Quedan siete días para la jornada del Plebiscito y no sólo en la arena política se ha intensificado el debate y los emplazamientos por llegar a "acuerdos" que marquen una suerte de hoja de ruta a partir del 5 de septiembre. Hay también un ambiente social marcado por inquietudes e incertidumbre, y como es habitual en procesos eleccionarios, puede llevar a enfrentamientos o tensiones entre vínculos cercanos, como amistades o la familia.
Este tipo de escenas se pueden dar de distinta forma: en una conversación en la sobremesa, emerger tras pasar la tarde con amigos, o incluso a través de redes sociales, especialmente en grupos de WhatsApp, donde alguien "abandona el grupo" o el tono de la conversación -pantalla mediante-, se hace incómodo.
"Es una suerte de polarización afectiva, hablamos más bien de una división en términos identitarios, donde las personas se alinean entre ellos, independiente de si son de derecha o izquierda; no estamos frente a la polarización tradicional, ideológica o de partidos".
Marco Moreno, analista político U. Central
El analista político de la Universidad Central,
Marco Moreno, plantea que este tipo de dinámicas puede darse de manera transversal, sin distinción de estratos sociales; "
probablemente haya más intensidad en sectores que manejan más información, pero no me cabe duda que en las villas o barrios también se comienza a dar o insinuar esta suerte de fractura de un 'ellos versus nosotros'".
El pasado 19 de agosto, un grupo de figuras públicas, adherentes tanto al Apruebo como al Rechazo, dieron a conocer su preocupación por el "tono del debate actual" camino al Plebiscito de salida, afirmando que se trata de "un ambiente que no le hace bien al país", y donde expresan su aspiración a que en el "amanecer del 5 de septiembre, ojalá hayan cesado las descalificaciones", cualquiera sea la opción que gane.
La carta, en cierta forma, también daba cuenta de las dinámicas que se han intensificado en el último tiempo, y que según los entendidos no necesariamente tiene que ver con un "atrincheramiento político ni ideológico", a veces puede tratarse de una reacción más "visceral", o en su versión más correcta, en un motor casi ineludible de estos procesos: las emociones.
"Es una suerte de polarización afectiva, hablamos más bien de una división en términos identitarios, donde las personas se alinean entre ellos, independiente de si son de derecha o izquierda; no estamos frente a la polarización tradicional, ideológica o de partidos, sino que la gente tiende a dividirse por cuestiones más bien sentimentales y emocionales", comenta Moreno.
En efecnto, las emociones operan también como un eslabón clave en las campañas y un movilizador de votantes, ya sea a favor o en contra. No es extraño entonces que la campaña del Rechazo haya optado por usar como eje la idea de "por una Constitución escrita con amor", mientras que el Apruebo utiliza ideas como "Aprobar da tranquilidad".
Pero junto a la emoción que opera como un denominador común, hay otros aspectos clave de este proceso camino al 4/S que inciden directamente en la forma en que se tocan esas relaciones interpersonales.
Cambio en el clivaje y contexto social
Gonzalo Delamaza, académico de la Universidad de Los Lagos e investigador asociado del Centro de Estudios de Conflicto y Cohesión Social (COES), sostiene que "estamos insertos en un entorno de mucha inquietud e incertidumbre, no sólo por temas políticos, pero también hay otros aspectos del tema nacional y mundial, como la crisis por la pandemia, donde no sabes si terminó o vuelve a empezar, una situación económica incierta expresada en Chile con alza de precios y entre medio tenemos una situación política nueva".
"Esa situación política también tiene incertidumbre, porque fundamentalmente tiene la posibilidad de que haya cambios relevantes.
Hace mucho tiempo que no había en Chile una disputa por algo significativo, entonces, no es raro que hayan posiciones un poco más fuertes", afirma. "Lo mismo pasó con el Plebiscito de entrada, o lo que pasó en la segunda vuelta, son alternativas polares", recalcó.
A ello se suma otro factor relevante: los sondeos han dado cuenta de una tendencia al Rechazo, al mismo tiempo que varias figuras del centro y centroizquierda han decidido manifestar su opción por esta alternativa. En el fondo, señales de un cambio en el clivaje de ese octubre de 2020, donde un 80% aprobó la redacción de un nuevo texto constitucional.
