Un auto rojo adornado con calcomanías y personalizado avanza a una velocidad vertiginosa. Da dos vueltas por la Rotonda Lo Curro, al tiempo en que despide humo de las llantas. Se trata de un registro de video de una acción que fue calificada como "temeraria" por la Fundación Emilia, que realizó una denuncia del hecho por redes sociales.
"Es difícil creer el nivel de desinterés por la vida y la convivencia en sociedad que tiene el conductor de este auto. Las calles no son de uso personal y esta acción no es divertida, es criminal", dijeron en el mensaje que acompañaba el video, cuya fecha de grabación hasta ahora se desconoce. Las palabras apuntan a lo que se escucha en el registro: además de las bocinas de otros autos en protesta, se oyen risas y ruidos de asombro de quienes parecen haber asistido a ver los movimientos del vehículo.
"Lo que nos preocupa, según lo que observamos en el video, es que básicamente nos parece una acción concertada. Hay público que está grabando el momento en que el auto entra, está como preparado para grabar", dice la presidente de Fundación Emilia, Carolina Figueroa, en conversación con Emol. El hecho les llegó como una denuncia anónima por parte de alguien que frecuenta ese tipo de hechos.
"Las denuncias establecen que es un acto frecuente, que se generen este tipo de hechos", explica. Figueroa está preocupada porque, en este minuto, esas acciones no constituyen un delito. "No se ha avanzado en la tipificación. ¿Cuál es la falta? No existe una falta por conducción temeraria. Aunque identificáramos la patente, no hay registro del exceso de velocidad, tampoco de que cometa alguna falta que esté tipificada dentro de la ley de tránsito, porque el proyecto de ley que tipifica la carrera clandestina y la velocidad excesiva está parado en el Congreso".
A su juicio, la frecuencia de estos hechos también son un "aliciente" para el avance de otras iniciativas en la materia, como una "fiscalización efectiva" y la materialización de la ley que pondría fotoradares en la ruta, los que permitirían registrar estos hechos. Por último, Figueroa pide "no normalizar ni naturalizar este tipo de conductas".