Este lunes iniciará la tramitación de la reforma constitucional que habilita el nuevo proceso constituyente y si bien en el Senado podría tratarse de un debate expedito, el escenario en la Cámara es distinto: la parte de la oposición que no suscribió el acuerdo ya está preparando la ofensiva para complejizar el debate, mediante indicaciones y otro tipo de herramientas que puedan utilizar.
De hecho, el plan inicial consideraba ingresar el proyecto primero en la sede de los diputados, pero las críticas al acuerdo provenientes de independientes de izquierda, militantes de partidos de Apruebo Dignidad y de los partidos que no firmaron la moción, hicieron cambiar los planes.
Un factor concreto que terminó marcando la agenda fue que solo en el Senado se consiguió el acuerdo de los comités para que la Comisión de Constitución pueda sesionar esta próxima semana, que es justo la semana distrital y regional de los parlamentarios y por lo tanto no hay actividad legislativa. En cambio, en la Cámara el Partido Republicano no dio la unanimidad, por lo que esa corporación recibirá el proyecto recién después de que sea despachado por los senadores.
"No vamos a dar nuestra venia para que se tramite con urgencia una reforma política en desmedro de las reformas de seguridad. Vamos a usar todas las herramientas que el reglamento, la Constitución y las leyes nos entreguen, y vamos a dar nuestro voto favorable para tramitar con urgencia los temas de seguridad en las reuniones de comité, pero no para esta reforma política", dice a Emol el jefe de bancada de los republicanos, José Meza.
Dos puntos clave para los republicanos
Según anticiparon desde el Partido Republicano, los diputados rechazarán la propuesta en general, pero teniendo en cuenta que probablemente estén los votos para que avance, en la discusión en particular ingresarán indicaciones para "mejorar" el texto. En esa línea hay expectativas "positivas", de acuerdo con lo que comentan, dado que ya hay varias voces, incluidas de sectores oficialistas, que han señalado que deben existir distintos cambios al acuerdo.
En el caso de los republicanos, lo primero que buscarán modificar, de acuerdo con Meza, es que la reforma se hace a partir del artículo 142° de la Constitución vigente, que es el que señala que en caso de que gane el Rechazo (el 4 de septiembre pasado), rige la Carta Magna de la actualidad.
"Esta reforma modifica este artículo dando a entender que si gana el Rechazo se puede iniciar de nuevo el proceso. En el fondo, pasando por alto los 8 millones de votos que obtuvo el rechazo. Si quieren iniciar un nuevo proceso sean más honestos intelectualmente y partan de cero los que quieren esto. Es una burla a quienes votaron rechazo", plantea.
Otro punto relevante para los republicanos es que la reforma constitucional no tiene una norma sobre qué sucede si gana nuevamente el "no" a la nueva Constitución que se proponga, y eso sumado al artículo 142° es interpretado por ellos como que es posible repetir una y otra vez el proceso.
"Si es que nosotros no incorporamos las indicaciones necesarias para que exista una norma de clausura, esta cuestión de que muchos políticos de centroderecha dicen que será la última oportunidad,
no es cierto que será la última oportunidad. La izquierda siempre va a poder renovar esto, porque se produce un loop. Ganada la opción del rechazo, siempre se puede volver a iniciar", reclama.
La resistencia en el PDG y ex PDG
El Partido de la Gente tampoco firmó el acuerdo y se resiste a la aprobación de la reforma como está, pero enfrentarán el debate de forma mucho más desarticulada en la Cámara. El quiebre entre los díscolos y quienes se aliaron con la derecha para conseguir la presidencia de la Cámara derivó en la separación de dos bandos: cinco diputados por un lado y cuatro por el otro.
En grupo más pequeño, de cuatro, solo tiene tres militantes: Rubén Oyarzo, Gaspar Rivas y Karen Medina; y Francisco Pulgar, independiente. Según dice Oyarzo, "como PDG vamos a rechazar la primera instancia, pero además vamos a participar del trabajo legislativo poniendo indicaciones y esperamos que den los frutos que esperamos, que es no saltarse a la gente".
El primer paso, de acuerdo con el diputado, son las conversaciones con senadores en contra del acuerdo para formular indicaciones de interés del PDG en la Cámara Alta. El diálogo en este caso es por ahora con Karim Bianchi.
Una vez en la Cámara, Oyarzo plantea que seguirán insistiendo con el plebiscito de entrada "porque creemos que no hay que saltarse a la gente. También creemos que debe haber una comisión mixta 100% electa, las indicaciones irán por ese camino".
En el otro grupo de diputados ex bancada PDG están Enrique Lee, Gloria Naveillán, y Yovana Ahumada, Roberto Arroyo y Víctor Pino, los tres renunciados al partido desde la semana pasada. En ese sector, el diputado Pino plantea que una de las indicaciones más importantes es darle un cierre al proceso y otra, aclarar de qué áreas podrán ser los expertos de la Comisión Experta.
"Yo no quería que este proceso se diera como salió así que no estoy apurado. Los que están apurados son los que quieren que esto se dé como salió, no han escuchado a la gente, que no está pidiendo esto hoy", critica.
Para aprobar esta reforma en la Cámara se necesitan 89 votos afirmativos, que se podrían lograr si todo Chile Vamos y una buena parte del conjunto de la alianza de gobierno da su respaldo. Los republicanos son trece, los PDG e independientes nueve, y a esto se suma cerca de una decena de independientes de izquierda que han criticado el acuerdo.
En esa línea, si bien es poco probable que sumen suficiente para detener la tramitación, es viable que ingresen las indicaciones que estimen.
No obstante, Pino asegura que "las voces partidistas dicen que tienen los votos, pero cuando conversas con los diputados de distintas bancadas, te das cuenta de que hay muchas dudas y no todos están conformes con la idea matriz de este acuerdo. Hoy los partidos están trabajando internamente para que sus diputados, de sus bancadas, estén alineados con este acuerdo".
