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Agustín Squella: “El centro político es una ficción, un ardid electoral para captar votos”

El Premio Nacional de Humanidades analiza la situación de la DC y otros partidos de "centro", afirmando que la falange “salvo excepciones, olvidó hace tiempo a una de sus fuentes de inspiración más potentes: la doctrina social de la Iglesia Católica”.

24 de Noviembre de 2017 | 08:36 | Por Consuelo Ferrer, Emol
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La Segunda (archivo)
SANTIAGO.- De los más de seis millones y medio de votantes que participaron de las elecciones presidenciales, sólo 382 mil votos fueron para la candidata presidencial del Partido Demócrata Cristiano (DC), Carolina Goic. El conglomerado, en alianza parlamentaria con la Izquierda Ciudadana y el MAS, eligió 13 diputados y tres senadores.

La contienda los dejó con un déficit de diez parlamentarios con respecto al antiguo Congreso y fue, para muchos, una derrota inesperada, que se suma a la de otros sectores que se definen también como centristas, como lo fue el pacto Sumemos, Amplitud y Ciudadanos.

Para otros, como el abogado, periodista, académico y Premio Nacional de Humanidades y Ciencias Sociales, Agustín Squella, la derrota electoral de la DC se relaciona con un declive del conglomerado, que se arrastra hace un par de décadas.

“La situación actual de la DC es en buena parte un asunto doctrinario que ha tenido un largo proceso de deterioro y que, si antes no era muy visible, se debía a su exitosa alianza con partidos democráticos de izquierda”, afirma el intelectual en conversación con Emol.

El duro golpe para la DC se atribuye directamente a su decisión de no participar en las elecciones primarias con la Nueva Mayoría, no lograr un pacto parlamentario exitoso y de jugársela, finalmente, por el "camino propio”, tras meses de tensiones dentro de su coalición, particularmente con uno de sus compañeros, el Partido Comunista (PC). Incluso costó la renuncia de Goic a la presidencia de la falange.

- ¿Sería beneficioso para la DC persistir en el "camino propio" y buscar un nuevo domicilio político, tras los problemas que ha tenido dentro de la Nueva Mayoría?

- A la DC no la hundió su alianza de los últimos 20 años con la izquierda, más bien la salvó o retardó la caída que tuvo ahora al ensayar el camino propio, que es siempre el camino solo. Y hay algo más: más que ningún otro partido, la DC taponó que emergieran figuras jóvenes de reemplazo, mientras la mayoría de sus dirigentes históricos cayó en lo que me gusta llamar "el síndrome Casa Piedra".

- ¿Cuál es ese síndrome?

- Es la seducción por el mundo de los ricos, que también ha afectado a algunos intelectuales de izquierda que corren cuando asociaciones de empresarios los invitan a hablar a ese exclusivo lugar y que hace años no pisan la sede de un sindicato. La vieja DC, salvo excepciones, se olvidó hace tiempo de una de sus fuentes de inspiración más potentes: la doctrina social de la Iglesia Católica, la misma que los partidos y economistas de derecha hacen objeto de continuas ironías.

- La DC ha acusado una "excesiva influencia que no es sana" del partido dentro del Gobierno. ¿Cuánto arriesga, para sus objetivos, volver a pactar con ellos?

- La alianza de la DC con partidos de izquierda que incluían a un minoritario PC -que en eso consistió la Nueva Mayoría- no es la causa de la situación actual de los democratacristianos, aunque, claro, los sectores conservadores del partido quieren echar toda la culpa a los comunistas y no a su renuncia a la doctrina social que algún día tuvieron, ni al masivo y descarado clientelismo que han practicado durante un cuarto de siglo.

Ni el PC ni la DC son partidos a la altura de los tiempos que corren. Si consideramos a los que corren "tiempos modernos", el PC y la DC serían premodernos. ¿Por qué el PC, minoritario y todo, parece subsistir mejor que la DC como una colectividad de minoría?

El escenario del centro político chileno

La independencia y defensa de las ideas propias no es del todo un camino inédito en los sectores que se declaran cercanos al centro. Fue el caso de Andrés Velasco, ex ministro de Hacienda del primer gobierno de Michelle Bachelet, que fundó Ciudadanos y se lanzó con una candidatura senatorial por el Maule. A pesar de alcanzar la tercera mayoría en su circunscripción, Velasco no pudo quedarse con ninguno de los cinco escaños.

El partido se presentó a los comicios en pacto con otro sector que buscó defender ideas ligeramente distintas a las de su coalición: Amplitud, el partido que surgió de la renuncia masiva de parlamentarios de Renovación Nacional en 2014. Por él se presentaba a la reelección la senadora Lily Pérez en Valparaíso, donde contaba con altos niveles de aprobación.

