SANTIAGO.- En solo diez años, el perfil de movilidad de las principales ciudades del país ha sufrido una transformación radical. Si a mediados de la década pasada, los chilenos optaban mayoritariamente por el transporte público, hoy los viajes en autos dominan los traslados en días laborales.
Según las encuestas Origen Destino de Arica, Iquique, Antofagasta, Copiapó, La Serena-Coquimbo, Gran Valparaíso, Gran Santiago, Temuco, Valdivia y Osorno (las ciudades con estudios comparados en los últimos ocho años), el transporte público (buses, trolebuses, metro, taxis y taxis colectivos) generó un promedio de 7.349.027 viajes laborales, pero el particular (autos) alcanzó 8.237.134.
La relación, señala "
El Mercurio", era diametralmente distinta en las encuestas aplicadas entre 1998 y 2002: el bus alcanzaba 7.323.804 desplazamientos, dos millones más que los 4.303.110 de los que entonces totalizaban los automóviles.
El ministro (s) de Transportes, Carlos Melo, dice que el cambio lo explica el aumento del poder adquisitivo de las personas: "El parque nacional más que se ha duplicado en 15 años. Hay un fenómeno que es imposible desconocer. Eso produce congestión y eso mismo degrada la calidad del transporte público. Se produce un fenómeno de círculo vicioso que ocurre en todo Chile".
Agrega que en Santiago la tendencia se acentúa por la red de autopistas, que termina por fomentar el uso del automóvil.
El especialista en Transportes de la U. Diego Portales, Louis de Grange, plantea que en esta tendencia se debe considerar el efecto del deterioro del transporte público: "Es muy notorio sobre todo en Santiago en el caso de los buses, porque esos viajes caen, pero no así los que se realizan en metro".
En su opinión, la forma de detener o revertir la tendencia es invertir más en el aumento de la red de metro, tranvías, teleféricos "y sistemas sofisticados que logren seducir a los pasajeros".
Tendencias en regiones
Raimundo Cruzat, experto en Transportes, sostiene que el aumento del tamaño de las ciudades ha incentivado el aumento del transporte privado. "Esto ha generado que la congestión sea muy fuerte en regiones. Hay ciudades en las cuales los tacos son peores que en Santiago", opina.
Las cifras muestran que el fenómeno se acrecienta en zonas con mayor poder adquisitivo. Así, por ejemplo, las ciudades que gozaron del auge minero tienden a concentrar cifras más altas de viajes en auto.
En Antofagasta, Héctor Carvallo, presidente del gremio que reúne a las 12 líneas del sistema de buses (TransAntofagasta), comenta que han notado una baja de 7% en los viajes: "Estamos con la misma flota de 2005, cuando se licitó el servicio, con 720 buses que tenían el 36% del traslado de la gente".
Mientras, en Arica, el alcalde Gerardo Espíndola asegura que los recorridos no son continuos por el poco uso del transporte público. "Acá el acceso a un vehículo propio es más barato por la extensión de la zona franca de Iquique. También hay vehículos peruanos en tránsito por la ciudad".
A fin de ordenar los flujos y desincentivar los autos, el municipio implementará un plan de movilidad urbana.
La congestión que generan los autos se observa con fuerza en La Serena. Para Jorge Galleguillos, presidente de la empresa de buses Lincosur, el problema obedece al aumento de autos, lo que incrementa la congestión y afecta además la frecuencia en que pasan los microbuses.
Los expertos coinciden en que es complejo recuperar a una persona que se "bajó" del bus y se pasó al auto, debido a que este se transforma en una extensión de su living. Sin embargo, a juicio de Cruzat, en regiones es posible intervenir con éxito:
"En estas ciudades hay oportunidades porque el transporte público no se ha estigmatizado como en Santiago. Si se disponen otros modos y el ministerio genera proyectos para invertir los fondos espejo del Transantiago, la gente va a estar dispuesta a viajar en transporte público".
