José Alvújar, El Mercurio
SANTIAGO.- Esta semana se cumple un año desde que renunció el antiguo oncólogo pediátrico del hospital de Punta Arenas, lo que desató una serie de protestas de la comunidad, que exigía del Ministerio de Salud la reposición del cupo del profesional, crítico en la zona porque desde su dimisión los menores con cáncer tuvieron que viajar hasta Valdivia, a más de 2.000 kilómetros, para continuar sus tratamientos.
La solución encontrada por las autoridades para garantizar la atención fue buscar un reemplazo en el extranjero. La tarea no era fácil, en la medida que un profesional de este tipo debe haber cursado los siete años de medicina, más tres de especialidad y uno o dos más de la subespecialidad, señala "El Mercurio".
El primer intento falló, porque la seleccionada desistió. Hasta que en mayo de 2016 se interesó la mexicana Alejandra Carranza (33 años), quien creció en Chilpancingo (capital del estado de Guerrero, al surponiente del Distrito Federal) y es especialista forjada en el Hospital de Niños de Juárez, en Ciudad de México.
Su llegada a la ciudad austral fue como si se tratara de una celebridad. Arribó acompañada de su pareja, el médico intensivista Javier Varela, también mexicano y quien, gracias a su relación con Carranza, pudo llegar a contribuir a reducir la brecha de médicos que tiene la Región de Magallanes.
Una magallánica más
Nunca había estado en Chile y apenas había oído de la ciudad donde hoy dice que se siente "como una más. La gente es amable, me llevo bien con mis pacientes. Voy todos los días contenta a trabajar en el hospital".
Hoy, siete meses después de ese aterrizaje en la Patagonia, la doctora saca cuentas alegres sobre su decisión: dice que le encanta la ciudad, que disfruta "del ambiente especial que existe en Punta Arenas" y proyecta su vida "de manera indefinida" en la zona austral.
Y, además, dio cuenta de su capacidad profesional cuando en enero recibieron junto a Varela los resultados del Examen Único de Conocimientos en Medicina (Eunacom). Ambos aprobaron, por lo que su desempeño en el país está regularizado.
Ahora, dice, le queda la certificación de su especialidad y subespecialidad, trabajo que pretende hacer "durante los próximos meses".
El examen lo preparó en medio de su período de adaptación al frío magallánico. "Algunas personas acá decían que el viento me iba a llevar, jajajá", dice sobre la dureza del invierno.
Falta de especialistas
Sobre el sistema de salud chileno, cree que tiene un buen estándar. "En el hospital hay todo lo indispensable y más para poder tratar con toda la dignidad a nuestros pacientes", dice, pero admite que en esa zona del país se flaquea en "la cantidad de personal disponible".
La médico ahonda: "Desafortunadamente, hay falta de otros especialistas, no solo de oncología infantil; hay varios que se requieren, la medicina está muy centralizada, pero eso no es un problema exclusivo de Chile".
Eso sí, explica que cuando un paciente requiere de un manejo especializado que excede las capacidades instaladas en la región, "el sistema de derivación y traslado está bien diseñado y funciona muy bien".
Carranza cuenta que ya ha recorrido los atractivos naturales de la región, como las Torres del Paine, y dice sentirse "maravillada". "Mis papás vinieron hace poco y quedaron encantados y con ganas de venir más seguido. Claro que voy a tener que invitarlos en verano para que eviten el frío, jajá".
