

"Después de 1922, Grecia ya no volvió a ser la misma", resume el historiador Yanis Glavinas, comisario de una exposición conmemorativa en Technopolis, un museo instalado en una antigua zona industrial de Atenas.

Los refugiados fueron a menudo tratados como extranjeros por sus compatriotas griegos, y en un primer momento muchos debieron alojarse en tiendas de campaña o en villas miseria.

Para mantener viva la memoria de su tierra, crearon ciudades a las que dieron el nombre de su lugar de origen, añadiéndole el calificativo de "Nuevo" (neo) o "Nueva" (nea). De ahí el nombre de muchos suburbios de la Atenas actual, como Nea Smyrni, Nea Filadelfia o Nea Ionia.

"Las historias de nuestros abuelos de Asia Menor y los recuerdos de su paraíso perdido eran nuestras canciones de nana", cuenta Rula Chatzigeorgiou, directora del Museo del Helenismo de Asia Menor en Nea Filadelfia.

"Cien años después, la herida sigue abierta", asegura Rula, cuya abuela huyó de las masacres y la destrucción con ocho hijos a la espalda.
EL COMENTARISTA OPINA
¿Cómo puedo ser parte del Comentarista Opina?