Al igual que Velasco, Pérez no logró obtener el cupo, a pesar de ser la cuarta mayoría. Ambos partidos, surgidos de la disidencia de coaliciones que suelen oponerse de manera directa, buscan consolidar su opción electoral, para lo cual han hecho guiños tanto a la DC como a Evópoli, el partido liberal liderado por Francisco Undurraga y que hoy tiene su domicilio político en Chile Vamos.

- Desde los 90 hemos tenido dos grandes coaliciones que se definen como de "centroderecha" y de "centroizquierda". Ahora apareció un nuevo referente que se define como un coalición de centro, "Sumemos". ¿Qué diferencia al "centro" que representan ellos del "centro" al que ha afirmado pertenecer la Democracia Cristiana?

- Lo que de verdad hemos tenido en Chile es derecha e izquierda, lo que pasa es que en el caso de la izquierda, como desde antes del plebiscito de 1988 está asociada a un partido de centro como la DC, ha podido presentarse, legítimamente, como una coalición de centro izquierda, ya sea bajo el nombre de Concertación o de Nueva Mayoría.

Pero en el caso de nuestra derecha, nunca he visto ningún centro: ahí hay pura derecha y también extrema derecha. ¿Felipe Kast es centro derecha? Se presenta como tal, pero no más ganar Piñera la primera vuelta corre a abrazarse con él para que en 4 años más la derecha lo apoye a él.

- Tras los resultados del domingo, ¿cómo se puede explicar lo que pasó en la DC y Sumemos? ¿A qué se debe el fracaso?

- Son casos distintos. La DC viene cuesta abajo hace ya décadas, y no por definirse como partido de centro, sino porque se trata de una colectividad que jugó un importante papel histórico y que no encuentra hoy ni el personaje ni el relato que debe interpretar, en un escenario político muy distinto de aquel al que estuvo acostumbrada. Pero ojo: desde su fundación, la DC ha estado siempre más cerca de la izquierda que de la derecha.

El caso de Sumemos es distinto: es un partido nuevo, de élite, sin base popular alguna, casi unipersonal, y que cayó en el error de creer que declarándose una y otra vez de centro iba a conquistar a votantes moderados, en circunstancias de que no hay relación entre el centro político (en el supuesto de que exista algo así) y la moderación. Los votantes de izquierda y de derecha también son moderados. Los que no lo son votan por la extrema derecha o por la extrema izquierda, o intentan cargarse las reglas de la democracia e instalarse en el poder por la fuerza.

- Pero si hacemos un ejercicio electoral ficticio e integramos a la DC en el pacto Sumemos, en las elecciones del domingo se habría conseguido la elección de Velasco en el Maule, de Ignacio Walker en Valparaíso y un escaño tanto para Francisco Huenchumilla como para Fuad Chahín en La Araucanía. ¿La DC no podría ser ese aliado político que le falta a Sumemos para elegir senadores?

- Lily Pérez fue una muy buena senadora y Velasco habría sido también un muy buen senador, y eso con independencia de sus ideas políticas. No sé qué harán ambos en el futuro, ni si la DC saldrá a buscarlos, porque sus problemas son muy mayores como para creer que saldrá a flote en virtud de una alianza con una ex senadora y un economista de prestigio. Los problemas de la DC están en su propio interior, y ella hace mal cuando pretende endosarlos a la compañía en que estuvo durante los últimos años, y que ella consintió, desde la vuelta a la democracia.

- Usted dice "en el supuesto de que exista algo así" como el centro político. ¿Por qué? ¿Dónde está el centro político hoy en Chile?

- El centro político es una ficción, poco más que un ardid electoral para captar votos; la más vaga, líquida y oportunista de las posiciones políticas. Todos los partidos que se dicen de centro están siempre más cargados del lado de la derecha o de la izquierda, y no pueden permanecer largo tiempo en ese centro imaginario. Lo que malentienden los políticos y colectividades que se dicen de centro está en creer que derecha e izquierda son posiciones extremas y que, por tanto, declararse de centro es sinónimo de moderación.

- ¿Dónde están "los extremos", si no lo están en la derecha o la izquierda?

- Son la extrema derecha, como José Antonio Kast, y la extrema izquierda, como Eduardo Artés. La mejor prueba de que la díada derecha-izquierda no ha desaparecido es que muchos de quienes la niegan no tardan en declararse de "centro derecha" o de "centro izquierda". Si derecha e izquierda son ya categorías vacías, declararse de centro derecha o de centro izquierda equivaldría a decir “centro nada”.

- ¿Y qué pasa con los partidos o políticos que se declaran oficialmente como de centroderecha o de centroizquierda?

- La causa está a veces en que quieren excusarse de dar explicaciones acerca de los crímenes que alguna vez cometió uno y otro de esos sectores. La derecha fue cómplice de los crímenes cometidos en Chile y América Latina por las dictaduras militares, mientras que la izquierda lo fue de aquellos en que incurrieron los mal llamados "socialismos reales". Entonces, y para pasar piola, una vez recuperada la democracia algunos de los que apoyaron a esos regímenes quieren lavar su imagen con la palabra "centro".
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