SANTIAGO.- "He visto todos los recursos del Estado -empezando por el Ministerio Público, PDI, SII y CDE- en una persecución frenética en contra de mi persona, invirtiendo recursos multimillonarios para escanear mi vida, mis empresas y la gente que se ha relacionado profesionalmente conmigo, para poder encontrar algo que pueda transformarse en una acusación criminal", dice Cristián Warner a El Mercurio, en la primera entrevista que concede desde que se viera involucrado en la investigación de las platas políticas que se persiguen el caso SQM.
Querellado por el Servicio de Impuestos Internos hace más de un año -por la emisión de 34 facturas a SQM Salar por un monto de $362 millones-, y luego formalizado por el Ministerio Público, el periodista y ex brazo derecho de Marco Enríquez-Ominami, se le siguen abriendo focos de preocupación.
Lo anterior, porque hace dos semanas el Consejo de Defensa del Estado presentó una querella en su contra por el delito de fraude al fisco y en los últimos días se informó que la fiscalía indaga dos facturas de su empresa -por $59 millones- emitidas a la firma brasileña OAS.
Este proceso, según confesó, ha sido "doloroso, desgastante", pero aunque dedica buena parte del tiempo a preparar su defensa con el equipo que encabeza el abogado Alejandro Espinoza, dice que no ha moderado su espíritu "emprendedor", y que desde hace algún tiempo está dedicado al rubro gastronómico.
Sobre su amistad con Marco Enríquez-Ominami -con quien trabajó más de diez años- cuenta que se inició en la campaña senatorial de Carlos Ominami de 2001 y luego trabajaron en la productora Rivas y Rivas, en la serie La vida es una lotería .
"Me dediqué muchos años a producir los proyectos que dirigía Marco. Debo haber participado en más de cien, lo que echa por tierra la infundada acusación de la fiscalía de que mis empresas eran de papel", acota.
Asimismo, explica que ha guardado silencio ante la fiscalía "porque la forma en que se ha llevado la investigación no me da las garantías para declarar: todo se filtra parcialmente y se tergiversa. Y mientras no veamos una mínima objetividad de los fiscales, preferimos guardar nuestra versión para darla ante un tribunal imparcial".
En la misma línea, descarta que su decisión de acogerse a su derecho a guarda silencio tenga relación con su intención de proteger a Enríquez-Ominami, enfatizando que "mi silencio tiene que ver con que no hay garantías para poder desarrollar una colaboración".
"La primera o segunda vez que fui a la fiscalía, había un enjambre de periodistas afuera y se suponía que era secreta", dijo.
Respecto a la tesis de la fiscalía sobre que los dineros de SQM recibidos a través de facturas de su empresa fueron, en realidad, una forma encubierta de financiar la campaña de ME-O y la formación de su partido, el PRO, Warner explica que -de acuerdo a su abogado- el financiamiento irregular de la política no era delito en esa época, y no he sido formalizado por eso. El Ministerio Público me acusó de haberme coludido con Patricio Contesse para defraudar al fisco. Sin embargo, el propio Ministerio Público, a través del fiscal Gómez, declara que yo no conocía al señor Contesse".
"¿Alguien me podría explicar cómo se sostiene una acusación donde, según ha dicho el mismo fiscal, los coludidos no se conocen?", cuestiona el periodista, asegurando que "nunca he tenido ninguna información de la situación tributaria de SQM, menos me podría haber puesto de acuerdo con ellos para defraudar al fisco".
Por último, y a pesar de todo lo que ha debido enfrentar judicialmente, Warner dice no se arrepiente de haver trabajado con ME-O, recalcando que "estoy orgulloso de los proyectos profesionales y políticos que juntos construimos".
