SANTIAGO.- Hasta el 12 de mayo, la investigación del Ministerio Público por el caso fraude a Carabineros llevaba 43 personas formalizadas, el 75% funcionarios activos o en retiro de la institución, y la suma alcanzaba los $17.500 millones.
Uno de los declarantes fue el general (r) y ex jefe de la Dirección de Finanzas, Flavio Echeverría, el pasado 20 de enero, donde tenía que explicar, en calidad de testigo frente al fiscal regional de Magallanes, Eugenio Campos, cómo funcionaba la repartición que dirigía al interior de Carabineros.
"Por mí pasan los consejos financieros relacionados con el presupuesto institucional", según consigna una de sus declaraciones publicada este domingo por
"La Tercera".
Además, aseguró haber presenciado otras irregularidades en el 2010 después del terremoto del 27/F: se le pagaron servicios de salud a ex funcionarios de la institución como si todavía estuvieran activos.
"Debo agregar que dentro de ese grupo estaban familiares de algunos generales en períodos anteriores, entre otros, la esposa del general (Eduardo) Gordon y la esposa del general (Eduardo) Vera. Acá se hacían pagos sin acto administrativo", sostuvo el general en retiro.
Otra situación que le llamaba la atención eran los pagos que recibían algunos abogados que representaban a funcionarios, como Mauricio Unda (representante de varios uniformados acusados de violaciones a los DD.HH.).
"A ellos se les pagaba íntegramente y ellos, a su vez, distribuían entre sus representados", dijo.
Imputado
En su segunda declaración, el 24 de marzo en calidad de imputado y en prisión preventiva, Echeverría manifestó que "efectivamente, reconozco que el 20 de enero declaré ante el fiscal, pero omití información que ahora quiero aportar".
"A partir del año 2008 comencé a recibir 'recursos' en mi cuenta corriente del Banco de Chile, la cual tengo hace más de 15 años. Dichos recursos, lamentablemente, no los supe controlar", declaró el ex uniformado, el primero en el grupo de los identificados como líderes de la malversación que comenzó a colaborar con la fiscalía respecto de las operaciones fraudulentas que él denomina "salidas informales de fondos".
El medio consigna que éstas comenzaron en 2008, cuando trabajaba en el Departamento III de Tesorería y Remuneraciones de Carabineros y fue invitado a participar de este núcleo cerrado de personas por el coronel Arnoldo Riveros.
"(Riveros) me dijo que había unos depósitos para mis gastos personales. Esos dineros que fueron por alrededor de $30 millones, los invertí y los gasté. En ese año yo tenía como remuneración líquida alrededor de $2.300.000 (…) Yo no le conté a nadie y, como dije, me quedaba con todos los montos que me depositaban", agregó.
"Con ese depósito, ellos pagaron mi silencio, ya que ellos sabían que el año siguiente yo me iba a Contraloría. Yo cuando controlaba tenía la fama de ser 'pesado' y detallista, pero ahora para el proceso informal pasaba a ser 'un aliado'", continuó.
Al final de su segundo testimonio, el fiscal Campos le preguntó al imputado si había dimensionado la magnitud del fraude, que se estima alcanza los $20 mil millones. Su respuesta fue ingenua: "Nunca lo dimensioné, nunca".