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Lucía Santa Cruz: "Si me preguntan si soy feminista, tendría que decir: depende"

"Mucho más que los movimientos feministas, trato de ver las razones reales por las cuales la mujer ha ido incorporándose en el mundo público y laboral, y tienen que ver con la evolución de la ciencia, de la tecnología, con los cambios económicos", dice la historiadora.

25 de Mayo de 2018 | 13:34 | Por Consuelo Ferrer, Emol
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La Segunda (archivo)
SANTIAGO.- Pionera en los directorios de empresas, contraria a las cuotas de género y promotora de la participación de la mujer. La historiadora Lucía Santa Cruz (74) analiza las demandas feministas desde una posición que reconoce como "minoritaria".

Sentada frente a una mesa dentro de la Universidad Autónoma, vuelve a hablar sobre lo que la tiene hace meses recorriendo el país: Su libro "La igualdad liberal", donde defiende conceptos como la meritocracia y hace una diferencia entre desigualdad y pobreza, señalando que sólo la segunda tiene una connotación negativa.

Lucía Santa Cruz, miembro del directorio del Banco Santander y del consejo del Instituto Libertad y Desarrollo, dice en esa sala que sus posturas suelen ser minoritarias, y también usa el micrófono para dar opiniones y análisis contingentes, al tiempo que aclara que se trata de cosas que no se ha atrevido a manifestar en público todavía.

"La historia de la humanidad ha sido una de miseria, de privación material y de sumisión. ¿Las esclavas mujeres eran más subordinadas que los esclavos hombres? La verdad es que lo grave es la esclavitud"

Lucía Santa Cruz
"Si me preguntan si soy feminista, tendría que decir: depende. Si por feminismo usted entiende que yo quiero empoderar a las mujeres, que se desarrollen plenamente, que sean iguales ante la ley, que tengan las mismas oportunidades, entonces soy feminista", dice, en respuesta a la pregunta de un presente.

"Pero si ser feminista significa aceptar una serie de conceptos y premisas sobre los cuales el feminismo mayoritariamente y casi exclusivamente se basa, entonces no soy feminista", añade. Luego explica que una de esas premisas es que la mujer ha sido oprimida históricamente y en forma arbitraria por los hombres.

"Eso es lo que a mí me gustaría cuestionar, porque la historia de la humanidad ha sido una de miseria, de privación material y de sumisión, de hombres y mujeres. Yo me pregunto: ¿Las esclavas mujeres eran más subordinadas que los esclavos hombres? No sé si podía haber algún margen, pero la verdad es que lo grave es la esclavitud, en hombres y mujeres", menciona.

Normar la participación femenina


Dos días después de la presentación, Lucía Santa Cruz recuerda sus palabras y dice, al teléfono, que se trata de un tema complejo. Al mismo tiempo en que se desarrolla la conversación, en la Casa Central de la Universidad Católica más de cien alumnas se toman, después de más de 32 años, el edificio, como otro de los hitos de la movilización feminista que se tomó la agenda nacional al punto de generar una "agenda de género" en el Gobierno.

—Una de las demandas del movimiento es la de mayor representación en espacios de decisión. ¿Cuál es la importancia de la participación de la mujer en esas instancias?

—Yo parto de la premisa de que hombres y mujeres somos distintos, y tenemos cosas distintas que aportar en la administración de cualquier institución. Aunque la meritocracia es indispensable en una economía de mercado y las empresas tienen que reclutar a los mejores, obviamente eso no está sucediendo si se recluta exclusivamente al 50% de la población. Para poder tener a los mejores, es preciso elegirlos dentro del universo completo de las personas talentosas que existen en un país.

—Usted es una de las pocas mujeres que se manifiesta contraria a establecer cuotas de género, ¿por qué?

—Esto es un cambio cultural que ya comenzó, pero que es lento porque así son los cambios culturales. Para mí, lo que hay que hacer es tratar de influir en la cultura, de modo que la mujer esté más empoderada y defienda mejor sus causas. Se necesita tener una autoestima de género potente. Por eso no soy partidaria de políticas que tiendan a promover la participación artificialmente: Esta es una lucha que las mujeres tienen que conseguir por su propia fuerza, y yo creo que pueden.

—Usted ha dicho que es "profundamente humillante estar ahí nada más que en condición de mujer".

—Que sea exclusivamente en esa condición, sí me parece. Si hay un hombre que sería un mejor director que una mujer, yo siempre estaría con el que va a ser mejor director. Pero creo que en las empresas hay suficientes mujeres muy potentes, y a esas hay que estimularlas e inducirlas a que quieran ocupar cargos de mayor responsabilidad.

—Antiguamente se podía fumar en todas partes, después se establecieron leyes y señaléticas para prohibirlo en algunos lugares y hoy hay países que ya no necesitan señalizar que no se puede fumar, porque la sociedad entendió que el humo era malo. ¿No le parece que se podrían establecer como medidas transitorias para impulsar ese cambio cultural, hasta que la sociedad se acostumbre?

—Hay medidas que producen efectos positivos, pero también hay que tener presentes los efectos negativos, porque para mí la autonomía que tienen que tener las empresas privadas para determinar sus gobiernos corporativos es otro principio importante. A mí me cuesta aceptar que haya un involucramiento tan ajeno a la propia empresa para autodeterminarse. Y yo tengo entendido que hay evidencia que muestra que no han sido tan efectivas en el largo plazo.

