Fernando Andrés Sabag Montiel, el atacante de Cristina Fernández.
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El intento de asesinato a la vicepresidenta de Argentina, Cristina Fernández, se ha tomado la agenda noticiosa en ese país, y ha abierto una serie de acciones políticas -como una reunión "multisectorial" contra la violencia convocada por el presidente Alberto Fernández-, y la curiosidad de la ciudadanía y los medios por conocer quién es el autor de la agresión.
En esa búsqueda, el nombre del detenido, Fernando Andrés Sabag Montiel, de 35 años, ha resonado en varias partes del mundo. Un hombre de origen brasileño que reside en el país desde 1993 y que actualmente reside en el barrio de La Paternal, en Buenos Aires.
Su acta de nacimiento también dio cuenta que su madre Viviana Beatriz Sabag -fallecida en 2017 a causa de un síndrome respiratorio- era argentina, y su padre, Fernando Ernesto Montiel Araya, es chileno.
Así, desde este lado de la cordillera también han surgido dudas por la identidad de su progenitor, quien según se conoce hasta ahora, residiría en el cerro Barón en Valparaíso. Montiel Araya, de 64 años -cumplirá años el próximo 8 de septiembre- figura en los registros como casado y habilitado para sufragar.
Pero al igual que su hijo, también ha tenido problemas con la ley. Según reportó CNN, el chileno fue objeto de una investigación por expulsión de Brasil en 2020. El proceso se produjo por "la existencia de una sentencia penal condenatoria dictada por la Justicia Pública en su contra", según informó la Policía Federal de Brasil en un documento que enumera al menos seis procesos penales asociados a Montiel Araya.
Mario, un amigo del atacante, contó este viernes Telefé que la relación entre el sujeto y el chileno no habría sido la más cercana. "Figura paterna nunca tuvo, y hasta donde tengo entendido, vivió con ella (su madre) hasta el último momento, fue la única persona que tuvo en su vida. No me extraña que haya habido un antes y un después después del fallecimiento de su madre".
Asimismo, relató que Montiel Sabag heredó una casa de la madre y la arrendaba a algunos inquilinos. "Una vez me lo crucé en San Martín y me dijo 'estoy viviendo en mi auto', porque me están persiguiendo", reveló Mario. Asimismo, contó que en el colegio era marginado y le hacían bullying. "Era un pibe que lo dejábamos hablar, porque qué le íbamos a decir (...) Él siempre vivió su personaje", afirmó.