Matías Delacroix, El Mercurio
SANTIAGO.- Diez días después de que el Congreso aprobara el
proyecto de ley de identidad de género promovido por el Gobierno, continúan los coletazos y reacciones ante este tema, sobre todo en lo que respecta a la división que hubo en el oficialismo, donde el voto afirmativo de un grupo de parlamentarios de Chile Vamos fue vital para que la propuesta diera el paso crucial para convertirse en ley.
Ahora, se sumó a la discusión el ex ministro de Educación Harald Beyer, quien junto al escritor e investigador del Centro de Estudios Públicos (CEP) Ernesto Ayala enviaron una carta a El Mercurio en la que destacan que "muy pronto las instituciones en Chile deberán reconocer a aquellas personas que se sienten de un sexo distinto a aquel con el que nacieron", así como también a aquellos adolescentes entre 14 y 18 años que cuenten con la aprobación de sus padres.
De este modo, ambos enfatizaron en el hecho de que tanto el Gobierno como varios parlamentarios oficialistas "apoyaron con decisión" la norma. Esto, aseguraron,
"es una clara demostración de que se ha ido instalando en este sector la convicción de que no hay una única forma de vivir la libertad y de que cada persona que forma parte de una comunidad requiere ser reconocida en su propia forma de vida".
"La libertad supone que cada cual decida sobre lo que entiende por 'vida buena' sin ser interferido en sus decisiones, a menos, por cierto, que ellas amenacen las libertades de otros", agregaron.
No obstante, Beyer y Ayala también hicieron hincapié en que la gran mayoría de Chile Vamos no respaldó esta ley, "revelando que en este sector aún persiste la idea de que hay formas únicas o restringidas de vivir la libertad".
Aunque dicho esto, ambos autores recalcaron que "con todo, esta votación es un reflejo de que la centroderecha está mostrando mayor diversidad de miradas y actitudes. Cuesta creer que estos nuevos aires no contribuyan a fortalecer la riqueza de sus puntos de vista en el foro público, así como a ampliar su base de votantes".
Revisa aquí la carta completa publicada en
El Mercurio.
