SANTIAGO.- El primer día en que se escuchó en Chile el nombre del arzobispo italiano Ivo Scapolo fue el 15 de julio de 2011, cuando el Papa Benedicto XVI lo designó como nuncio apostólico luego de que Giuseppe Pinto, quien se desempeñaba en el cargo hasta entonces, fuera destinado a Filipinas.
Con 57 años, Scapolo llegó a Santiago desde Ruanda, donde desempeñaba la misma función, y antes de eso lo hizo en Bolivia. Entonces, había cumplido 33 años de sacerdocio, después de ordenarse a princpios de junio de 1978 en Padúa, Italia, zona de donde era originario.
Su carrera en el servicio diplomático de la Santa Sede empezó en 1984, representando al Vaticano en Angola, Portugal, Estados Unos y en la Selección para las Relaciones con los Estados de la Secretaría de Estado de la Santa Sede. Scapolo habla, además de italiano, español, francés, inglés y portugués.
El rango de nuncio tiene la categoría de embajador. Dentro de sus funciones se encuentra participar en la designación de obispos y es, en la práctica, el representante en Chile del Pontífice que llegará el lunes al país.
El papa Francisco tendrá una visita de tres días que ha causado expectación por los disturbios que ya se han registrado en la previa a su llegada y los temas que abordará durante su estadía.
Su rol en el obispado de Barros
Uno de los tópicos que ha generado más debate es el de la situación de la comunidad católica en Osorno, quienes han protestado contra su obispo, Juan Barros, desde su nombramiento el 15 de enero de 2015. El sacerdote es señalado como encubridor de los abusos sexuales de Fernando Karadima.
Existe también la duda sobre si el Pontífice se reunirá o no con las víctimas de dichos abusos, hecho que no ha sido confirmado ni negado por la Iglesia Católica.
Dentro de ese contexto, el jueves se reveló una carta confidencial enviada por Francisco a la Confederación Episcopal dos semanas después de nombrar a Barros en el cargo, que revelaba que conocía los cuestionamientos en su contra y que el año anterior, mientras era obispo castrense, se le había ofrecido un "año sabático", donde Scapolo jugó un papel fundamental.
"El Sr. Nuncio le pide a Mons. Barros la renuncia y lo exhorta a tomar un periodo sabático (un año, por ejemplo) antes de asumir otra responsabilidad pastoral como Obispo diocesano", cuenta Francisco en la misiva.
"Y le comenta que el mismo proceder se tomará con los obispos de Talca y Linares, pero que no se los dijera a ellos. Mons. Barros hace llegar el texto de su renuncia, añadiendo este comentario del nuncio.
Como ustedes podrán comprender, este comentario del Sr. Nuncio complicó y bloqueó todo eventual camino ulterior en el sentido de ofrecer un año sabático. Hablamos del asunto con el Card. Ouellet y sé que él habló con el Señor Nuncio", continúa la carta.
En marzo de 2015, Scapolo viajó a Osorno a acompañar al obispo en su toma de posesión, que se llevó a cabo con un fuerte resguardo policial. Poco antes, en febrero, treinta sacerdotes de Osorno le habían pedido que solicitara a Barros su renuncia.
"Se lo he transmitido todo (al Papa). No se le ha escondido nada a la Santa Sede. Tenemos que aceptar la decisión y el Santo Padre ha confirmado el nombramiento. Hay que evitar que pasen cosas como ésta. Este es el nuevo obispo (Juan Barros), lo aceptamos y lo acompañamos”, diría una semana después a La Tercera el nuncio.
Denuncias al Vaticano
En octubre de 2014 generó revuelo la noticia de que el arzobispo de Santiago, Ricardo Ezzati, había enviado al Vaticano una denuncia en contra de los sacerdotes Felipe Berríos, José Aldunate y Mariano Puga.
El motivo detrás de la acción eran las declaraciones a la prensa de los tres religiosos, críricas con la línea de la Iglesia Católica.
Los cuestionamientos principales tenían que ver con el rol del clero en la reforma educacional del gobierno de Bachelet, la negativa a debatir sobre el aborto y la postura frente al matrimonio homosexual.
Tras el anuncio, se conoció que el cardenal envió los antecedentes en respuesta a una solicitud del nuncio, que pidió las declaraciones de los tres sacerdotes.
Ante esta realidad, el presidente de la ONG América Solidaria, Benito Baranda, criticó el papel del representante del Pontífice.
"Que se vayan los nuncios. Ya está bueno ya que la reforma a la iglesia saque a los nuncios de los países (...) Son parte de un régimen monárquico del pasado, que tenía al Papa muy distante de los territorios".
