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Del miedo a la vulnerabilidad: El shock y el estrés que deja una encerrona en sus víctimas

Entrevistadas por Emol, expertas en salud mental aclaran sobre cómo puede afectar a una persona adulta vivir una situación de estas características, junto con referirse a qué hacer ante el aún más complejo escenario si en la situación se encuentran niños.

17 de Octubre de 2022 | 15:14 | Por Diego Ríos, Emol.
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Aton/ Referencial
Durante el pasado domingo se dio a conocer el registro de un violento robo de vehículo que sufrió una madre que se encontraba junto a sus hijos.
La mujer de 37 años se encontraba al interior de su camioneta, modelo New Mazda CX-9, en dirección hacia la localidad de Chicureo, cuando en la autopista Los Libertadores al llegar a Vespucio fue abordada por tres sujetos quienes la intimidaron con armas de fuego, y posteriormente, la obligaron a salir del vehículo junto a sus dos hijos.

El registro del robo comenzó a ser viralizado por medio de redes sociales durante el día de ayer, y en él se ve a la mujer tomar en brazos a sus hijos y correr en dirección al copiloto del vehículo que se encontraba detrás de la familia afectada, quien grabó la escena. Durante los breves segundos siguientes, se pudo apreciar cómo los delincuentes se dieron a la fuga en el automóvil.

"Mamá, ¿dónde está el auto?", se le escucha decir a uno de los niños, mientras llora en brazos de su madre.

"Un grupo de delincuentes realizó un robo con intimidación de un vehículo que afectó a una familia que fue socorrida por unas personas que circulaban por la autopista", indicó al respecto el mayor de Carabineros, Héctor Muñoz.

Si bien durante los últimos años, las cifras alertan un claro aumento en el robo de vehículos mediante la “modalidad encerrona”, recientes cifras han evidenciado que frente a estos delitos se ha conseguido un aumento en la cantidad de detenidos, luego de la implementación del Plan Anti-Encerronas iniciado en mayo.

De esta forma, en primera instancia, en junio de este año, la Fiscalía Metropolitana Occidente dio a conocer un informe que reveló un preocupante índice de encerronas entre el año 2020 y 2022. En él se constató que hasta el primer trimestre de 2022 se registraron 1.531 casos de estos atracos, ocurridos en las autopistas y avenidas principales de la Región Metropolitana.

Así, el 30% de estos delitos ocurrió en una autopista o carretera, mientras que el 70% restante ocurrió en alguna avenida principal.

No obstante, durante septiembre de este año el general de Carabineros, Alex Chavan, Vergara indicó que aumentó en un 150% el número de detenidos por estos delitos: "Estas cifras son buenas noticias para la ciudadanía y son malas para quienes creen que pueden seguir cometiendo delitos violentos".

A su vez, en aquella misma instancia, Carabineros notificó que, "comparado con el año pasado tenemos 560 detenidos por robo de vehículos con violencia e intimidación, lo que significa un 145% más".

Sin embargo, pese al aumento en la cantidad de detenidos, para las personas que han sido víctimas de este tipo de delitos, definido por la Fiscalía Metropolitana Occidente como robos en los que "participan a lo menos dos vehículos motorizados en movimiento, mayores a una motocicleta, tanto en los que se moviliza la víctima y el o los victimarios, y donde las especies sustraídas son las especies personales de la víctima o bien el vehículo en el que se movilizaba", puede ser una experiencia difícil de sobrellevar.

¿Cómo afecta vivir una experiencia así?


Frente a esta realidad que existe en nuestro país, y considerando la violencia con que se realizan este tipo de robos, los expertos apuntan a que estas situaciones, en la que extraños irrumpen en espacios, podría afectar y aumentar la percepción de vulnerabilidad ante un entorno que antes podría considerarse "seguro y protector".

De esta forma, la académica de Psicología Advance de la Universidad San Sebastián, psicóloga infanto-juvenil y magíster en Psicología de la Salud, Aline Orellana, enfatiza que, tras vivir estos hechos, aumenta la percepción de amenaza a nuestro sistema psíquico y biológico, lo que gatilla que este genere "estrategias de supervivencia ante el estrés, miedo e inseguridad que esta situación nos genera", lo que implica cambios frente a nuestros propios límites y aquello que antes considerábamos un espacio seguro.

"En este caso, por ejemplo, para la madre y sus hijos podría implicar percibir que las calles y andar en auto es una acción que amenaza mi vida y la de mis seres queridos, lo que podría generar miedo, inseguridad y conductas evitativas. Frente a esto, nuestro sistema se activa como parte de nuestro mecanismo de supervivencia en sus distintas dimensiones, pues no todos reaccionamos de la misma forma, cuyo fin será volver a recuperar un equilibrio psíquico, físico y social", señala.

Sin embargo, cabe destacar que, frente a una situación de estas características, que se traduce en un efecto potencialmente traumático, tanto las formas de reaccionar como también las emociones que surgen frente a una encerrona, varían acorde cada sujeto.

