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Pidió la Bip! y lo apuntaron con una pistola: Fiscalizadores del Transantiago detallan sus experiencias controlando la evasión

La semana pasada, una inspectora fue empujada por un evasor y atropellada por un bus, dejándola con severas lesiones. Pero no es la primera. Los trabajadores aseguran que las agresiones físicas y psicológicas ya son parte cotidiana de su jornada laboral.

23 de Junio de 2017 | 06:01 | Por Francisca Domínguez, Emol
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La Segunda
SANTIAGO.- "Me dijo 'no tengo tarjeta Bip! pero tengo esto', se abrió el abrigo y tenía un arma de fuego entre la ropa". Esta es una de las peores anécdotas que recuerda Pablo Hormazábal en sus diez años trabajando como fiscalizador del Ministerio de Transportes.

Quienes desempeñan este cargo concuerdan que la parte más tensa de su trabajo es cuando les toca salir a controlar la evasión en el Transantiago. Una evidencia de ello es el episodio que vivió una inspectora en Maipú la semana pasada, que fue empujada por un evasor y arrollada por un bus.

Ésta es la última de una serie de agresiones que se han registrado en contra de los fiscalizadores del Transantiago, hechos que, según trabajadores consultados por Emol, ya forman parte de su rutina laboral cotidiana.

La ministra de Transportes, Paola Tapia, se refirió a este hecho y señaló a Emol que "siempre hemos hecho un llamado fuerte y claro al respeto y a la responsabilidad en el actuar, y no sólo en el transporte público, sino que en nuestra vida cotidiana. Hay algo que es base que es el respeto mutuo, entre todos".

Una ruleta rusa


Pablo Hormazábal (39) lleva diez años trabajando como fiscalizador del Ministerio de Transportes y afirma que "los peligros son varios. Desde la agresión verbal hasta la agresión física, amenazas de muerte, riesgo inminente de la integridad física, tenemos a diario".

Según comenta, el sector más crítico y riesgoso para ir a fiscalizar la evasión es el sur poniente de la capital. En especial, el eje Santa Rosa, donde la mayoría de los esfuerzos están focalizados. Aún así, aclara que "hoy en día no hay un punto seguro".

"Me dijo 'no tengo tarjeta pero tengo esto', y se abrió el abrigo y tenía un arma de fuego entre la ropa. Me dijo directamente si quería un par de balazos"

Pablo Hormazábal
Más crítico aún es controlar sectores cercanos a donde ellos viven. "Baja gente que te puede reconocer fácilmente y posteriormente tomar algunas represalias en contra tuya cuando tú estás en tu día libre", asegura el inspector.

Sin embargo, fue en La Reina, en la esquina de Ossa con avenida José Arrieta, donde vivió uno de los episodios más complejos. Mientras controlaba un bus del Transantiago, hizo bajar a dos hombres. Cuenta que al solicitarle a uno de ellos la Bip! "me dijo 'no tengo tarjeta pero tengo esto', y se abrió el abrigo y tenía un arma de fuego entre la ropa. Me dijo directamente si quería un par de balazos".

En esa ocasión el fiscalizador salió ileso. Otros no han tenido esa suerte. Fue en noviembre de 2016 cuando cuatro fiscalizadores que controlaban el recorrido 210 en Vicuña Mackenna, sin la presencia de Carabineros, fueron agredidos con palos y piedras por un grupo de 20 personas, dejando a tres de ellos lesionados y a uno en estado grave. "Le partieron la cabeza", recuerda Hormazábal.

Señala que "el colega todavía está con licencia médica, con crisis de pánico, lo dejaron con un TEC abierto. Yo estuve a punto de estar ahí porque un compañero me cambió el turno. Me podría haber tocado a mí como le podría haber tocado a cualquier otro colega. Es como la ruleta rusa".

Licencia por seis meses


Jonathan Barrera (30) llevaba cerca de dos años y medio trabajando como fiscalizador cuando sucedió ese episodio. Y al igual que Hormazábal, estuvo a punto de ser uno de los agredidos, pero se salvó al no poder ir a trabajar ese día. "No estuve en ese hecho, pero nos afectó a todos", dice.

"Si usted tiene un día malo, dos o tres, no es tan malo. Pero cuando ya son semanas, meses que uno está recibiendo insultos, psicológicamente uno se va enfermando"

Jonathan Barrera
Las agresiones que vive día a día se fueron acumulando y generando en él una depresión que afectó hasta su vida familiar. "Si usted tiene un día malo, dos o tres, no es tan malo. Pero cuando ya son semanas, meses que uno está recibiendo insultos, psicológicamente uno se va enfermando", expresa.

Tanto así, que recién el lunes pasado Barrera volvió a trabajar, luego de estar con licencia desde enero. Tuvo crisis de pánico y terminó tratándose con un psiquiatra del centro de salud de la Universidad Católica en San Joaquín. El mismo día que retomó sus labores, un hombre empujó a su compañero y los amenazó con golpearlos, mientras que otro les escupió en los zapatos.

"Yo he recibido golpes, insultos, puntapiés, pero yo creo que el que más me afectó y el que siempre me ha dolido bastante es un escupitajo que me dieron en la cara. Uno lucha por estudiar, por sacar algún título, yo tengo un título profesional en el área de la ingeniería en mecánica automotriz. Entonces, uno aspira a más cosas, pero cuando una persona te escupe, sentí que todo era malo", manifiesta.

Protocolos de seguridad


Sólo posterior a la agresión de noviembre de 2016, Hormazábal asegura que el Ministerio envió una circular detallando oficialmente un protocolo de seguridad a seguir en estos casos: abandonar el punto de forma inmediata y luego comunicar al supervisor y a Carabineros sobre el hecho. "Prácticamente, hay que salir corriendo", ironiza.

Adicionalmente, como sindicato se negaron a salir a controlar la evasión sin la presencia de Carabineros, por lo que después de este episodio es obligación realizar esta labor con un efectivo.

El fiscalizador afirma que hace algunos años se propuso la idea de realizar capacitaciones de defensa personal a los fiscalizadores. En su momento no se descartó la posibilidad, pero por temas de presupuesto, aún no se han llevado a cabo. "Para ellos no es algo importante", critica.

Respecto a esto, la ministra Tapia aseguró que "siempre vamos a estar disponibles para revisar y fortalecer todo aquello que tenga relación con la seguridad de quienes están colaborando con este trabajo, que es como cualquier trabajo, un trabajo digno, y que se debe respetar".
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