El rol de la ciencia y el feminismo


Santa Cruz, en su presentación, propuso un escenario: La realidad de una familia trabajadora antes de la revolución industrial, donde mujer y hombre trabajaban la ganadería y agricultura desde sus casas. "¿Por qué la mujer tenía mayoritariamente este rol más doméstico?", se preguntó.

"Yo estoy convencida de que la sobrevivencia de la especie dependía de la asignación de roles. La expectativa de vida eran 30 años y había alta mortalidad infantil, por lo que la mujer se pasaba la mayoría de su vida reproduciéndose. No podían delegar la nutrición, porque no había alternativas a la lactancia, que también era el único anticonceptivo", expuso.

En ese escenario, no existen las facilidades con las que hoy cuenta una casa: agua potable, gas, alcantarillado. "Alguien tiene que ir al pozo, alguien tiene que mantener el fuego. ¿Por que era la mujer la que tenía que botar los excrementos? Yo creo que lo elemental para la producción, en ese entonces, era la fuerza física. Y tendremos los mismos derechos, pero no la misma fuerza. Parece razonable que fueran los hombres los que usaran su potencial para cortar árboles", añadió.

"Por primera vez en la historia de la humanidad, en la única especie del reino animal, la mujer es quien controla casi absolutamente la reproducción de la especie"

Lucía Santa Cruz
—Usted hizo una revisión histórica del rol de la mujer en la sociedad, donde los avances tecnológicos parecen tener especial relevancia.

—La tuvieron en dos aspectos. Primero, porque permitieron liberar el tiempo de la mujer, que antes estaba destinado a tareas domésticas repetitivas. Esos avances son los que han ido permitiendo la incorporación de la mujer a la fuerza laboral, pero hay otra dimensión que es más profunda.

—¿Cuál es esa dimensión?

—Hoy en día, por primera vez en la historia de los millones de años de existencia de la humanidad, en la única especie del reino animal, la mujer es quien controla casi absolutamente la reproducción de la especie. Casi siempre la mujer es la que puede decidir cuándo se reproduce, con quién se reproduce y también si no quiere reproducirse, porque se ha separado la reproducción de la sexualidad, y ese es un cambio gigantesco en la estructura de poder entre hombres y mujeres. Eso se debe no a las campañas feministas, sino a la invención de métodos anticonceptivos, como la píldora, que le dan esta autonomía a la mujer.

—¿Cuál es su visión sobre los movimientos feministas, particularmente de la ola que se ve hoy en Chile?

—Me parece que en general se basan en una concepción de que la mujer ha sido históricamente discriminada y que por tanto tiene que ser recompensada por esta discriminación histórica a la cual ha sido sometida, y que ha sido arbitraria e impuesta deliberadamente por los hombres. Yo no comparto esa premisa.

—¿Por qué disiente de ese diagnóstico?

—Porque no puedo compartir la idea de esta mujer que va por la vida de víctima, porque considero que de víctimas no salen mujeres empoderadas. Yo a mis nietas les haría defender sus derechos, sentirse orgullosas y no victimizadas ni oprimidas.

—¿No le parece que las mujeres hayan sido oprimidas?

—Los índices demográficos de las mujeres son mejores que los de los hombres, hay más abortos espontáneos de hombres que de mujeres, tienen mejores índices de morbilidad, viven muchos años más en promedio. Eso no da cuenta de un sexo oprimido de una especie. Las mujeres tenemos que aprender a defendernos por nosotras mismas. Para eso, no pueden tener esta imagen de que son siempre víctimas de oprobio.

—¿Y no le parece que el hecho de que miles de mujeres se organicen para salir a marchar exigiendo ciertos derechos es una manera de empoderarse y aprender a defenderse por sí mismas?

—Puede ser, aunque yo creo que parte de esta premisa es errada. Mucho más que a los movimientos feministas, trato de ver las razones reales por las cuales la mujer ha ido incorporándose en el mundo público y laboral, y tienen que ver con la evolución de la ciencia, de la tecnología, con los cambios económicos, el aumento del capital educacional.

—¿Y qué pasa con los derechos cívicos? El voto femenino no surgió de un avance tecnológico.

—Eso sí, y las sufragistas sí tuvieron un rol. Nunca, en la historia, las cosas son unívocas. Siempre son multicausales. Yo le pongo mucho énfasis a esto porque nunca se resalta, y yo tengo mucha fe en la posibilidad de los cambios culturales. Las empresas que coticen y manden memorias anuales donde sólo figuren hombres, en muy pocos años van a ser rechazadas visceralmente. Hoy en día se está midiendo la capacidad de tener mayor diversidad.

—¿Cómo visualiza el futuro próximo para la mujer?

—Hay un cambio radical en las destrezas que se necesitan actualmente para la producción. En esta sociedad de la información, lo valioso ya no es la fuerza bruta sino lo que antes se llamaba "habilidades blandas", que son las que van a hacer la diferencia. La parte técnica de los trabajos va a ser muy automatizada, y yo sí creo que la mujer tiene ciertas condiciones y habilidades que contribuyen a enriquecer las discusiones y la toma de decisiones en general, y que son muy compatibles con la sociedad en la cual vivimos hoy día.

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