Qué demostraron los resultados de ayer, cómo se ve la segunda vuelta y qué pasaría si eventualmente
Lula da Silva llega al poder. Diversas son las interrogantes que surgen tras las
elecciones generales que se llevaron a cabo ayer en Brasil donde pese a que el ex gobernante tuvo una ventaja en la presidencial, el bolsonarismo se impuso en los comicios legislativos y de gobernadores.
En concreto, ayer se informó que Luiz Inácio Lula da Silva lideró las preferencias con el 48,43% y pasó a segunda vuelta con Jair Bolsonaro, quien logró un 43,20% (una diferencia de seis millones de votos). No obstante, los candidatos aliados al actual Mandatario obtuvieron importantes victorias (al menos nueve ex ministros ganaron en las urnas), algo que la analista Míriam Leitão destacó diciendo que "el bolsonarismo puede celebrar".
Considerando que en las encuestas previas a la elección se mostraron diferencias más holgadas entre ambos candidatos -de hecho la última del Instituto Datafolha daba un 36% de intención a Bolsonaro y un 50% a Lula- ¿
qué evidencia lo que sucedió ayer?
A ojos expertos consultados por Emol, por un lado se muestra que "no hay un castigo" a la gestión del actual Presidente, quien incluso tuvo más votos que en la primera vuelta del año 2018, pero además, que "hay un sector de la población que no perdona ni olvida a Lula ni al Partido de los Trabajadores (PT) sus actuaciones durante los últimos nueve años, en base a la corrupción que permeó todo el partido".
Guido Larson, cientista político y director del Instituto de Humanidades UDD, sostuvo que "hay mucha suspicacia respecto de que un gobierno de Lula y el partido que lo apoya pueda resolver los profundos problemas de corrupción que ha tenido Brasil básicamente durante la última década. En ese contexto, Bolsonaro tiene a su favor que por ahora ha aparecido impoluto respecto de acusaciones de corrupción. Además, considerando que desde el 2018 al 2022 una de las principales demandas de la población fue enfrentar la corrupción, yo creo que hay una especie de ligazón entre esa demanda y los resultados a nivel parlamentarios que se están observando".
Ahora, si bien el bolsonarismo se impuso en las legislativas y de gobernadores y el Mandatario acortó el porcentaje esperado en la presidencial, para ganar en segunda vuelta el 30 de octubre -de acuerdo con los especialistas- requiere al menos dos elementos: convocar a quienes no votaron u obtener los votos de los candidatos perdedores y profundizar su forma de interpelar.
Larson dijo que "a Bolsonaro le significa un desafío importante dónde encontrar ese porcentaje que necesita para eventualmente alcanzar y superar a Lula y hoy eso parece estar en el
20% de personas que decidió no salir a votar", y en desviar los seguidores de Lula. "Yo creo que la única manera de que Bolsonaro tenga chance son dos, una energizando al sector de la población que no salió a votar y que estaría dispuesto por Bolsonaro, y la otra, hacer más costoso el voto de los seguidores de Lula, que se traduce en una campaña más radicalizada y más polarizante de lo que ya hemos observado".
Una apreciación similar mostró Libardo Buitrago, cientista político y analista internacional, quien mencionó que primero tendría que usar "el viento a favor que cosechó el día de ayer y cristalizar e intentar que los sectores de los candidatos menores que no pasaron a segunda vuelta, puedan aglutinar los votos", pero además, está "lo que él tiene y que le ha dado resultado: interpelar con palabras más allá de las que en política uno podría aconsejar. Lo que hace Bolsonaro es colocar el acento ahí para diferenciarse de hacer una campaña respecto a la corrupción, por ahí Bolsonaro puede interpelar al electorado e intentar movilizar a quienes no salieron a votar ayer".
Futuro gobierno
Ahora bien, si continúa la tendencia y gana Lula da Silva, Guillermo Holzmann, analista internacional y académico de las universidades de Valparaíso, Autónoma y Talca, dijo que "sin lugar a dudas va a tener un gobierno complejo, primero por la situación propia de Brasil y del mundo: Brasil hoy día está jugando en la mitad con respecto a Rusia, China y Estados Unidos, por lo que Lula va a tener que hacer un gobierno pragmático, porque acá se enfrentaron populismos de izquierda y de derecha más allá de que sean disfrazados de nacionalismo o progresismo".
Entonces, aseveró que "frente a un escenario de triunfo de Lula en la segunda vuelta, no le va a ser fácil sacar adelante su agenda legislativa ni política, sino que va a estar concentrado en las necesidades económicas y de seguridad".
En la misma línea, Larson puntualizó que sería "
una circunstancia extraordinariamente compleja para el potencial presidente Lula. El bolsonarismo ya está bien calcificado dentro de la sociedad brasilera y
no va a desaparecer independiente de los resultados, entonces eso va a implicar
cuatro años de enorme polarización, tensión e incluso inmovilismo y de imposibilidad de gobernar fehacientemente". Salvo, continuó si existe "un suficiente grado de manejo político y muñeca política para lograr consensos mínimos, pero no se observa que se encuentren ahí".
Por último, Buitrago dijo que Lula tendría que "luchar abiertamente contra la corrupción. Creo que la reivindicación de Lula va a pasar por el meridiano de que en una eventual nueva administración no haya corrupción. Lula está interpelado a eso, una cosa es que haya podido zafar de todos los procesos judiciales y que haya podido presentarse como candidato, y otra cosa va a ser su comportamiento donde no va a tener que tranzar en ninguna circunstancia con la corrupción. Eso lo logra con el manejo político como se puede hacer en Brasil. No va a ser fácil, pero tampoco imposible pese a contar con una gran oposición".
