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Santiago: Miércoles 24 de abril del 2024 | Actualizado 18:47
La primera triunfadora es, sin duda, la propia ministra, quien hizo un esfuerzo por mostrarse tranquila durante toda la jornada y limitó su participación directa en la conversación, cediendo la palabra a su abogado, Francisco Cox, en toda oportunidad.
"Cuando uno está en política por convicciones, por defender ideas, como lo he hecho siempre —poniendo las ideas por delante y nunca las descalificaciones personales, y siempre también procurando un trabajo íntegro y honesto—, uno enfrenta no solo un día como este, sino en general la vida, con mucha tranquilidad", dijo la secretaria de Estado previo a que comenzara la discusión.
En la defensa, fue referida por el abogado como "la más ideológica del gabinete". Cox planteó la tesis de que la acusación buscaba invalidar la oportunidad de que participara de la política en los próximos cinco años, basado en las evaluaciones que ha obtenido en las últimas encuestas. En el fondo, se le presentó como una amenaza para la oposición.
Cubillos recibió el respaldo de figuras ajenas a su coalición, como los DC Matías Walker y Jorge Sabag, quienes afirmaron que no se reunían los requisitos suficientes para destituir a una ministra. Lo mismo con el independiente Pedro Velásquez. "Mi conciencia me dice que no me gustaría que me hicieran esto", dijo. Y Pepe Auth afirmó días antes del libelo que "no veo fundamento de violación de leyes y menos desapego a la Constitución".
Una vez sorteada la votación, la ministra también recibió el respaldo del Presidente Sebastián Piñera. "Aprecio y agradezco a la mayoría de diputados que rechazaron la acusación constitucional", dijo en redes sociales, asegurando que "nunca tuvo fundamento jurídico alguno". Por su parte, Cubillos dijo que se sentía "tranquila".
A pesar de que la postura que defendía no fue la que se impuso en la votación, la performance de la diputada de RD durante la discusión en el Congreso fue ampliamente aplaudida por parlamentarios y ciudadanos, que lo expresaron así en redes sociales, donde la llamaron "sólida", "clara" y "fuerte".
Existía expectativa sobre lo que Orsini fuera a presentar durante su exposición como participante de la comisión ad hoc que analizó la cuestión previa, debido a que fue la única parlamentaria de oposición elegida al azar para conformarla. La diputada había explicado que prefirió no profundizar en el informe que elaboró la comisión, por lo que las expectativas estaban sobre su discurso.
Demostrando su conocimiento en materia legal, debido a que es abogada de profesión, la diputada elaboró una contundente exposición, sorprendiendo a la audiencia al recurrir a un libro escrito por la propia ministra y su esposo, el senador Andrés Allamand, para apoyar mostrar que la acusación contra Yasna Provoste había sido considerada por ella misma como "el más poderoso instrumento para hacer efectiva la responsabilidad ministerial".
"Como diría el abogado de la defensa: a confesión de parte, relevo de prueba", cerró Orsini, recibiendo aplausos de los presentes. Su presentación se extendió por 75 minutos y fue reconocida incluso por quienes creían que la acusación ya estaba perdida, como el diputado Jaime Mulet. "La ministra saldrá favorecida", dijo. "Lo bueno: el alegato de Maite Orsini", añadió.
Llegó temprano a la Sala de la Cámara, acompañando a la ministra antes de que comenzara la discusión de la cuestión previa. El subsecretario de la Segpres, Claudio Alvarado, se mantuvo al pie del cañón y junto a Cubillos durante toda la jornada.
Parte de la estrategia del oficialismo para enfrentar la acusación fue darle al subsecretario la misión de liderar las negociaciones con los parlamentarios, según consignó El Mercurio. A juzgar por los resultados finales, tuvo una cuota de éxito.
Durante el día se le vio manteniendo conversaciones con presidentes de partido, como Jacqueline Van Rysselberghe, y el saldo de la jornada ayudó a conferirle una imagen de buen negociador.
La jornada no fue beneficiosa para todas las autoridades del Gobierno. A quien complicó fue a otro subsecretario: el de Educación, Raúl Figueroa, cuyo nombre fue invocado por la defensa de Cubillos en varias ocasiones y también por quienes la acusaban. La particularidad estuvo en que los parlamentarios fueron quienes intentaron quitarlo del foco de discusión.
Cox fue el primero en mencionar a Figueroa, señalando que la herramienta constitucional buscaba "imputarle a la ministra cualquier acción que siquiera roce al Ministerio de Educación" y que se le pedía responsabilidad en las acciones "cometidas por terceros". "El jefe de servicio es el subsecretario de Educación y no la ministra", dijo.
Así, se fue configurando la idea de que sí habían existido errores en la administración del Mineduc, pero que la responsabilidad fue de él y no de Cubillos. Orsini apeló a ese argumento. "La acusación constitucional es un juicio político jurídicamente reglamentado. Esta es la razón por la cual el subsecretario no puede ser acusado constitucionalmente", dijo.
Desde antes de que comenzara el debate, era una tensión que se adelantaba: ese martes no solo se jugaba el futuro de la ministra, sino también se ponían a prueba los débiles lazos que había logrado construir la oposición para levantar la acusación.
"Será una primera prueba de fuego para ver si, al fin, la oposición se pone de acuerdo", dijo el presidente del PC, Guillermo Teillier. Por su parte, la diputada PPD Andrea Parra señaló que ante un fracaso, "el quiebre será irreparable".
En este escenario, la presión caía sobre el diputado socialista Juan Santana, quien encabezó desde junio una comisión especial del PS destinada a conseguir las firmas para levantar la acusación contra la ministra.
En la Sala, el parlamentario aseguró que la iniciativa era "más que la defensa de un legado" y tras el fracaso se mostró desanimado. "Es bien poco lo que podemos hacer frente a la actitud de parlamentarios que, legítimamente, en esto no están votando por fiscalizar una gestión que a todas luces ha sido deficiente", dijo a Duna.
Si la acusación lograba sortear su primera valla —la cuestión previa— el encargado de exponer ante la Cámara para defender el instrumento sería el diputado DC Mario Venegas, y la decisión no fue azarosa: se le asignó la responsabilidad apelando a que podría convencer a su partido y a los diputados que todavía se mantenían indecisos, votos que se consideraban claves.
El diputado realizó una larga exposición correspondiente a 76 páginas, a las que añadió algunas aclaraciones a medida que iba enunciando. En total, su intervención se extendió por 2 horas y 6 minutos, y hacia su tramo final fue interrumpido por la audiencia, que reclamaba por su longitud.
"No me apure, señor presidente. Estoy en mi derecho", respondía el diputado, molesto, mientras recibía abucheos desde las gradas y gestos desde Chile Vamos. Al pronunciar frases como "para sintetizar" o "por último", lo que se oía eran aplausos.
Pero poco habría importado el recibimiento de su larga exposición si hubiera logrado su cometido, pero no fue ese el escenario. Al momento de votar, los DC Matías Walker y Jorge Sabag entregaron su respaldo a la ministra, así como también el independiente Karim Bianchi, el radical Pepe Auth y el regionalista verde, Pedro Velásquez. En tanto, René Alinco (ind PPD) y Patricio Rosas (ex PS) decidieron abstenerse.