El psicólogo Héctor Carvacho, académico de la Escuela de Psicología de la Universidad Católica e Investigador asociado del Coes, pone el foco en este punto. "Este tipo de situaciones suele ocurrir en elecciones altamente competitivas, donde la gente percibe que hay mucho en juego, lo mismo pasó para el Plebiscito de entrada, con la diferencia que quizás el foco o la tensión estaba en grupos de derecha que estaban por la opción de aprobar, y ahora pasa en los grupos de centro y centroizquierda que se han movido más hacia la opción del Rechazo".
"Posturas más rígidas" y el "desafío" del diálogo
Es, a juicio de los consultados, la propia incertidumbre la que gatilla que las emocionen dominen las decisiones y la forma en que las personas ven el mundo; esto, mezclado con las particularidades de los individuos y la disposición que tengan a interesarse, en este caso, por los temas más políticos.
"La inmediatez de estos tiempos genera posturas más rígidas ante la búsqueda de cambios, y dificulta integrar la visión de que todo forma parte de un proceso en el tiempo".
Rocío Guzmán, psicóloga clínica UV
La
psicóloga clínica de la Universidad de Valparaíso, Rocío Guzmán, explica que "las respuestas de las personas están relacionadas con sus particularidades, como la historia familiar, estado psicológico actual, empatía, valores, etc., y con los macrocontextos, en este caso, la pandemia, el estallido social, la desigualdad, entre otros".
Carvacho agrega que temas como la seguridad o la economía, no sólo en Chile, sino que en gran parte de las elecciones en el mundo "operan como factores donde las personas también tienen más presente su emocionalidad, donde esto se puede sentir como algo muy importante, y del otro lado, se vea más peligroso, y eso puede que se refleje en las relaciones interpersonales también".
Guzmán añade que "si tomamos en cuenta todos estos factores nos encontraremos con un común denominador a nivel psicológico: el estrés y el agotamiento, lo que produce una tensión transversal y la necesidad de encontrar caminos para un mayor bienestar y la búsqueda de estabilidad. Es dentro de este ámbito que cada quien establece sus posturas y responde; los contextos familiares son considerados redes de apoyo y dentro de ese mismo ámbito cada persona espera encontrar similitud, sentidos de pertenencia y espacios seguros, lo mismo en las amistades y vínculos significativos".
Entonces, ¿qué pasa si se encuentra una visión diferente en esos vínculos?, "podrán sentir por una parte que no están sumando a posibilitadores de cambios tanto a nivel personal como social, generando aún más malestar al que ya existe en ellos. Y por otra parte, que quien considero parte importante de mi vida forma parte 'del otro bando', lo que se vuelve decepcionante y aumenta la tensión en los contextos cercanos", explica la psicóloga.
Esto, agrega, puede ser desafiante en quienes buscan trascender la polarización y generar ámbitos de diálogo, "sin embargo, la inmediatez de estos tiempos genera posturas más rígidas ante la búsqueda de cambios, y dificulta integrar la visión de que todo forma parte de un proceso en el tiempo".
Para Delamaza, efectivamente estos contextos pueden desatar posturas más rígidas, donde la persona entra en la dinámica de que "cualquier cosa puede desatar una situación incierta aún. Por ejemplo, para el Apruebo, como una lucha que lleva años y ante la alternativa que esto termine en algo que no funcione, produce inquietud; lo mismo para el Rechazo, de quienes no quieren el cambio y ahora ven que se podría".
El rol de los jóvenes
En el Plebiscito de entrada hubo una amplia participación de comunas populares, lo que podría haber estado movido por votantes más jóvenes que habrían estado más desafectados del sistema y que ahora están más involucrados. A juicio de Carvacho, esta es una señal de que "en este periodo, por primera vez, están más involucrados en lo político y lo vivan con mayor intensidad y que se generen algunas disputas familiares".
Esto, explica el académico, porque muchas veces para las generaciones mayores lo que hoy estaría en juego puede ser visto con una perspectiva a más largo plazo, considerando que tienen en su historia el Plebiscito del Si y el No, "versus para la generación más joven, sobre todos menores de 30 años, esto es probablemente su primer evento político de relevancia que los va a marcar generacionalmente; es probable que hablemos por años de la generación del cambio o intento de cambio constitucional".
Otro elemento que podría operar como un factor para la discusión es lo que Delamaza califica como el "efecto Twitter", que se traduce en "un exceso de descalificaciones, a tal punto que hay cosas que no se pueden ni leer".
Con todo, reflexiona que "la contracara de la incertidumbre es la esperanza, y ahora toca juzgar el resultado, es bueno tener la posibilidad de hacerlo; no lo vamos a poder hacer si nos peleamos de esa manera".