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El MAPU, una escisión de la DC que quería ir más allá del "reformismo"

Conformado por destacados exmilitantes de la Democracia Cristiana, criticó al gobierno de Eduardo Frei Montalva, se incorporó a la Unidad Popular y, luego, se dividió en dos ramas: una más moderada y otra que se plegó al "avanzar sin transar".

24 de Julio de 2023 | 07:14 | Por Gonzalo Vega, Chile 1973-2023
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El Mercurio
"Dentro del PDC la gran mayoría de los militantes, al mismo tiempo reconocen los esfuerzos realizados por el Gobierno en algunos cambios de estructura como es la reforma agraria y el gran avance en materia educacional. En general, la voluntad de provocar un desarrollo económico paralelo a un desarrollo social. Sin embargo, ellos también sienten la necesidad de impedir cualquier retroceso, avanzando en aquellos puntos que definen como irreversible un proceso que se pretende revolucionario".

En esa carta a "El Mercurio", el 4 de julio de 1967, el senador DC Rafael Gumucio hacía patente lo que era una realidad al interior de la colectividad: la existencia de grupos que querían ir un paso más allá en los cambios y no quedarse en un "reformismo". Pero el Presidente Eduardo Frei Montalva consideraba que no podía apartarse del programa que había presentado al país.

Como señala Joaquín Fermandois en "La revolución inconclusa", "hasta los triunfos de 1965 no se divisaban grandes rupturas en la Democracia Cristiana. A lo más, se podían distinguir acentos diferentes en Frei y Tomic. Sin embargo, en una parte de los parlamentarios, de algunos dirigentes del partido y, como una marea creciente, en la activa juventud del mismo, fue haciéndose cada vez más audible un lamento por lo que se veía como una revolución no realizada. ‘Revolución de señoritos’ se la llamaba a veces. Fue entrando la noción de que había que ‘cambiar el sistema’ y que la política del gobierno de Frei, aunque hubiese emprendido algunas reformas que consideraban importantes, en su conjunto no cambiaba ni un ápice la estructura del ‘sistema’".

Se le empezó a considerar un "aburguesamiento", agrega Fermandois: "La revolución estudiantil entre 1967 y 1968 enfrentó al grueso de la Democracia Cristiana universitaria con los dirigentes del partido y con el mismo Gobierno. Se caminaba, ahora sí, a una ruptura".

Ese sería el caldo de cultivo para el surgimiento del MAPU: Movimiento de Acción Popular Unitario.

La junta de 1969


Para entender el origen del MAPU hay que tener presentes las transformaciones profundas que se vivían en la sociedad durante los 60, y que también abarcaban a la Iglesia Católica.

Pero su nacimiento concreto tiene como embrión la Junta Nacional de la Democracia Cristiana de mayo de 1969.

Gumucio, fundador de la Falange y expresidente del PDC, expresó que los resultados de la junta lo ponían en alerta por la consolidación de fuerzas en el partido "que ya nada tienen en común con lo que yo pienso", y advertía una "indiferencia alarmante" ante la posibilidad de que la derecha regresara a La Moneda.

Renunció a la colectividad, y también lo hicieron otros connotados militantes como Jacques Chonchol. Además, el Tribunal de Disciplina de la DC expulsó a 81 correligionarios. "El Mercurio" informaba que "entre los dirigentes universitarios expulsados se cuentan el presidente de la Unión de Federaciones Universitarias de Chile (UFUCh), José Joaquín Brunner, y el expresidente de la Federación de Estudiantes de la Universidad Católica (FEUC) Miguel Ángel Solar (...). También se cuenta el exconsejero del Departamento Campesino, Jaime Gazmuri", aunque muchos ya habían renunciado incluso con publicidad.

Jaime Castillo Velasco, quien asumió como nuevo presidente de la DC, miraba despectivamente la "movida" de los renunciados, señalando que la idea de formar una nueva colectividad solo demostraba que estos "no tienen una línea política".

Según el historiador Alejandro San Francisco, "con la fundación del MAPU, un grupo de jóvenes le decía al PDC gobernante que su camino propio no conducía a la revolución y que su forma de gobernar era insuficiente para los desafíos que se vivían: por eso se marchaban a crear un nuevo proyecto político".

¿Quiénes eran los mapucistas?


