Felipe Vargas, El Mercurio
SANTIAGO.- Los últimos años han sido intensos en el
Instituto Nacional, el establecimiento más tradicional de la educación pública chilena.
Tras la "revolución pingüina" de 2006, los estudiantes vivieron una serie de paros y tomas. Hace 10 años pedían, por ejemplo, que la PSU fuera gratuita y que se desmunicipalizaran los colegios. En 2014 criticaron el Simce, y luego exigieron un Consejo Escolar resolutivo. Todas estas movilizaciones obligaron a extender los años escolares hasta la primera quincena de enero.
Eso hasta ahora, porque "por primera vez en 10 años, las clases van a terminar en diciembre", anunció el alcalde de Santiago, Felipe Alessandri. Afirmó que es "un hecho inédito", a pesar de que es una fecha fijada por el Mineduc para todos los liceos del país.
Según Alessandri, esto se explica, en parte, por el plan de fortalecimiento de la educación pública de su administración, que hizo que "las tomas se minimizaran".
Giordan Frías, vicepresidente del Centro de Alumnos, advierte que sí se movilizaron, pero que "tuvimos clases durante los días que estuvimos en toma".