
Alejandro Guillier asume que hoy día para él, dado el posicionamiento que tiene en las encuestas, verse arrastrado a opinar sobre los problemas contingentes que hay en el Gobierno, en la Nueva Mayoría o en las tensiones que hay en torno a la candidatura de Sebastián Piñera, le genera puros costos, y por lo tanto él opta más bien por tomar distancia y por tratar de mantenerse lo más al margen posible de un clima y un cuadro político que la inmensa mayoría de los chilenos mira con desconfianza y con mucha incredulidad.

Por un lado, lo que trata es presentarse como un hombre de Estado, un hombre que maneja las relaciones internacionales y que está preparado para gobernar el país. Pero por otro lado, intenta hacerle un guiño al Partido Comunista, hacia los sectores de la izquierda tanto dentro de la Nueva Mayoría como afuera. Es decir, trata de dejar contento a todo el mundo y eso es propio de una candidatura populista.

Ese gesto va más en función de cosechar apoyo desde la izquierda y particularmente del Partido Comunista, abandonando por ahora la zona más moderada del espectro político (...) En un principio no tuvo una postura muy clara respecto al viaje de Mariana Aylwin a Cuba, no condenó directamente la dictadura cubana y ahora va a otro régimen no democrático, donde la interpretación política pasa por el hecho de dar más prioridad a regímenes no democráticos que regímenes democráticos. Eso le puede traer un costo electoral muy importante de cara a las próximas primarias porque las estrategias de polarización nunca son razonables.