La originalidad del MAPU recaía en que en la mente de esos rebeldes jóvenes cabían las corrientes marxistas y cristianas. ¿Quiénes eran esos jóvenes? Esteban Valenzuela van Treek hizo una buena aproximación: "Los mapucistas han sido calificados de intelectuales y ambiciosos, poseedores de la verdad superlativa desde el discurso mesiánico e iluminista de Rodrigo Ambrosio (Llona, 2006). Sin duda, provienen de las capas universitarias que tuvieron acceso al poder jóvenes (Valenzuela, 2011): en el Gobierno de Frei (reforma agraria, promoción popular), en la gestión de la reforma universitaria (no solo en la UC), en cargos claves del Gobierno de Allende (área de propiedad social, fomento, cultura)".

La primera asamblea de los disidentes se produjo el 18 de mayo de 1969, y al día siguiente nacía oficialmente el MAPU, fundado por Rodrigo Ambrosio, expresidente de la JDC. Como secretario general fue designado Jacques Chonchol, quien lo definió como "un movimiento de cuadros" y no de masas: "No pretendemos andar robándoles gente a los demás, sino dedicarnos a crear conciencia revolucionaria".

En la Unidad Popular


El MAPU ingresó a la UP, pero su candidato para las elecciones de 1970 no era Allende, a quien veían como un ejemplo de la "vieja escuela, así que inició de inmediato negociaciones con el ala izquierda del PS para botar a Allende y subir (entre todos los posibles) a Aniceto Rodríguez, que tampoco era un lirio"”, relata Daniel Mansuy en "Allende. La izquierda chilena y la Unidad Popular".

"Los hechos apuntan a que hubo influjo de la Revolución cubana, a que Allende empujó a los partidos Socialista y Comunista a buscar una alianza mayor, a que los aires progresistas del mundo católico se ahondaron en la Iglesia chilena, a que el sistema electoral permitió, por ‘tradición’, respetar la primera mayoría en las elecciones presidenciales aunque no fuera absoluta, a que las élites se radicalizaron y polarizaron en un contexto cultural de crítica y llamado a la épica de proyectos excluyentes sin ‘mayoría’ social ni cultural. El MAPU fue llevado por los vientos que abrazaron a casi toda la izquierda revolucionaria en la década de los setenta, abandonando buena parte de la tradición republicano-reformista de la cual provenían como facción de la Democracia Cristiana”, explica, por su parte, Esteban Valenzuela van Treek.

Pero los vientos no fueron tranquilos para el MAPU. En 1971 sufrió su propia escisión, luego que tras su primer congreso quedaran en evidencia dos corrientes: la de quienes querían considerar a la colectividad como netamente marxista y otros seguidores de una corriente más tradicional, que terminarían abandonando el movimiento para formar, en octubre de ese año, la Izquierda Cristiana.

Para Fermandois, "el Mapu intentó compensar cualquier síntoma de desconfianza de la izquierda tradicional con un traslado constante hacia unas posiciones cada vez más marxistas, más radicales, hasta colocarse al final en el ala izquierda de la Unidad Popular. Esto fue una afirmación de lealtad que los hizo más papistas que el Papa". Ese fue el origen de una nueva división, "entre un ala que se aproximó a los comunistas y a su camino sistemático de la gradualidad y otra fracción que se aproximó al MIR y al ‘avanzar sin transar’".

La tendencia más moderada estaba liderada por Jaime Gazmuri, y la inclinada hacia la ultraizquierda, por Óscar Guillermo Garretón, quien fue electo secretario general del MAPU. Esto fue rechazado por el sector encabezado por Gazmuri, cuyos partidarios también lo proclaman secretario general. Esta disputa llegó a los tribunales, los que decidieron darle la razón al sector de Garretón, que se quedó con la hegemonía de la colectividad, y el liderado por Gazmuri pasó a llamarse MAPU Obrero y Campesino.

Comicios y negociaciones


Para el MAPU, las elecciones parlamentarias de 1973 eran decisivas: "Nosotros hemos afirmado desde diciembre de 1971 que la próxima gran batalla por el poder es esa elección general. El triunfo de la UP en ese enfrentamiento es un avance de la mayor importancia en el curso de la revolución chilena. No es esta, por cierto, la batalla final; vencer allí no resuelve definitivamente la lucha por el poder en favor de la clase obrera y el pueblo. Pero, no cabe duda, que significa un avance fundamental".

Como ya se sabe, los resultados de esas elecciones no movieron mayormente la aguja, y la crisis que vivía el país persistía.

Solo quedaban las negociaciones con la DC, las que fueron apoyadas explícitamente por el MAPU de Gazmuri. Sin embargo, estas no terminaron en nada.

Los días de la UP y del MAPU estaban contados.


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