EMOLTV

Silvio Berlusconi, el magnate que cambió la política en Italia y que tuvo una vida marcada por los escándalos

Su exitosa carrera empresarial la quiso traspasar a la política, marcando una historia en su país. No obstante, las polémicas fueron el pan de cada día en toda su vida.

12 de Junio de 2023 | 14:10 | EFE/Redactado por R. Jara, Emol
imagen
AFP
El tres veces primer ministro italiano Silvio Berlusconi, fallecido este lunes a los 86 años, fue uno de los personajes más relevantes de la vida pública de Italia del último medio siglo: magnate de un imperio mediático, cambió el modo de hacer política y se convirtió en el precursor del populismo encarnado por Donald Trump.

Empresario de éxito y uno de los hombres más ricos de Italia, fue un incombustible animal político que aprovechó el vacío dejado por la desaparición de la Democracia Cristiana y, con un estilo de triunfador "hecho a sí mismo", ganó las elecciones casi de inmediato y se mantuvo en primera línea desde 1994 hasta el final de su vida.

Al frente del Gobierno italiano en tres ocasiones (1994-1995, 2001-2006 y 2008-2011) y, a pesar de caer en desgracia en 2011, tras ser inhabilitado por su condena por fraude fiscal, Berlusconi regresó al Parlamento como senador en 2022, cuando su partido se asoció al Gobierno de coalición de la ultraderechista Giorgia Meloni.

Estuvo envuelto en numerosos juicios por corrupción y abuso de poder: el escándalo más sonado fue el llamado "caso Ruby", apodo de la joven marroquí con la que Berlusconi supuestamente mantuvo relaciones sexuales cuando ella era menor, aunque también se le acusó de haber negociado con la mafia siciliana (Cosa Nostra) en los 90. Todos acabaron en absolución o en la prescripción del delito.

De constructor a dueño de un imperio británico

Berlusconi (Milán, 1936), hijo de un banquero de clase media que comenzó cantando en cruceros y vendiendo aspiradoras, inició una meteórica carrera empresarial al fundar con 25 años su primera constructora, Cantieri Riuniti Milanese.

En los años 70 puso en marcha un canal de televisión por cable que emitía en uno de los barrios milaneses que él mismo había construido, se hizo con parte del capital del diario "Il Giornale" y creó el "Canale 5".

En 1977 fue condecorado "Cavaliere" del Trabajo, título que lo siguió el resto de su vida. Su reputación crecía.

En 1978 fundó Fininvest, la sociedad de cartera de la familia Berlusconi que hoy controla un imperio formado entre otros por la casa editorial Mondadori, la productora de cine Medusa y el grupo audiovisual Mediaset.

Aficionado al fútbol, fue dueño del AC Milan desde los años 70 hasta 2017, cuando lo vendió a un consorcio chino y compró posteriormente el Monza, un pequeño equipo que llevó a la élite de la Serie A.

Su entrada en la política

En la cúspide de su carrera empresarial, Berlusconi anunció en 1994 en un discurso televisivo su famoso: "Entro en el campo" de juego.

Comenzó así su carrera política con la fundación de Forza Italia, un partido de corte liberal y centrista que mostraba los primeros signos del populismo y que prometía llenar el vacío en un país desencantado por los políticos después de la operación anti-corrupción "Manos Limpias".

Berlusconi se presentó como el dique de contención contra el comunismo y prometió liderar el país como había gestionado sus empresas. Y convenció: ese mismo año ganó las elecciones y se convirtió en jefe de un Gobierno en coalición con la Liga Norte, entonces encabezada por su fundador Umberto Bossi.

Aquel gabinete no duró mucho. Acechado por la justicia y los incesantes ataques de la oposición, vio cómo en diciembre de ese año Bossi le retiró su apoyo y lo obligó a dimitir.

Volvió a ser primer ministro en 2001, con la coalición conservadora Casa de las Libertades, con la que gobernó durante cinco años y convirtió ese Ejecutivo en uno de los más duraderos de la historia del país.

En la campaña electoral sorprendió firmando un contrato con los italianos en uno de los programas televisivos más seguidos del país para, entre otras cosas, abolir el impuesto de la primera casa: con esta promesa populista "El Caimán", como lo apodó el cineasta Nanni Moretti en una de sus películas, "devoró" a su adversario.

En 2006, intentó revalidar su mandato, pero perdió contra Romano Prodi, aunque solo dos años después, con 71, aprovechó la caída del Gobierno para volver ser primer ministro, esta vez con el Pueblo de la Libertad (con Forza Italia y la derechista Alianza Nacional).

