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El "sello Hermes" en Carabineros: Las decisiones que han marcado el primer mes del nuevo general director

El nuevo mandamás de la policía uniformada reestructuró inteligencia y reimpulsó rol preventivo de la institución, pero también mantuvo reuniones para renovar la imagen de la cuestionada institución.

09 de Abril de 2018 | 08:00 | Por Tamara Cerna, Emol
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El general Hermes Soto asumió como director de Carabineros el 14 de marzo.

El Mercurio/Archivo.
SANTIAGO.- Tras su designación en el cargo el 14 de marzo, la primera tarea que hizo Hermes Soto (55) como general director de Carabineros fue dirigirse a todas las unidades del país a través de la Central de Comunicaciones de la policía. En aquel entonces fue breve, pero claro.

"Espero que tengamos el mejor de los éxitos, los mejores resultados y hagamos, entre todos, los esfuerzos para lograr que nuestra institución sea nuevamente reconocida como la mejor del país".

A sus 37 años de experiencia como policía "en la calle" se le sumó otra cosa: la petición de una profunda modernización administrativa, operativa y tecnológica del Presidente Sebastián Piñera.

Y en esa línea ha avanzado en los 26 días que lleva en el cargo. En un intento por contrarrestar los cuestionamientos que pesan sobre la institución por el millonario fraude y la manipulación de evidencia en la "Operación Huracán".

En su primera actividad oficial, indicó que se solicitará una auditoría externa para revisar el sistema financiero de la institución. Y a la semana en el puesto anunció el nuevo Alto Mando, la separación en tres jefaturas la Dirección de Inteligencia, Drogas e Investigación Criminal, y la incorporación de una mujer a la plana alta.

Además, confirmó el cierre de las unidades especiales de inteligencia creadas para investigar ataques en el sur del país y destacó que Carabineros es, en esencia, una policía preventiva que debe estar en contacto con la comunidad.

Para encarnar esto último, encabezó la vocería de un operativo de incautación de drogas realizado por un departamento policial, situación inusual para el máximo cargo.

Pero su designación no fue del agrado de todos. Tras conocido el nuevo jefe policial, se viralizó su hoja de antecedentes, donde aparece vinculado, como uniformado, a un prostíbulo. La información fue filtrada desde el interior de la institución.

Reestructuración interna


A fines del mes pasado, Soto solicitó una reunión con el presidente del Consejo para la Transparencia (CPLT), Marcelo Drago, para abordar la crisis institucional.

Entonces, Drago señaló la presencia de una "clara voluntad de Carabineros en cuanto a ordenar la casa". Incluso el policía invitó al consejo a una mesa de trabajo en la que se reunieron todos los generales del Alto Mando del país para plantear inquietudes.

El general también se reunió con el presidente de la fundación Paz Ciudadana, Daniel Johnson, por el mismo motivo. Ambos presidentes aseguraron que ese gesto no ocurrió con su antecesor, el general (r) Bruno Villalobos.

La semana pasada, Soto expuso ante la comisión de Seguridad Ciudadana de la Cámara de Diputados, luego de ser citado para informar las medidas que adoptará en su gestión durante los próximos cuatro años.

Allí, señaló que los funcionarios de inteligencia fueron trasladados al departamento OS-9 para que trabajen en investigaciones preventivas y no penales.

Además anunció uno de los cambios internos más profundos para Carabineros con el fin de desconcentrar la función policial: la creación de una subdirección de operaciones a cargo de los servicios policiales nacionales, y otra administrativa para las funciones de apoyo. Para su manejo, se contemplan dos subdirectores.

Soto no solo ha enfrentado las críticas y preguntas sobre los casos que tienen a Carabineros en el ojo del huracán, sino que también reconoció daños profundos a la imagen de la institución. Esta, es otra diferencia con Villalobos.
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