TEXTO 1
“Acto Primero.
Cuadro Primero.
Pietá: (Radiante) ¡Oh, Lucas, es maravilloso… es maravilloso! (Gira) ¡La vida es un sueño… un sueño! (Se lleva las manos a las sienes y mira hacia el cielo) ¡Ven! (Meyer se acerca a ella y la abraza por detrás; ella, sin mirarlo, siempre con los ojos en el cielo) Alguna vez ¿Algún… “ruido” entre nosotros? Uno de esos ruidos terribles… sordos…, ¿cómo entre los otros? (Meyer niega mudo). ¿Solo pequeños ruidos? (Meyer afirma. Pietá gira y lo besa con fuerza). ¿Por qué? ¿Porque somos ricos?
Meyer: Puede ser.
Pietá: Ricos, ricos, ricos, ricos, ricos… ¿Qué significa? ¡Ricos! (Ambos se ríen) ¿Qué significa?
Meyer: Felicidad.
Pietá: Sí… Libres como pájaros… Doce horas para llenarse la piel de sol, en la noche, perfumes... Pero, ¿es sólido todo esto?
Meyer: ¿Y por qué no?
Pietá: No sé… Me asusta… Cuando todo sale bien, me asusto.
Pietá: ¿Y por qué tengo, entonces, esta sensación de… vértigo?, ¿de peligroso desequilibrio? Creo en la justicia divina… Sí, sí, tal vez sea una supersticiosa, una primitiva, pero no todo le puede resultar bien siempre a los mismos.
Meyer: (Riendo) Les llegó el turno a los otros, ¿eh?
Pietá: No te rías.
Meyer: ¿No es ese el pánico del día? ¿También llegó a ti la cháchara idiota?
Pietá: Fue absolutamente de mal gusto de parte de la Renée salir a bailar hoy con el garzón, hoy, durante la fiesta, ¿no te parece? Se veía que lo hacía con repugnancia… Su condición de dueña de casa no la obligaba a ello, ¿no crees?
Meyer: La gente ha perdido sus nervios. Ha habido tanto palabreo, últimamente, de la plebe alborotada que todos hemos perdido un poco el juicio. El mundo está perfectamente bien en sus casillas.
Pietá: Sí… Flota un espanto fácil, como el de los culpables. No somos culpables de nada ¿no es cierto?”.
Egon Wolf, Los Invasores (fragmento)TEXTO 2
“Viven a cuatro cuadras de La Moneda, donde hace pocas semanas se anunció que la pobreza ha disminuido de 14,4% a 11,7%. Viven al lado del poder, pero no tienen luz, agua potable, radio o televisor que los conecte con la actualidad o la política, aunque sí logran tomarle la temperatura al país. “Cachamos que está la embarrada en Chile cuando comienzan a haber muchas marchas por la Alameda”.
Son doce habitantes del casco histórico de Santiago, pero no se sienten ciudadanos, ni siquiera se sienten personas.
- Somos palomas.
- ¿Cómo es eso?
- Palomas. La gente nos mira, a veces nos tiran comida, otras nos espantan, pero la mayor parte del tiempo pasan por nuestro lado, nos miran en menos o no existimos.
[…]
Julio Merino (21) sale a la luz al escuchar que alguien llegó a su territorio, en el que vive hace más de dos años. Parece ser el líder del grupo, aunque no lo reconoce. “Aquí todos somos iguales,nadie manda a nadie. Somos democráticos”.
Mientras se peina con los dedos y se limpia la cara nos invita a sentarnos en una silla coja junto aun desarmado sillón. Se siente cómodo, parece no percibir que en el ambiente se mezcla el hedor por no tener alcantarillado con la humedad de colchones y frazadas botadas entre escombros.Pero no es raro: este enjuto joven vive desde los trece años en la calle.
“Cuando tenía cinco años mi papá falleció por culpa de la pasta y mi mamá cayó presa. Yo estuve en Paternitas, pero me escapé junto a mi hermana y nos fuimos a vivir debajo del Mapocho”,relata sin pena, sin rencor; es la vida que le ha tocado y no la discute. Desde ese día nunca volvió a tener una casa, una pieza o una cama bajo techo.
- ¿No es mejor estar en el Sename que vivir así en la calle?
- Es mejor vivir en la calle. No me acostumbré a estar encerrado, no me gustaba. El COD Pudahuel era terrible. ¿Lo conoce?
Los recuerdos del Sename son confusos. “Tenía que pelear todo el tiempo para defenderme. Pero también aprendí violín y flauta, pero no podía dejar que me pasaran a llevar y los tíos, que son pasados de vivos, nos paqueaban y eso a mí no me gustó nunca”.
[…]
Carla ha pensado incluso en escribirle una carta a la Presidenta, pero desiste porque cree que nadie la leerá, ni vendrán a conocer sus historias. “¿A quién le puede interesar la vida de cabros que han robado, se han drogado y han vivido todo el tiempo en la calle?”.- ¿Quiénes creen que son los culpables de su vida? ¿Sus padres?
- No, nosotros somos responsables de nuestras vidas.
- Pero la mayoría fueron abandonados cuando eran muy chicos.
- Pero llega un momento en que la vida depende de cada uno. No podemos estar pensando en lo que nos pasó. Yo soy culpable de estar acá.
Sus historias los convierten en una gran familia con un pasado común: abandono, muerte y su paso por el Sename. Fue allí donde no recibieron la protección que el Estado prometió darles, fue allí donde el concepto de hogar jamás existió y donde el encierro los abrumaba. Hoy solo necesitan una mediagua para partir con un verdadero hogar, lejos de la basura, del frío de la noche, pero especialmente para sentir que tienen algo por qué luchar. “Sería el puntapié inicial para querer surgir”, concuerdan todos los miembros de este especial clan.
Pero Carla y Julio son drásticos en el análisis de su realidad. No aceptan la compasión. Ninguno delos jóvenes la acepta y aunque el análisis es racional y parece tener una lógica abrumadora, los hechos no los acompañan. Siguen tirados en sus colchones todos los días, todo el día. Y la explicación más clara la da Alejandra: “No me la puedo con los recuerdos, no me dejan vivir. Mi pasado me pesa sobre los hombros, muchas veces no quiero levantarme”.
[…]
“Vamos a trabajar y arrendar una pieza para esperar a nuestras parejas hasta que cumplan condena. Queremos recuperar a nuestros hijos y vivir sin tomar ni fumar marihuana”, divagan Alejandra y María.
“Quiero vivir en una isla desierta con Julio. ¿Ha visto la película La Laguna Azul? Así, estar solos y comenzar una sociedad de nuevo. Donde nadie nos mire feo, donde podamos tener hijos y no tengan que estar en este lugar”, Carla mira a su pareja con ternura o pena sabiendo que eso jamás ocurrirá.
Polette es menos cinematográfica, “quiero jugar al fútbol, tener una casa y también me gustaría tener un hijo para darle el amor que a mí no me dieron. Tener algo mío que me acompañe el resto de la vida”.
La caleta de los ex niños SENAME www.paula.cl 05-12-2016Fuente: Preuniversitario Pedro de Valdivia