SANTIAGO.- Sólo la rápida acción de un sacristán y el portero del colegio Salesianos Alameda, impidió que ocurriera un desastre.
Se trata de un nuevo ataque incendiario en contra de la iglesia de La Gratitud Nacional, ocurrido durante una manifestación iniciada por alumnos del Liceo de Aplicación, ocasión que fue aprovechada por un grupo de encapuchados para lanzar bombas molotov al frontis del antiguo templo.
El inmueble ya había sido blanco de ataques. En 2015, una turba lanzó bombas molotov a las puertas del templo y en junio del año pasado destruyeron una imagen de Cristo.
Jorge Alarcón, quien estaba rezando al interior, relató que ingresaron dos proyectiles, que empezaron a quemar las puertas de madera por dentro. "Ellos no midieron las consecuencias, las llamas llegaron a mis pies".