Si hay una figura de la que todos hablan en estos momentos en Brasil es de
Cláudio Castro. El gobernador de Río de Janeiro está en boca de todos al ser el responsable político del
megaoperativo policial realizado el martes que dejó más de un centenar de muertos. Y mientras surgen voces a favor y en contra de la operación más letal de la historia de esta ciudad, este dirigente de derecha no dudó en defenderla y enfrentarse al gobierno de
Lula da Silva, que en palabras de su ministro de Justicia quedó "aterrado" por el alto número de fallecidos.
"Exceptuando la vida de los policías (fallecidos), el resto fue un éxito", aseguró Castro, quien calificó de "duro golpe al crimen organizado" el operativo lanzado contra el Comando Vermelho -considerado el grupo criminal más peligroso de Brasil- en las favelas de Penha y Alemão, que dejó un saldo de 119 muertos según las autoridades del estado de Río, mientras que la Defensoría Pública cifró los decesos en 132, de los cuales cuatro eran agentes policiales.
En su balance, el gobernador de Río acusó duramente a la Administración de Lula de dejarlo solo en el despliegue de este operativo. "La operación de hoy tiene muy poco que ver con la seguridad pública. Es una operación de defensa del Estado.
Es una guerra que trasciende los límites de lo que el Estado debería librar solo", aseguró.
En esa línea, Castro añadió que "para una guerra como esta, que no tiene nada que ver con la seguridad urbana, deberíamos contar con mayor apoyo, incluso de las Fuerzas Armadas. Es una lucha que ya trasciende el concepto mismo de seguridad pública, consagrado en la Constitución. Río está solo en esta guerra".
Considerado una de las figuras más cercanas al expresidente Jair Bolsonaro, este dirigente que en el pasado fue un cantante con dos discos de música católica ha ido escalando cada vez más en la política brasileña con una fórmula que mezcla la religiosidad con la mano dura. Esta es su historia.
Un hombre de fe
Cláudio Bomfim de Castro e Silva nació en Santos el 29 de marzo de 1979, pero se mudó siendo un niño a Río de Janeiro, ciudad que marcó su vida. Fue aquí donde vivió su infancia y juventud y también donde cursó sus estudios de Derecho, en la Universidad Federal de Río de Janeiro, carrera de la que se graduó en 2005.
Un año antes, Castro iniciaba su carrera política como jefe de gabinete del entonces concejal de Río Márcio Pacheco, con quien luego trabajó en la Asamblea Legislativa del estado. En 2016, de la mano del Partido Social Cristiano (PSC), fue electo concejal después de un intento fallido cuatro años antes.
Al poco tiempo, el liderazgo de este abogado en el PSC fue creciendo, al punto de que en 2018 el partido lo eligió como compañero de fórmula de
Wilson Witzel, en las elecciones a gobernador de Río. Tras el arrollador triunfo de la dupla,
Cláudio Castro asumió como vicegobernador el 1 de enero de 2021.
Pero la vida daría más vueltas. En agosto de 2020, asumió como gobernador interino luego de que el Parlamento estatal decidiera suspender a Witzel, acusado de corrupción por irregularidades en la compra de material sanitario durante la pandemia de covid-19. El 30 de abril de 2021, el líder regional fue destituido definitivamente, por lo que un día después Castro juró como gobernador titular.
Más allá de su perfil político, el actual líder regional también es conocido por su religiosidad. Miembro activo de la comunidad de la Renovación Carismática Católica, este dirigente también es cantante de música cristiana: grabó dos discos de este estilo e incluso hay muchos videos en YouTube donde aparece interpretando sus canciones.
Según reporta Clarín, este perfil de hombre de fe le permitió a Castro conectar con el mundo católico y el evangélico, que en el último tiempo ha concentrado un gran poder político. Así, a la par de su rol de gobernador, aparece en eventos religiosos y participa en retiros de la Renovación Carismática.
Un bolsonarista de mano dura
En 2021, luego de jurar como gobernador, Cláudio Castro dejó su militancia en el PSC y se inscribió en el Partido Liberal (PL), liderado por el entonces presidente Jair Bolsonaro, con quien el dirigente carioca trabajó mano a mano y aún conserva una fuerte relación.
Al igual que el ahora exmandatario, Castro desarrolló un perfil de hombre duro con énfasis en la seguridad. En esa línea, el gobernador ha promovido un amplio despliegue policial en todo el estado, que también le ha valido críticas de quienes acusan falta de transparencia en los operativos y también denuncian violaciones a los derechos humanos.
Asimismo, el líder regional ha levantado una dura agenda valórica marcada por el conservadurismo: se ha opuesto abiertamente al aborto e incluso en varias de sus intervenciones públicas ha atacado a la comunidad LGBTI, lo que también le ha valido críticas. Por otro lado, también se encuentra bajo investigación por la misma trama de corrupción que terminó con su antecesor destituido.
Así las cosas, Castro se ha perfilado como una de las figuras centrales de la derecha brasileña e incluso ha sonado como
posible candidato presidencial considerando que su máximo referente, Jair Bolsonaro, se encuentra impedido de postular al estar condenado por intento de golpe de Estado.
Ya en abril, el gobernador de Río aseguraba al diario español El Mundo que "nuestro único candidato tiene que ser Jair Bolsonaro" y que, en caso de que este no pudiera participar en las elecciones, el candidato del PL debería ser "quien Jair Bolsonaro elija". En esa línea, consultado por si él postularía al Palacio de Planalto, Castro lo negó tajantemente.
Ahora, la autoridad regional tomó una nueva relevancia y un perfil mucho más público, convirtiéndose en uno de los más duros adversarios de Lula da Silva.