SANTIAGO.- En marzo de este año estalló la crisis. Esto luego de que el entonces rector de la Universidad Iberoamericana de Ciencias y Tecnología de Chile (Unicit), Félix Viveros, renunciara junto a otros seis miembros de la directiva al plantel que arrastraba una deuda que superaba los 1.200 millones de pesos.
Ante esta crisis financiera, fue Héctor Jara, ex director de Carabineros, quien llegó al establecimiento para superar dichos problemas económicos y en abril el Mineduc comenzó una investigación.
Sin embargo, los esfuerzos no fueron suficientes y en octubre de este año, debido a los incumplimientos financieros y académicos, el Mineduc nombró un administrador de cierre, proceso que concretó y anunció esta tarde.
La situación, aseguraron desde el Mineduc, era insostenible para la universidad al revelar que el déficit económico bordea los 4 mil millones de pesos, lo que “representa cinco veces su patrimonio” y alrededor de mil millones en sueldos impagos.
Causas de la crisis financiera y educativa
Pero, ¿cómo se gestó esta crisis? Según reveló La Tercera, desde que la universidad perdió su acreditación en 2013 y, con ello, los aportes fiscales, el plantel comenzó a ver una baja sostenida en su matrícula. La acreditación la recuperó solo en octubre de 2016 hasta 2018.
Asimismo, problemas familiares también contribuyeron a la crisis de la casa de estudio. Filomena Narváez, fundadora del establecimiento en 1989 y rectora entre 1994 y 1998, siguió ligada a la Unicit lo que sus hijos, Patricio y Hugo Cárdenas, intentaron frenar con una demanda de interdicción por demencia en el año 2012.
Además, los hijos de Narvaéz también se han enfrentado a su madre por diversas demandas laborales.
En tanto, en febrero de este año, mientras la fundadora era investigada por delitos tributarios, Gladys Cárdenas, su hija, presentó su renuncia a la junta de socios de la U.Iberoamericana sin entregar antecedentes financieros, lo habría generado la renuncia de académicos y autoridades de la institución.
Con ello, la pugna por el patrimonio de Narvaéz y diversos problemas administrativos habrían desencadenado el cierre de la universidad que recibió a su primera generación en 1992 y que hoy deberá cerrar sus 21 carreras y cinco facultades.
Cabe señalar que el proceso de reubicación de sus más de 2.500 estudiantes se extenderá por un periodo de tres años.
