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Sename: El 54,8% de los 210 menores fallecidos era discapacitado y en 10 casos aún no se sabe la causa

En el listado hay 64 que sufrieron insuficiencia respiratoria, que pueden -muchas de ellas- estar vinculadas a enfermedades. Pero también hay 16 muertes por asfixia.

16 de Octubre de 2016 | 07:30 | Emol
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Con el deceso de Lisstte Villa (11), ocurrido en este centro del Sename, en abril pasado, se pudo conocer la crisis que hoy vive el servicio.

Aton Chile
SANTIAGO.- Asfixias, accidentes, ahorcamientos, causa indeterminada, paro cardiorrespiratorio, insuficiencias respiratorias, muerte súbita, encefálica, shock séptico y multiorgánico.

Esas son las causas en común que tienen los 210 niños y adolescentes que perdieron la vida mientras estaban a cargo del Servicio Nacional de Menores (Sename), entre el 2005 y 2016.

Así lo informa este domingo El Mercurio, que elaboró un listado con los nombres, edades y motivo de los decesos, que hoy son investigados por un equipo de investigadores liderado por el fiscal regional de Los Lagos Marcos Emilfork.

De acuerdo al listado, la mayoría de los fallecidos –un 54,8%- era discapacitado y murieron por paros cardiorrespiratorios o shock séptico, mientras que en 10 casos, la causa se mantiene como “en estudio” o “indeterminada”.

Asimismo, hay 64 casos de insuficiencia respiratoria, que pueden -muchas de ellas- estar vinculadas a enfermedades. Pero también hay 16 muertes por asfixia y en estos casos es posible palpar más próxima alguna negligencia. Como ocurrió en un hogar en Llolleo, V Región, con Paula Catalina M. D., de 8 meses...

La historia de Paula Catalina


En su corta vida, Paula Catalina (la número 5 bajo el título "asfixias") tuvo experiencias duras. Nació en una casa (no en un hospital) y su madre nunca regularizó la situación, de modo que no figuraba en el Registro Civil. Un día la llevaron al Centro de Salud Familiar de Llolleo, donde la asistente social se percató de este hecho y la derivó hasta el Tribunal de Familia. Había una mujer que decía que la guagua se la había dado un matrimonio en Santiago, pero finalmente se supo que ella era la madre y que se lo ocultaba a su familia. Todo lo cual salió a la luz cuando el domingo 7 de octubre de 2012 la encontraron muerta en un Centro de la Asociación Cristiana de Jóvenes de la red del Sename, al que había ingresado cuando tenía un mes.

Estaba sobre un colchón y con una frazada cubriendo su rostro.

El fiscal Ramón Espinoza formalizó a la encargada del centro y a dos cuidadoras del mismo, por cuasi delito de homicidio. En su investigación confirmó que la guagua murió asfixiada con la frazada, y por falta de cuidado de las encargadas. Dos años después, se acordó la suspensión condicional del procedimiento puesto que las imputadas reconocieron su error y aceptaron la condición de mantenerse alejadas del trabajo con los niños durante tres años. Nunca más volvieron a desempeñarse en un hogar de menores.

Un paro que paraliza el corazón


Dos casos impactaron en el último tiempo en Rancagua: los de Tania O.Y. (número 45 bajo el título de "Paro cardiorrespiratorio") y Francisco Javier F. (el número 47 de la misma categoría), que murieron con dos días de diferencia.

La causa del deceso de ambos dice "paro cardiorrespiratorio". Tania murió el 15 de junio, a los 17 años. Y Francisco Javier el 17 de ese mes, a los 14. Los dos estaban en la residencia del Pequeño Cottolengo de Rancagua.

El Sename presentó una querella el 4 de julio, porque el Pequeño Cottolengo actúa como colaborador acreditado del Servicio. El 8 de septiembre exhumaron los restos de la niña, porque al fallecer no se le había practicado autopsia.

El fiscal Patricio Poblete sostuvo que la investigación estaba centrada en establecer las verdaderas causales de la muerte de Tania y, de esa forma, descartar o confirmar si hubo negligencia por parte de los guardadores.

Han pasado cuatro meses y el director de esa sede del Pequeño Cottolengo, padre Álvaro Olivares, sigue convencido de que no hubo negligencia; que se hizo todo lo que pudieron.

Tania llegó a vivir a los hogares dependientes del Sename a los 7 años, luego que un tribunal de familia le quitara la tutela a la abuela materna porque requería cuidados más especiales. La niña estaba postrada, con daño orgánico cerebral y microcefalia severa, epilepsia secundaria, retardo del desarrollo y desnutrición crónica. Padecía del síndrome de Torch, una infección neonatal transmitida por su madre.

El padre Álvaro explica que la niña "llegó a este hogar el 2007, por el alto daño neurológico que tenía. Asistía a la escuela especial que tenemos, a la sala de estimulación. Pero, a veces, por indicación médica no podía ni siquiera salir de su cuarto. Estaba en una situación de postrada, no podía hablar, no tenía habilidades comunicativas, ni gestuales ni menos verbal. Era totalmente dependiente, con pañales, sonda gástrica para alimentación y farmacológica".
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