El acuerdo firmado ayer por los partidos oficialistas para hacer reformas a la propuesta de Constitución en caso de que gane el Apruebo, les dio algo de tregua, por ahora, acerca de la necesidad de muestras de liderazgo político. Sin embargo, abrieron, al menos en el papel y con firma incluida, la etapa en que "Aprobar" a secas parece ser cosa de extemos.
Aprobar para reformar es lo que se lleva el aplauso.
Pero esa consigna, hasta hace no mucho tiempo atrás no era ni siquiera una alternativa que rondaba en el aire. De hecho, fue en mayo cuando comenzaron a darse los primeros debates en torno a esta alternativa, en medio del debate por el quórum de reformas a la propuesta, en la Comisión de Normas Transitorias.
"Pensar en reformas de la nueva Constitución cuando la nueva Constitución aún no está implementada a plenitud, vale decir, los órganos del sistema político, no solo es contraproducente, sino es contrademocrático", dijo el pasado 18 de mayo el ex convencional Marcos Barraza (PC).
En la misma línea, la ex convencional Elisa Giustinianovich (MSC), ex coordinadora de dicha comisión, aseguró que -en su opinión- "lo primero consiste en la instalación de los órganos nuevos, con los principios mandatados en el nuevo texto, sobre paridad, representatividad de los escaños reservados (...) es muy complejo poder comprometer una posibilidad de reforma si aún esos órganos nuevos, con esas cualidades, no están instalados".
En tanto, el ex convencional Fuad Chahin planteó que "hay mucha gente que (ve que) hay algunos artículos que les incomodan y tienen la esperanza de que pueda ser modificable. En la medida en que tengamos un texto más flexible, hay un incentivo a votar Apruebo para modificar".
Chahin también apuntaba a las encuestas, que por entonces ya daban una clara tendencia de triunfo a la opción Rechazo, lo que hacía más factible, a su juicio, pensar en dar a la ciudadanía la opción de que el texto pudiera ser modificado para apuntalar el Apruebo.
El 15 de mayo, el ex presidente de la Convención Constitucional, Gaspar Domínguez, abordó el escenario que marcaban las encuestas y planteó que "la percepción real de la ciudadanía sobre su posición respecto al borrador, sólo la conoceremos el 4 de septiembre en el Plebiscito", y agregó que, a su juicio, con el borrador listo, la percepción de la gente "va a cambiar, no hay otra opción".
Del "guiño" de la Mesa a la carta de Lagos
"Cualquier resultado va a ser mejor que una Constitución escrita por cuatro generales", dijo el Presidente Gabriel Boric el pasado 14 de marzo en conversación con Archi, donde también pronosticó que el Rechazo "sería un gran problema para Chile".
Aunque la frase trajo ronchas en la oposición, también le quitó relevancia a lo que dijo inmediatamente después el Mandatario, matizando un poco sus palabras: "la (propuesta de) Constitución, a diferencia de la actual, tiene que ser un espacio que permita modificaciones en el futuro, que contenga las preguntas que aún no nos hemos hecho".
De todos modos, los dichos se opacaron luego que el ministro Jackson atara el destino del programa del Gobierno al resultado del Plebiscito. "Cualquier observador independiente podrá ver la actual y la nueva Constitución y preguntarse con qué marco es más factible realizar nuestro programa de gobierno", dijo en junio a El Mercurio.
Así las cosas, y mientras los sondeos continuaron marcando la tendencia al Rechazo en las encuestas, la ex mesa directiva de la Convención le entregó al Presidente Boric el texto oficial de propuesta de nueva constitución. En los discursos, asomaron las frases "es perfectible y esperamos sea el piso mínimo" y "la Constitución perfecta no existe y esta no es la excepción", de María Elisa Quinteros y Gaspar Domínguez.
Al día siguiente, el ex Mandatario Ricardo Lagos, publicó una carta que pareció destapar una olla a presión en la arena política sobre los caminos a tomar sobre el proceso constituyente: "Las dos alternativas están lejos de convocar a la gran mayoría ciudadana", planteó. Así, paradojalmente, no entregó su postura, pero el resto del espectro político se vio prácticamente obligado a hacerlo.
Y los "apruebo para reformar" o para "mejorar", tomaron aún más fuerza. El PPD, tras su consejo general del 16 de julio, reafirmó su posición de "Aprobar para mejorar", aunque también otras figuras, como el ex Presidente Eduardo Frei, salieron a transparentar su voto de Rechazo.
El llamado de Boric al acuerdo y los aplausos
Con el texto en mano, y lejos del pronóstico que tuvo en mayo el ex presidente de la Convención, Gaspar Domínguez, las encuestas continuaron marcando Rechazo y varias figuras de la centroizquierda se sumaron al carro de dicha alternativa. Eso motivó a que el propio Presidente Gabriel Boric buscara ordenar su coalición para que se generara una propuesta de reformas en caso de que gane el Apruebo el 4 de septiembre.
Fue un trabajo a contrarreloj, y con varias dudas sobre cuánto se podría ordenar Apruebo Dignidad, especialmente alimentadas por los dichos del timonel PC, Guillermo Teillier el pasado domingo, al afirmar que "yo no sé qué le podríamos mejorar a la nueva Constitución (...) es muy difícil desmenuzarlo en sus partes, porque es un texto completo".
De todas formas, el acuerdo se firmó entre ambas coaliciones y aunque Teillier volvió a poner en duda que se pudiera garantizar se se harían las reformas, para luego desdecirse en su cuenta de Twitter, el acuerdo ha sido transversalmente valorado en el oficialismo, y también entre otros rostros del Apruebo.
Tal es el caso de Gaspar Domínguez, quien ayer publicó un video en sus redes sociales donde planteó que "esta propuesta de nueva Constitución es, sin duda, un mucho mejor punto de partida para construir ese país más justo y democrático que todos queremos, el tiempo es poco y el desafío es muy grande, y es por eso que yo aplaudo que vayamos avanzando en los acuerdos políticos que permitan ir delineando el camino de implementación, porque Chile y sus familias no pueden seguir esperando".