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Natividad Llanquileo: "No vengo a negociar los derechos de los pueblos indígenas, vengo a señalar cómo se deben garantizar"

La abogada admite diferencias con la presidenta Elisa Loncon, postula que la nueva Carta Fundamental debiera asegurar escaños reservados en toda la institucionalidad que se creará en el proceso constituyente y está de acuerdo con revisar las concesiones mineras.

26 de Diciembre de 2021 | 13:13 | Por Maximiliano Vega, Crónica Constitucional
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El Mercurio
"Es alentador su respaldo", expresa Natividad Llanquileo (37), convencional de escaño reservado mapuche, sobre el apoyo que recibió de la machi Francisca Linconao, quien la postuló para integrar la nueva mesa directiva de la Convención Constitucional, al menos como vicepresidenta adjunta.

Llanquileo, abogada, nació en la comunidad Esteban Yevilao en Tirúa, Arauco, Región del Biobío, y se ha hecho conocida en la Constituyente por confrontacionales intervenciones en comisiones y plenarios, donde ha tenido desencuentros con la presidenta Elisa Loncon y otros constituyentes.

A su juicio, en la mesa directiva debiese estar "una voz que venga de los territorios y que pueda hacer énfasis en los derechos de los pueblos indígenas".

¿A quién representa usted dentro de los pueblos originarios y del pueblo mapuche?

—Somos un pueblo diverso que tiene sus posturas políticas distintas. Igual hay que recordar que quien obtuvo la mayoría de los votos fue la machi Francisca Linconao, una defensora del territorio, que pasó por la prisión política, se enfrentó al resguardo de sus medicinas, ejerció recursos de protección invocando el Convenio 169. Y yo saqué la segunda mayoría. Venimos de un mundo que representa a los territorios. Siempre hemos defendido el territorio, hemos hablado de los derechos de los pueblos indígenas, una defensa que es importante darla en todos los aspectos.

"Creo que tiene que ver con el sector que se identifica con quien hace una defensa férrea respecto de los derechos políticos, territoriales, económicos, y la defensa de los derechos humanos en general".

¿Hay sectores menos enfáticos en su lucha?

—Hay gente que se enfoca más en un derecho específico que en otro: en los derechos lingüísticos, culturales, derechos territoriales por sí solos. Quizá por la formación que tengo es que hago una defensa en general. Todo es importante.

¿Cómo evalúa el trabajo de Elisa Loncon como presidenta de la Convención?

—Creo que simboliza la figura de la mujer mapuche. No lo quiero personalizar porque la verdad es que tampoco la conocí antes. Es una imagen bien simbólica que viene a fortalecer o a mostrar también a la mujer indígena. No tengo mucho que agregar, porque es conocido que tengo diferencias políticas con ella.

¿Como cuáles?

—Hay gente que le tocó salir muy joven de sus territorios producto de la migración forzada y fueron adquiriendo otras costumbres, que les interesa más prevalecer hacia afuera que hacia adentro. Creo que tiene que ver con las vivencias a veces distintas. Llegar a la presidencia significa acuerdos políticos con muchos sectores. Hay algunos que están dispuestos y otros que no estamos dispuestos. Es importante conversar, pero eso no significa… nuestros derechos no están en negociación, ya existen, por lo tanto, yo no vengo a negociar los derechos de los pueblos indígenas, vengo a señalar cómo estos se deben garantizar, cómo se concretizan en el texto constitucional.

Se ha discutido que una forma de concretar la plurinacionalidad es que haya escaños reservados en puestos de poder. A su juicio, ¿dónde deberían existir esos escaños?

—Debieran estar en toda la institucionalidad que se va a crear. O sea, en el Congreso, allá se parte, hay un piso con esto. Está la discusión respecto de cuántos son los escaños de representación a nivel nacional: hay un piso de 17 escaños. Seguramente, va a haber una discusión con posterioridad para ver cuántos son los cupos que debieran tener los pueblos indígenas en el Parlamento, como en otras instituciones, estoy pensando en la figura que se asimile al Poder Judicial.

"Hay una situación bien especial que se tiene que entender: que los pueblos indígenas tienen derecho a la libre autodeterminación. Por lo tanto, los pueblos indígenas, en virtud de ese derecho, pueden decidir qué tipo de instituciones van a ser más importantes que otras. Pero es algo que se tiene que ver con posterioridad".

En texto base para la consulta indígena se habla de revisar, modificar y eliminar permisos de explotaciones mineras, forestales u otros ubicados en territorios indígenas, ¿adhiere?

—Yo lo he reiterado en muchas ocasiones dentro del proceso en el cual estamos: nosotros como pueblos indígenas no partimos de una hoja en blanco. Partimos con el Convenio 169 de la OIT, que está ratificado. Por lo tanto, la Convención y el Estado tienen la obligación de respetar los tratados internacionales y los instrumentos internacionales como la Declaración de las Naciones Unidas, la cual dice que cuando se quiere instalar este tipo de proyecto se tienen que someter a un proceso de consulta que busque salvaguardar los derechos de los pueblos indígenas y buscar acuerdos de buena fe.

"Chile necesita un cambio. Nosotros tenemos una cosmovisión que es distinta, pero también se tienen que tomar medidas que vayan en resguardo de los derechos de la naturaleza, que es lo que está en discusión en la Convención, y eso también se traduce en que se tienen que revisar las concesiones mineras".

¿Cuál es su opinión de la violencia en la macrozona sur?

—Es algo que nosotros venimos conversando hace mucho tiempo. Hay que pensar qué es lo que pasa allá. Algunos han dicho, como de la derecha: "Es que ustedes no viven en el territorio". Yo sí vivo en el territorio, y si sé todo lo que se ha venido tratando de avanzar hace mucho tiempo. Llegar a esta Convención también significó querer avanzar en la solución a los problemas. Es algo que se instaló. Todo es parte de una historia, y si no se logra comprender esa historia es difícil.

¿Es más importante comprender esa historia que hacer una condena a la violencia?

—Lo que pasa es que muchas veces la gente no quiere enfrentar los problemas y el Estado nunca lo ha querido asumir. Nosotros estábamos tranquilos, llegó el Estado y nos ocupó nuestros territorios. Después no bastó que fuera el Estado y se lo entregó a particulares. Si uno recorre, al menos el 90% de nuestro territorio está en manos de las forestales, al menos donde vivo yo, y eso es terrible.

"Nosotros vivimos en una zona con mucho resguardo policial desde hace mucho tiempo y no bastó con eso. Ahora el lugar se encuentra con Estado de excepción. Entonces, no sabemos qué pasa ahí porque la presencia policial siempre ha estado. Hay movilización obviamente, manifestaciones, pero a mí me deja muchas dudas respecto de por qué hay situaciones que no se han evitado pudiéndose evitar con esta alta presencia policial".
¿Cree que en el gobierno de Gabriel Boric habrá avances en las demandas de los pueblos indígenas?

—Hoy, el gobierno de Gabriel Boric tiene una posibilidad histórica de avanzar a solucionar el problema, en especial el de tierras, que se vive en Arauco-Malleco y Cautín con toda la región. Y la Convención tiene la posibilidad, la oportunidad histórica, de no solo pensar en los pueblos indígenas, porque esto nos afecta a todos.

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