Dirigió de nuevo el país en coalición con la Liga Norte hasta que en 2011 la crisis económica y otra vez los escándalos judiciales hundieron su Gobierno y Mario Monti asumió la dirección de un Ejecutivo técnico.

Actualmente, formaba parte del Gobierno de coalición encabezado por Giorgia Meloni. De todos modos, había perdido réditos sobre todo por su conocida amistad con el Presidente ruso, Vladimir Putin, en el ojo del huracán por la guerra en Ucrania.

Una vida llena de escándalos

De la mano con su vida política y empresarial, su vida privada era una caja abierta que estuvo plagada de escándalos y de la cual se vertieron ríos de tinta en las revistas y diarios de medio planeta. Capítulo recordado es el de su divorcio en 2009 de su segunda esposa, la actriz Verónica Lario, con quien tuvo tres hijos, que se suman a los dos mayores, fruto de su primer matrimonio con Carla Dall'Oglio.

En 2009, Lario inició una cruenta batalla legal por una pensión multimillonaria estipulada en un primer momento en la friolera de tres millones de euros al mes, reducida después al millón y medio y tumbada por el Supremo hace dos años. Después de treinta años de relación y diecinueve de matrimonio, la actriz le dedicó una frase lapidaria: "No puedo estar con un hombre que sale con menores". En Italia y el mundo todos comentaban las polémicas fiestas que organizaba y que supondrían su ruina política.

Sus mansiones fueron el centro de una vida social en el que nunca faltaron las jóvenes despampanantes en busca de un contacto o un contrato en su emporio televisivo, sobre todo su villa de Arcore, a las afueras de Milán. Fue en esta fastuosa residencia donde Berlusconi se metió en un lío que le seguiría para siempre: el "Caso Ruby".

Este era el apodo de la marroquí Karima El Mahroug, con la que el magnate mantuvo relaciones sexuales cuando era menor. La muchacha fue detenida por hurto en 2010 en Milán y Berlusconi trató de liberarla alegando que era sobrina del entonces presidente egipcio Hosni Mubarak. Al conocerse esta presión, la Fiscalía lo acusó de abuso de poder y prostitución de menores.

Empezaba su pesadilla. En junio de 2013 el magnate era condenado a siete años de cárcel e inhabilitado para cargo público, aunque fue absuelto en Apelación. La Corte Suprema confirmó su absolución en 2014 al considerar que no tenía por qué conocer su edad, pero certificó que en sus villas se ejercía la prostitución.

Las horas de audiencias sacaron las vergüenzas al magnate y a sus poderosos amigos, revelando orgías con muchachas a las que él restó importancia en más de una ocasión tachándolas de "cenas elegantes".

Era el "Bunga Bunga", el término que Berlusconi copió a su amigo, el dictador libio Muamar Gadafi, para referirse a esas sesiones de sexo, tal y como desveló la propia Ruby, actualmente en un retiro dorado.

Del "Caso Ruby" emergieron varios procesos para aclarar si el político compró el silencio de las chicas que tuvieron que testificar. Estas mujeres explosivas quedaron bautizadas como las "Olgettine", porque cuando acudían a las fiestas residían en un edificio de la Vía Olgettina de Milán, a gastos pagados, eso sí.

Pero Berlusconi salió absuelto de todos ellos.

Su única condena definitiva ocurrió el 1 de agosto de 2013, y tiene relación con el caso Mediaset. Berlusconi fue acusado fraude fiscal y sentenciado a la pena en firme de un año de cárcel que cumplió con trabajos para la comunidad en un geriátrico. Esto le valió la expulsión del Senado y la renuncia al título de "Cavaliere".

El inabarcable historial de escándalos y juicios de Berlusconi, orlado por comentadas operaciones estéticas y el recuerdo sangriento de su ataque con una figurita de la catedral de Milán en 2009, acabó por reducirlo a un personaje prácticamente irrelevante en política.

Su peso como líder octogenario de la derecha italiana se vio reducido a mínimos por el auge de las nuevas promesas, Matteo Salvini y Giorgia Meloni, aliados de coalición.

Berlusconi deja un imperio multimillonario, muchos juicios sin cerrar, un recuerdo imborrable y una novia, la diputada Marta Fascina, de 32 años y más de medio siglo más joven que él.
EL COMENTARISTA OPINA
¿Cómo puedo ser parte del Comentarista Opina?