El segundo tiempo de la Convención Constitucional no será más fácil que el primero. María Elisa Quinteros (MSC) y Gaspar Domínguez (INN) asumen sus cargos con el órgano constituyente funcionando, pero con el desafío de llevarlo a puerto a fines de junio cumpliendo con las expectativas ciudadanas y las que los mismos constituyentes tienen.
Lo primero será lograr acomodarse a los tiempos establecidos, pues solo quedan seis meses de trabajo y las comisiones recién están comenzando los debates internos para aprobar las normas constitucionales.
Hace un par de semanas surgió la inquietud por la posibilidad de agregar más plazo, como proponía Manuel Woldarsky (Coord. Plurinacional) o Teresa Marinovic (Vamos por Chile), pero el escenario es complejo para aquello, pues necesitarían una reforma constitucional que debe tramitarse en un Congreso renovado y más atomizado que el actual.
"Ahora hay que actuar de la forma más ejecutiva posible con respecto a los debates. Va a ser muy importante cómo se organice el tiempo, sobre todo en las discusiones del pleno, sobre todo ahora que están ingresando las iniciativas de norma constituyente y populares que ingresarán prontamente", comenta Tiare Aguilera (rapanui) a Emol.
En ese sentido, el manejo del cronograma también será relevante a juicio de Aguilera, pues aún es posible que se siga modificando el calendario interno de la Convención.
La muñeca política
Para acomodarse a los tiempos, serán fundamentales los acuerdos que se alcancen en torno a las normas constitucionales. Ese es otro de los desafíos que tendrá que conducir la nueva mesa: lograr articular a los distintos colectivos para llegar a un texto de consenso que deje satisfechos al menos a 2/3 de las fuerzas políticas de la Convención. Y ante los resultados de la elección de este martes y miércoles, esos esfuerzos no se vislumbran sencillos. Además, ni Quinteros ni Domínguez tienen experiencia política.
"Como la mesa actual tenía por objeto instalar la Convención, una pega muy administrativa, la nueva tiene una pega mucho más política, de apertura, de diálogo, de trabajar políticamente para lograr el objetivo para el cual fuimos elegidos, entregar una propuesta de Constitución lo más amplia posible. No solo arbitrar y que las cosas funcionen y caminen bien, ese es el desde", sostiene Cristián Monckeberg (RN).
"Ahora hay que echar a andar a pleno vapor la Convención, que esté funcionando lo mejor posible para que las comisiones empiecen a producir los consensos necesarios de norma y esas normas puedan pasar a discusión en el pleno y ser aprobadas para ir comenzando a conformar la propuesta de nueva Constitución", expone Ricardo Montero (Colectivo Socialista).
También serán relevantes los esfuerzos que haga la directiva entrante en cuanto al plebiscito de salida y
la búsqueda de la aprobación ciudadana de la propuesta de nueva Constitución. Si bien el voto es obligatorio y el Apruebo cosechó un alto porcentaje de respaldo en octubre 2020, el escenario está abierto y los mismos convencionales aseguran que depende de la calidad del texto que logren.
Frente a eso, lo relevante será la comunicación: uno de los flancos más débiles de la mesa anterior fue la forma de comunicar y los errores cometidos en ese aspecto, como lo que tuvo que ver inicialmente con el caso de Rodrigo Rojas Vade o ciertas frases de Elisa Loncon sobre el conflicto en la Macrozona Sur.
"Lo más importante es que esta segunda fase, donde vamos a estar deliberando, votando normas, la comunicación de lo que está pasando dentro de la Convención sea clara, rápida, objetiva, para que la gente realmente entienda no solo lo que estamos votando sino lo que significa lo que votamos, qué significa la norma", opina Tammy Pustilnick (INN) en conversación con Emol.
Asimismo, la Convención debe afrontar un proceso de consulta indígena que aún no avanza con el ritmo que debería y podría traer problemas desde los mismos pueblos originarios, que ya se han enfrentado más de una vez por aquello.
Los desafíos según los expertos
Para el cientista político y académico de la Universidad de Talca, Mauricio Morales, el principal desafío de la nueva mesa será "agilizar el trabajo de las comisiones, ordenar las votaciones y llegar con un buen texto constitucional para el día 4 de julio. Si la primera mesa tuvo como desafío organizar el proceso, esta segunda mesa deberá materializar ese orden reflejado en la nueva Constitución".
En tanto, el decano de la Facultad de Gobierno de la Universidad Central, Marco Moreno, indica al respecto que "su principal desafío tendrá que ver con cómo concluye su trabajo de manera satisfactoria en un plazo tan breve y cómo genera las condiciones para que sean menos los temas que tengan que resolverse en el Pleno".
"Por lo tanto, va a requerir de un trabajo bastante arduo de construcción de acuerdos y de consensos. Creo que ese es el principal desafío que va a tener la mesa directiva, el cumplir en tiempo y forma con las expectativas que tienen los ciudadanos de tener una nueva Constitución", enfatiza.
En cuanto a en qué pie creen que entrará la nueva mesa directiva después de la falta de consensos vista en las últimas horas, Morales señala que Quinteros y los vicepresidentes que la acompañen en la mesa ampliada estarán
"mucho más débil en comparación con la primera mesa".
"Sin embargo, esto se puede corregir en caso de que esta nueva mesa privilegie el trabajo en comisiones y salas y deje un poco de lado la figuración pública y las cámaras. Necesitamos una mesa más sobria que esté 100% dedicada a la redacción del nuevo texto constitucional, y no a comentar la realidad contingente del país", dice.
Mientras, Moreno sostiene que "la mesa directiva va a poder funcionar, dado que la discusión va a ser sobre contenidos y menos sobre cargos o personas. Por eso mismo, es importante que la presidenta y vicepresidentes tengan cierto respaldo y legitimidad para llevar adelante este proceso".
Para el abogado constitucionalista, Javier Couso, "el desafío que tenía la mesa que se retira era incalculablemente complejo, que era establecer algo desde la nada. Ahora, en algún sentido, la nueva mesa entra a un sistema regulado por un reglamento muy preciso".
"Entonces, en ese sentido, yo diría que el gran desafío que va a tener la presidenta y su vicepresidente va a ser poder tomar nota de aquello que no se hizo bien en el primer tiempo de esta Convención, que es intentar convocar a los sectores que se han sentido marginados de este proceso, particularmente la derecha", afirma.
Sobre ese punto, Couso manifestó que "la nueva Constitución solo va a existir si se entiende que tienen que estar representados también personas que tienen ideologías distintas y en eso va a jugar un rol crucial de tono la presidencia (…) sería negativo pensar que una Constitución a la cual adhiere gente de derecha sea una Constitución contaminada".
