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Nieta de Pérez Zujovic a 50 años de su crimen: "El odio frustra el desarrollo de un país y el bienestar de su gente"

A través de una columna, Francisca Jünemann Pérez contó su experiencia personal luego de la tragedia que afectó a su familia y dice que le enseñaron que "el odio es algo muy feo". "No olvidemos tanto dolor sufrido en Chile por el odio que se enquistó en su alma".

08 de Junio de 2021 | 13:21 | Redactado por Consuelo Ferrer, Emol
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Francisca Jünemann y su abuelo Edmundo Pérez Zujovic.

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"La forma en que a una familia marca una muerte violenta dependerá de circunstancias y de factores que no se pueden comprender mientras no se vivan. Y cada uno dentro de su familia tendrá también su propio proceso. En esto, nadie se puede adjudicar la voz de otros ni la experiencia ajena, que serán tantas como personas lo hayan vivido. Por eso, me gustaría compartir mi historia, que es tan solo un relato más de tantos que debiesen ser escuchados; un relato impregnado de letras de diarios y de revistas impresas. Y de dolor, pero no de odio ni rabia".

Así comienza la columna que escribió en el diario El Mercurio Francisca Jünemann Pérez, nieta de Edmundo Pérez Zujovic, cuando se cumplen 50 años del día en que el ex ministro del Interior fue asesinado en una calle de Providencia por un comando armado perteneciente a la organización Vanguardia Organizada del Pueblo, identificados con la extrema izquierda. En ese momento, cuenta Jünemann, solamente habían nacido seis de los 35 nietos que llegaría a tener el empresario demócratacristiano.

"La historia comienza en la casa donde viví de niña —que ahora es una oficina familiar— y que fue construida por mi madrina arquitecta. En ella hay un subterráneo húmedo con varias piezas y en una de esas piezas, hay varias repisas. En la más alta, fuera del alcance de los niños, muchas cajas se apilaban intentando quedar selladas. Desde los cinco años, recién aprendiendo a leer, escalaba y lograba bajar cientos de publicaciones sobre la muerte de nuestro abuelo. Ahí, escondida, las miraba, siendo los recuerdos de mis primeras lecturas esas frases e imágenes que llenaban mis dedos de tinta negra", relató su nieta.

"¿Cómo lograron no transmitirnos rencor? Hace un tiempo, a raíz del estallido social, se lo pregunté a mi mamá, quien me respondió 'Porque el odio es algo muy feo, no quise que ustedes lo tuvieran'. Qué respuesta más simple y qué difícil lograrlo cuando se ha vivido algo así"

Francisca Jünemann Pérez
En esas hojas, contó, "ver la consternación de mi tía que lo acompañaba, las marcas de balas en los vidrios rotos, el rostro de mi abuela entrando al Hospital Militar, no son cosas que una madre o padre quisiera que su hijo o hija viera a tan temprana edad""

Agregó que "me sorprende aún, tantos años después, el haber procesado esas lecturas desde un comienzo con paz, y el odio que se encarnó en nuestro abuelo, en amor por nuestro país". "Veo lo mismo en mis primas y primos, con quienes mantenemos un vínculo de cariño y amistad, de comprensión en una familia que con nueve hijos quedó sin padre y madre hace más de cuarenta años. Porque mi abuela murió de pena tan solo siete años después".

"¿Cómo lograron no transmitirnos rencor? Hace un tiempo, a raíz del estallido social, se lo pregunté a mi mamá, quien me respondió: 'Porque el odio es algo muy feo, no quise que ustedes lo tuvieran'. Qué respuesta más simple y qué difícil lograrlo cuando se ha vivido algo así. Qué coraje. El odio, ese sentimiento que impide ser feliz como persona, al expandirse en una sociedad, frustra el desarrollo de un país y el bienestar de su gente, causando daños que a veces no hay forma de reparar", agregó.

En el día en que se cumplen 50 años de la muerte de su abuelo,"después de un acto violento que causó la muerte injusta a una gran persona" Jünemann pidió recordar "todas las vidas que fueron mutiladas, arrebatadas; no solo la de nuestro abuelo, sino también la de quienes la historia no recuerda, de distintos sectores políticos e ideas. Porque ninguna vida tiene más ni menos valor que otra". "No olvidemos tanto dolor sufrido en Chile por el odio que se enquistó en su alma", dijo.

"En estos momentos en que hemos logrado encauzar el descontento en la institucionalidad de una nueva Constitución, que sean las voces de unidad, de respeto, de diálogo y de acuerdo las que tengan eco. Que se diluyan las de quienes se sienten con la autoridad de señalar que sus posturas serán impuestas y no conversarán con un sector; porque la polarización, la intolerancia y la soberbia pueden alimentar a ese instinto destructor que, Freud sostenía, los seres humanos llevamos dentro, y que cada cierto tiempo le termina ganando a la razón", cerró.
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