SANTIAGO.- 1985, 2010 y 2017. Por tercera vez Juana Padilla (55) lo pierde todo. Temporera, casada y madre de cinco hijos, es una de las personas más afectadas por el incendio forestal que arrasó con su casa en la comuna de Pumanque.
Residente de la localidad de La Gloria, allí vivió el terremoto que hace 32 años sacudió la zona central del país, al igual que la emergencia del 27/F. Ahora, al igual que en esos episodios, quedó “con lo puesto”, durmiendo con su familia en una carpa.
"Es muy triste lo que se vive acá, todo quemado, muchos animales quemados, es una cosa terrible, no se compara con terremotos ni con nada. Es muy terrible", asegura Padilla, agregando que "acá mi familia trata de reconstruir nuestra casa y como tenemos una niña de dos años, que también perdió todo, no podemos vivir en carpas. No tengo donde ir a dormir o comer un plato de comida. Es como si no existiera".
"Mañana se cumplen 15 días y estoy sin mi casa, todavía no tengo ni siquiera lo que es una mediagua, la ministra de Vivienda visitó mi casa por ser la más afectada y me prometió una vivienda provisoria. Acá estoy esperando", comenta desde La Gloria.
Terremotos
Padilla recuerda que para el terremoto del año 85 recibió una mediagua del Estado al corto tiempo, lo que le permitió vivir bajo un techo. Una situación que, según relata a Emol, se contrapone a lo ocurrido en 2010.
"No recibí ayuda, estuve ocho meses viviendo en carpas, mi casa la construyó mi propio hijo”, sostiene.
Luego del 27/F logró reconstruir su casa de madera, que contaba con ocho habitaciones, living y cocina. "Todos mis ahorros estaban metidos en esta casa (...). No salvamos nada", dice.
Para Juana Padilla el incendio ocurrido es más destructivo que los terremotos pasados, puesto que durante ellos "se pueden rescatar algunas cosas, ropas y herramientas de trabajo. Ahora nada. Se perdió todo. El fuego es más cruel. Quema todo", señala.
Ayuda de particulares
En este marco, Padilla recalca la ayuda que reciben de particulares que viajan de Santiago, "incluso las carpas no son del municipio, toda la ayuda que recibimos es de particulares. Nos traen cosas de cocina, ropa y agua. Para mí todo vale. Pero no es el Estado el que nos ayuda".
"Lo que más necesitamos son herramientas de construcción para poder reconstruir nuestra casa. Tenemos que conseguir puertas, ventanas, nos han donado tablas y maderas", cuenta.
Durante las catástrofes en La Gloria, Padilla no ha lamentado perdidas familiares. Ahora, el 13 de febrero es su cumpleaños y desde la localidad reflexiona que "no tendré un buen regalo, pero debo luchar y salir adelante como pueda".
