SANTIAGO.- "Perfectamente podrían haber matado a alguien". Así recuerda el director de la Asistencia Pública (ex Posta Central), doctor Mario Henríquez, la noche en que los familiares y amigos de los tres muertos y nueve heridos que dejó el concierto de la banda inglesa "Doom", llegaron al recinto asistencial de calle Portugal.
El grupo llenó el acceso a Urgencia y algunos de ellos se pusieron violentos, dada la falta de información médica y la demora en la atención de sus seres queridos. En el recinto se vieron en la obligación de llamar a Carabineros para calmar la situación.
Este es uno de los episodios que ha ocurrido en la red de atención pública de salud y que obligó a reforzar la seguridad.
La demora en la atención es un problema que ha empoderado a los familiares de los pacientes, coinciden los directores de algunos hospitales de la Región Metropolitana, según constató en un recorrido El Mercurio.
Por ejemplo, el director del hospital Sótero del Río de Puente Alto, Claudio Farah, asegura que los usuarios "saben que tienen derechos, y no por estar atendiéndose en un sistema público pueden recibir lo que sea".
Complementa el jefe del hospital El Carmen de Maipú, Ramiro Zepeda: "Urgencias es el lugar más crítico de atención. Agresiones que van desde que te saquen la madre hasta amedrentamientos con pistola o cuchillo".
El médico recuerda aquel episodio cuando un paciente tomó una máquina para medir la presión sanguínea y se la lanzó en la cabeza al técnico que le revisaba los exámenes.
No es lo único que han debido enfrentar los hospitales públicos. A la indignación de los pacientes y familiares se suma el "rescate" de delincuentes heridos en un asalto, por ejemplo, o la llegada masiva de indigentes que no tienen donde pasar la noche.
Este último tema fue resuelto el año pasado, cuando se reubicar a las personas en situación de calle en un albergue en un trabajo conjunto con Carabineros y la Municipalidad de Santiago.
Pero el "rescate" o incluso ajuste de cuentas entre bandas rivales sigue siendo una preocupación.
En el hospital Sótero del Río aún recuerdan a un paciente que llegó con fracturas por un "ajusticiamiento". Fue hospitalizado. Pero eso no impidió que sus rivales llegaran a "tirar balazos" para matarlo.
"Fue una situación bien traumática para los pacientes que estaban al lado", rememora Farah.
Medidas adoptadas
Si bien los directores de hospitales califican este tipo de situaciones como "hechos aislados", ya se adoptaron las primeras medidas para enfrentar este tipo de hechos.
Por ejemplo, en la ex Posta Central implementaron un protocolo de atención. El doctor Henríquez explicó que muchos pacientes llegan a Urgencia por simples resfríos, colapsando los recintos por atenciones que pueden prestarse en consultorios.
"Las modificaciones se han hecho para que la categorización sea más eficiente y no se aglomeren pacientes afuera, así procuramos sacarlos en menor tiempo", explicó.
Mientras que en hospital El Carmen optaron por "ir anticipando lo que sucede con el paciente, desde la evaluación de su patología hasta que tiene que ser atendido por un médico", asevera el director Zepeda.
Medida similar se adoptó en el San José, donde existen "voceros de urgencia". Esta labor la desempeñan enfermeras que informan con periodicidad a familiares el estado de sus seres queridos.
Otras medidas implementadas por otros hospitales públicos de la Región Metropolitana son la instalación de pantallas de televisión dispuestas en las salas de espera, donde se informa el avance o demora de las consultas. Además, de puertas de seguridad con huellas dactilares, cámaras de vigilancia y más iluminación afuera de los recintos
El dinero invertido en seguridad varía según el recinto. Aunque no todos especificaron la cifra exacta, sí admitieron que era "significativa". En El Pino aseguraron que son $500 millones anuales, similar a los $552 millones que invierte la ex Posta Central.