"Frente a esto, cada ser humano tiene diversas formas de reaccionar, las cuales dependen de algunos factores intervinientes, como por ejemplo nuestras creencias y experiencias personales, antecedentes de salud generales, aspectos culturales e históricos, determinantes psicosociales etc. Por tanto, no todos vamos a reaccionar de la misma forma ante un evento", señala Aline Orellana.

De esta forma, la académica de la Universidad San Sebastián indica que las emociones involucradas pueden ir desde el medio al temor provocando la "hiperactivación esperable de nuestro sistema biológico y psíquico", lo que podría desarrollar un Trastorno de Estrés Agudo, o en casos de mayor gravedad, diagnósticos de Trastornos por Estrés Postraumático.

Frente a esto, la académica de la Facultad de Psicología de la Universidad de Talca, Nadia Ramos, quien se ha especializado en evaluación y tratamiento de Trastorno de Estrés Postraumático Simple y Complejo, destaca que la sensación de vulnerabilidad puede provocar que las personas adopten conductas específicas que les permitan volver a recuperar parte de esa seguridad, como aislarse o instalar alarmas.

"En estos casos lo más importante es que las personas tengan la posibilidad de elaborar esto que les pasó. Primero comprender que a lo mejor todas estas reacciones que tienen después de una situación como esta son normales, y que requiere de un tiempo antes de que las personas vuelvan a sentirse en confianza, y esto ante cualquier situación a la cual nos vemos enfrentados a una situación traumática, más aún cuando hay personas involucradas que cometen actos de violencia que uno percibe que pueden haber sido evitados (…)", señala.


¿Cómo puede afectar a un niño y qué puedo hacer siendo adulto?

Bajo este escenario, consultada sobre cómo puede afectar a un menor de edad experimentar un evento de estas características, la académica de la Universidad San Sebastián enfatiza que tras vivido el evento, niños y niñas pueden experimentar algunos síntomas de estrés agudo como recordar y reexperimentar el evento mientras están despiertos, generando altos niveles de angustia hasta 29 días después de ocurrido.

Esto último, aclara la psicóloga infanto- juvenil, se podría observar en niños pequeños a través de sus juegos, los cuales "tienden a ser repetitivos y aluden a la situación vivida".

"(…) Pueden también presentar algunos cambios de ánimo, temor a estar solos, pesadillas o dificultades para conciliar o mantener sueño. Si son pequeños pueden tener algunos ‘retrocesos’ esperables en conductas autónomas ya logradas, como control de esfínter, por ejemplo, pero que debiesen remitir por sí solas en poco tiempo. Si están en etapa escolar, pueden presentar algunos cambios de conducta y cognitivos en el colegio", señala Aline Orellana, enfatizando que luego de un mes estas manifestaciones deben remitir, a propósito de los mecanismos defensivos y, sobre todo, "el apoyo y contención de nuestras redes de apoyo más cercanas".

Por su parte, luego de ser consultada sobre el cómo un adulto puede hacer frente a una situación de estas características, la académica de la Universidad de Talca, Nadia Ramos, sostiene que una vez vivida lo primero es reconocer que la persona en cuestión se va a ver afectada, ya que el evitarlo podría conllevar consecuencias de mayor complejidad.

En este sentido, indica que la persona afectada podría "buscar apoyo, primero de la familia, de los amigos, de estar a veces acompañado, de reconocer. A lo mejor no va a poder manejar por un tiempo y va a tener que la lleven que la trasladen, a lo mejor incluso la necesidad de estar acompañada en casa para sentirse más seguras las personas", señala.

Sin embargo, añade que si la persona mantiene dificultades con la misma intensidad durante un periodo sostenido de tiempo es muy importante que se acuda a un profesional que brinde apoyo psicológico.

"Los profesionales de salud mental que tienen expertise en trauma van a poder apoyar precisamente de mejor manera a las personas cuando han vivido una experiencia traumática de esta naturaleza", añade.

Finalmente, sobre el cómo enfrentar una situación de estas características, la académica de la Universidad de Talca enfatiza que, dentro de lo posible, lo ideal sería mantener un estado de "calma", y que lo primero es comprender que "es nuestro propio cuerpo el que toma el control y ahí es dejar, principalmente nuestro cuerpo lo que va a querer es preservar la vida", para poder acompañar a las personas que están a nuestro cargo.

"(…) Es entregar y tomar los resguardos de las personas con las cuales nosotros estamos, las que están a nuestro cargo, los niños por ejemplo y buscar un lugar de seguridad (…). Idealmente insisto, es hacerlo desde la calma, porque también si nuestros hijos nos ven más calmados a pesar del caos que pueda haber esto tiene un menor impacto también para los niños, porque comprenden que hay cosas que pueden pasar pero que, se pueden también resolver", señala.

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